Capítulo 63. La disculpa, y la proximidad...

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-Gracias, sí, vamos a necesitar tener suerte, sobre todo para coger a Álvaro. Es escurridizo y para colmo ya se habrá visto en todos los medios de comunicación y ahora no habrá dios que lo vea por la calle. 

-Vanesa, no te desesperes. Confío en ti y en García ciegamente. Lo vais a coger. Lo sé yo, pero tú también lo sabes.

Vanesa miró a Olivia a los ojos, y lo que esa espectacular mirada le transmitía, le provocaba algo único a la inspectora. Estaba encantada con la forense. 

-Gracias, el saber quién es el asesino y no saber dónde está para cogerlo…Es desesperante, no sabes cuánto.

-Me lo puedo imaginar, y te entiendo. Pero tenéis que ser pacientes y manteneros fuertes, todo el equipo, no sólo García y tú. Al final con trabajo y esfuerzo se obtienen resultados. 

Vanesa se iba a despedir de la forense con un simple adiós, pero Olivia quería más. Ya no le bastaba con una simple palabra. Así que cuando vio que Vanesa se iba a dar la vuelta, la cogió suavemente del antebrazo, lo cual sorprendió mucho a la inspectora.

-Espera Vanesa. Entonces cenamos juntas en mi casa, ¿no?- Le preguntó dudosa pero muy ilusionada a la vez la forense, porque necesitaba que se lo confirmara de nuevo, no quería que la inspectora se echara para atrás. 

-Si sigue en pie la invitación, y no se me complica el trabajo, me parece bien- le contestó Vanesa. Ella, al igual que Olivia, también estaba ilusionada y muy emocionada. No se podía creer el bien que le había hecho ir a ver a la forense. Había llegado totalmente abatida y con algo de ansiedad al anatómico, pero se iba a ir con el ánimo totalmente cambiado, y todo gracias a Olivia. Esa mujer era un remedio estupendo cuando las cosas se ponían feas. 

-Claro que sigue en pie. Me apetece que cenemos juntas, Vanesa. Me gustaría disculparme por meterme donde no me llamaban. Lo siento.

Llegó el momento de que Vanesa se disculpara con ella. Sabía perfectamente que la culpa no era de Olivia y sí de ella. Su reacción fue totalmente desproporcionada, y Olivia no se mereció el trato que le dio en ese momento.

-Olivia, en realidad tú no hiciste nada malo. Sólo me preguntaste por una persona y yo te contesté de malas maneras, y para colmo me fui de tu casa de la misma forma. Así que la que lo siente soy yo.- Ahora Vanesa estaba avergonzada por su comportamiento con Olivia, por lo que retiró su mirada de la de la forense. Pero ésta llevó sus dedos al rostro de Vanesa y la hizo mirarla a la cara.

-Mírame, por favor- le dijo Olivia con una mirada totalmente perturbadora. A Vanesa le costaba mantener la mirada. Joder, esos ojos la ponían nerviosa perdida. Y mientras intentaba mirarla, Olivia acercó sus labios a los de la inspectora, rozando unos con otros, y poniendo a Vanesa del revés con ese contacto tan fogoso. El cuerpo de Vanesa se paralizó y no era para menos. Olivia, con un simple beso, era capaz de poner la mente de Vanesa completamente en blanco. Y no le bastó sólo con acariciar unos labios con otros, también quiso acercar su cuerpo con el de la otra mujer porque necesitaba sentirla. Sabía que en su lugar de trabajo no podía hacer según qué cosas con otra mujer, pero Vanesa no era una simple mujer para ella, y no podía evitar sentirla de alguna manera. 

Vanesa se atrevió a introducir de nuevo su lengua entre los labios de la forense, y ésta se estremeció cuando la sintió acariciar sus ya húmedos labios. 

-Vanesa, cariño…Vete ya, por favor…- le dijo la forense con la voz ronca y descontrolada. A esas alturas se encontraba muy excitada y debían parar lo que estaban haciendo si no quería perder totalmente el control. 

-Sí, visto lo visto será lo mejor…-Vanesa por fin consiguió separarse de Olivia, pero le costó mucho hacerlo. Aún no se había ido de allí, y su cabeza ya estaba pensando en cómo iba a ir la cena con Olivia. Una sincera y bonita sonrisa apareció en su rostro. 

-¿Y ahora por qué sonríes, si se puede saber?

-Claro que se puede saber. Porque me muero de ganas de que sea ya por la noche, y estemos cenando juntas. Sólo de pensar en eso se me ilumina la sonrisa de la que hablas. 

Olivia le devolvió la sonrisa. 

-A mí me pasa igual. Así que vete ya antes de que te diga de irnos ya a mi casa, dejemos nuestros respectivos trabajos de lado, y terminen por echarnos. Justo cuando más nos necesitan a las dos. ¿Te imaginas?

Ahora fue Vanesa la que besó a Olivia antes de que ésta pudiera decir nada más. Estaban las dos mujeres ensimismadas una con la otra. Por fin consiguieron separarse y despedirse, y a Vanesa le cambió completamente el semblante. La Vanesa que había entrado en el anatómico no tenía absolutamente nada que ver con la mujer que salía en ese momento de allí. De repente se sintió una mujer fuerte y capaz de enfrentarse a lo que le esperaba, con ganas, y con la cabeza bien alta, porque tenía razón Olivia. Claro que siempre hacía bien su trabajo y obtenía los resultados que le pedían, y esta vez no iba a ser diferente.  Ahora sabía que iba a coger a Álvaro antes de que llegara a matar a otra mujer, porque iba a poner todo el empeño que fuera necesario para capturarlo.

Cuando Olivia se quedó a solas, se quedó pensando que estaba muy feliz de cómo habían ido las cosas con Vanesa. Pero le sorprendió ver a una Vanesa tan vulnerable y accesible. Estaba claro que sí le afectaban las cosas, cuando ella pensaba que era una mujer fría, arrogante y nada empática. Pero como siempre, tuvo que reconocer que Marco tenía razón cuando la definió. Ahora, más que nunca, tenía muchas dudas de ir a Londres o no. Ahora sí tenía a alguien en la ciudad, y si Vanesa se lo permitía, ella quería seguir conociéndola, es más, quería salir con ella, pero creía que sería precipitado para la inspectora si aún seguía pensando en la tal Sara esa. Era la primera vez que sí se veía de novia de otra mujer. Nunca antes había pensado en ser pareja de alguien. Pero era tan feliz cuando estaba con la inspectora, que quería arriesgarse a conocer más a Vanesa y a salir con ella, por qué no. 

Una vez ya en la calle, Vanesa se puso su casco y se subió a la moto, poniéndola en marcha a los segundos. Estaba algo nerviosa pensando en lo que podía encontrarse en casa de Álvaro. Pero a decir verdad, ya sabían que el asesino era él. Sólo esperaba encontrar pruebas inculpatorias. Por suerte el juez pensaba lo mismo que ellos, así que todo estaba de parte de los policías. Estaba ya ansiosa por llegar a ese chalet y ver las sorpresas que le iba a deparar. 

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora