Capítulo 14. Avanzando con las pruebas.

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Ese día la inspectora y García centraron todos los esfuerzos en encontrar información esclarecedora sobre esas tres pruebas que les había dado la forense. La investigación parecía que empezaba a dar sus frutos. Tenía que ser así. Aunque había veces que Vanesa se encontraba atascada en algún punto de una investigación y le costaba ver lo que tenía delante de sus propios ojos y darle sentido a lo que estaba viendo. Pero siempre tenía alguna corazonada, o era capaz de ver lo que los demás ojos tenían delante de ellos y no podían ver. Por eso había llegado tan lejos siendo tan joven. Porque tenía una intuición y una inteligencia que los demás no tenían.

Estuvieron haciendo llamadas y fueron de supermercado en supermercado preguntando si vendían ese tipo de bolsas, hasta que un encargado de uno de los supermercados le dijo a la inspectora que él compraba esas mismas bolsas en el supermercado "Ahorro". Así pues ya tenían una pista. Le dieron las gracias al encargado y se fueron a buscar supermercados "Ahorro" por la ciudad.

Encontraron dos supermercados "Ahorro" por una zona donde sólo había chalets. Y no les podía haber podido ir mejor, puesto que en esa zona vivía la familia de Pilar. Con ello dedujeron que el asesino debía vivir por la zona.

-Vanesa, ya sabemos dónde vive el asesino. Es una buena noticia.

-Parece que sí, García. Sabes, se me ocurre que el asesino, la noche que desapareció Pilar, estaría con su perro paseando y se debió de encontrar a la chica. Pilar, según su madre, salió de casa a las diez y media para encontrarse con su amiga. Y su amiga nos confirmó que habían quedado en el pub a partir de las diez y media. Por lo que si el asesino salió a pasear al perro, ¿debe de salir sobre esa hora?

-Tal cual. Lo malo es que por las bolsas no podemos ir al supermercado para saber qué clientes las compran. Eso sería buscar una aguja en un pajar.

-Con las bolsas lo tenemos complicado, pero con el collar del perro no. Tal vez podemos buscar tiendas de animales por la zona. Y preguntar si han vendido collares como ese. Si no, nos va a tocar patearnos al azar tiendas de animales de toda la ciudad. Y digo al azar porque si tenemos que ir a todas...

-Tienes razón, pero hemos avanzado mucho en un sólo día, Vanesa. Ya sabemos que el asesino vive por aquí. Cerca de Pilar.

-Pero se me escapa algo, García. Si vive por la zona y la vio esa noche. ¿Cómo la llevó a su casa, consciente o inconscientemente? Si la llevó consciente, ¿se conocían víctima y asesino? Y si la llevó inconscientemente u obligada, tuvo que meterla en un coche. Sino alguien habría visto algo. Y si cogió el coche, él debía de saber que ella salía a esa hora. Lo debió de tener todo planeado. Porque sino no coges el coche para hacer distancias tan cortas. Y menos para pasear al perro.

-Estoy contigo, Vanesa. Tenemos mucho en lo que pensar. Y en lo que seguir investigando. Ya hemos descubierto donde se venden las bolsas. Ahora centrémonos en el collar o en las bridas. Y esperemos que Olivia nos dé pronto los resultados del polen encontrado en el cadáver.

Los dos policías compartieron con su equipo de investigación todo lo que habían descubierto.

La inspectora colocó las fotos del cadáver de Pilar, de la autopsia y de las pruebas encontradas, como de los resultados obtenidos, en una pizarra grande. Necesitaba tenerlo todo a la vista, para poder observar posibles puntos en común de todo lo que habían encontrado. Esa pizarra la compartía con todos sus compañeros porque si a ella se le podía escapar algo, cualquiera de sus compañeros podían encontrar lo más mínimo que a ella se le estaba escapando. Cuantos más ojos puestos en la investigación y en esa pantalla hubiera, mejor.

Estuvieron hasta la tarde, cuando Ramírez recibió una llamada de su hermana. La inspectora se apartó un poco de sus compañeros para poder coger la llamada y tener un poco más de intimidad. Cuando terminó de hablar, volvió con sus compañeros.

-Ramirez, ¿Llamada relacionada con el caso?-Preguntó García.

-No, qué va, García. Era mi hermana. Quiere que cenemos algo esta noche.

-¿Vas a cenar con ella?

-Sí, no me queda otra. Me necesita. Es posible que se separe de Jorge y necesita hablar conmigo.

-Ah, bueno, bien, porque ya te iba a echar la bronca. Porque cuando te invitamos Rosa y yo, nos dices que no.

Ramírez miró a su compañero con una media sonrisa en su rostro.

-García, mi hermana no tiene tres monstruos de hijos como los tienes tú. Lo siento. Si los tuviera, la vería cuatro ratos al año. Y lo sabes.

-Claro. Algún día los tendrás tú y te comerás tus palabras. Ya lo verás.

-¿Yo? Al paso que voy no veo que yo vaya a tener hijos. Así que tranquilo. De momento me conformaré con aguantar a los tuyos muy de vez en cuando.

-Seguro. Espero que la próxima vez que Rosa te quiera invitar, accedas a venir. Te perdono que no vengas por lo que nos une a los dos. Por cierto, ¿Te vas ya?- le preguntó García a Ramírez viendo que ésta estaba cogiendo la cazadora de cuero y se la estaba poniendo lista ya para salir.

-Sí, y tú haz lo mismo. Por hoy aquí no tenemos nada más que hacer. Y yo he quedado con Elena en quince minutos. Vienen tiempos malos García, así que hay que aprovechar que aún podemos, para hacer otras cosas que no sea sólo trabajar. Nos vemos mañana. Descansa.

-Descansa, Ramírez. Mañana más. Y saluda a tu hermana de mi parte.

-Gracias. Lo haré.

Vanesa salió a paso ligero de la comisaría. La inspectora quiso poner el coche en marcha pero éste no dio más de sí y pareció que había llegado a su fin. Por lo menos había llegado la hora de hacerle una visita al taller. Pero tendría que llevarlo la grúa. Cojonudo. Vanesa decidió irse andando donde había quedado con su hermana Elena. No estaba muy lejos de donde había quedado, y su hermana solía ser muy puntual. Le iba a tocar correr porque además estaba lloviendo. ¡Qué ganas tenía de que dejara de llover y saliera el sol aunque fuera por un par de días! Necesitaba ver días alegres, y no esa mierda de días que lo único que hacían era agriarle el mal humor que se traía desde que habían encontrado el cuerpo de Pilar. Además le iba a tocar moverse por la ciudad en moto. O eso, o se tendría que coger el metro o el autobús, y eso no lo había hecho en la vida. No lo haría ahora con treinta años.


Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora