Capítulo 23. La cena de Vanesa y Marta. 26/6/22

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Vanesa ya estaba lista para salir a buscar a Marta. Llevaba unos vaqueros ajustados y una blusa de seda de color negro. Se había dejado la melena suelta. Ella no solía maquillarse, pero esa noche sí quería verse más guapa que de normal, por lo que se pintó los ojos, se puso rímel y un poco de labial. Además de perfumarse más de la cuenta. Le gustó verse un poco diferente a lo que ella estaba acostumbrada. Por lo que esa noche salió de su casa feliz. Hacía mucho tiempo que no se sentía así y esa sensación le gustó mucho. 

Vanesa buscó la dirección de Marta por internet, y se dirigió en moto para allí. 

La inspectora llegó puntual a su cita. Marta aún la hizo esperar unos minutos. Vanesa se estaba empezando a impacientar, pero cuando vio a la joven, pensó que la espera había merecido la pena. La chica llevaba un vestido corto que le hacía lucir un físico espectacular. Ya en el gimnasio Vanesa se dio cuenta que Marta tenía un cuerpo trabajado y muy bonito. Debía pegarse muchas horas en el gimnasio para lucir como lucía. 

-Hola, Marta. Vaya, vas preciosa, pero para subir en moto, creo que tu vestido no es muy cómodo. -La inspectora no pudo evitar mirar a su acompañante de arriba a abajo. Estaba guapísima. 

-Hola Vanesa. Tienes razón, pero es que pensé que llevarías una moto más pequeña. No sabía que tuvieras una moto así. 

-Lo siento. No me gustan las motos pequeñas. Y hubiera venido con el coche a buscarte pero está en el taller. 

-No te preocupes. Iré con las piernas más abiertas, y en vez de sujetarme a tu cintura, me tocará sujetarme el vestido. Para la próxima vez ya lo sé. 

Las dos mujeres rieron. Pero a Vanesa le sorprendió que Marta dijera para la próxima vez, ¿Es que iba a haber una segunda vez? Eso estaba por ver. Vanesa tenía claro que con Marta se lo iba a pasar muy bien cuando intimara con ella, pero lo que no tenía tan claro es que quisiera verla una próxima vez. Eso de repetir con la misma mujer no lo había hecho nunca, y estando Olivia de por medio, no tenía nada claro que quisiera repetir con Marta. 

Marta se subió a la moto como pudo. Y como ella había dicho, estuvo muy pendiente de que no se le subiera el vestido. Pero cuando paraban en un semáforo sí aprovechaba a coger a Vanesa por la cintura. La joven tenía la necesidad de tocar a la inspectora y en ese momento tenía excusa para hacerlo. Vanesa no puso ninguna pega cuando sintió los brazos de Marta alrededor de su cintura. Sonrió para sus adentros porque sabía que estando paradas en el semáforo no era necesario que la abrazara. Estaba claro que Marta era una mujer cariñosa y le gustaba la proximidad, y la inspectora no tenía ninguna intención de oponerse a ello en ese momento. En esa noche algo desapacible y demasiado oscura, hacía frío, y esos abrazos por parte de Marta la reconfortaban de alguna manera. 

La joven disfrutó mucho yendo en la moto con la inspectora. Pocas veces la habían llevado en moto, y ninguna había ido con una mujer como Vanesa. A Marta le encantaba, era un hecho. Y había aprovechado el tiempo del trayecto para tocarla todo lo que pudo. 


Cuando Vanesa aparcó la moto, ayudó a Marta a bajar de ella, y sin quererlo, en su mirada ya había un cierto deseo que la estaba poniendo algo nerviosa. Aún no habían ni cenado y ya se quería llevar a la cama a la joven. Para la inspectora la cena se iba a volver quizás una tortura. Aún no sabía por qué le había dicho que sí a cenar juntas cuando lo único que quería era pasar un buen rato con Marta, pero no en un restaurante, si no en casa de la joven, y más concretamente entre las cuatro paredes de su habitación. 

Vanesa no sabía que era una mujer tan sexualmente activa hasta que Sara la dejó. Descubrió a una Vanesa totalmente desconocida y no le disgustaba en absoluto. La vida le permitía disfrutar de esos momentos tan placenteros y ella no se veía capaz de rechazarlos. 

Las dos mujeres se dirigieron al restaurante con un semblante divertido. El estado de ánimo de ambas era muy alegre, y se notaba en las expresiones de las facciones tanto de Vanesa como de Marta.

Vanesa había hecho una reserva para dos en un restaurante italiano. A Marta le volvía loca la comida italiana y así se lo hizo saber a la inspectora a la hora de tener que reservar en un restaurante para esa noche. Para Vanesa fue fácil la elección, puesto que hacía tiempo que conocía ese restaurante y ya la conocían tanto los dueños como los trabajadores. 

Se sentaron en la mesa que había en reservado y Marta no pudo esperar para hablar con Vanesa. 

-Vaya, no he estado nunca en este restaurante. Pero tiene muy buena pinta. 

Vanesa la miró fijamente a los ojos y al escote tan llamativo que tenía la joven. Se podía perder en él durante horas tranquilamente, y a Marta, lejos de incomodarla, la hacía sentirse muy atractiva a los ojos de Vanesa. Le encantaba provocar miradas de deseo en sus acompañantes,y es que Vanesa la atraía más de lo que ella quisiera. 

-Creo que te va a gustar. Ya lo verás. -Le dijo la inspectora con una sonrisa seductora. Estaba muy a gusto con la joven y así se lo hizo saber.

-Por cierto, Vanesa, ¿A qué te dedicas? yo soy maestra de primaria. Trabajo en un colegio que tengo a diez minutos de casa. Así que estoy muy feliz por ello.

-Me alegro por ti.- Vanesa estuvo valorando qué respuesta debía darle a su acompañante. Si le decía que era inspectora de homicidios quizás le preguntase por el caso de Pilar, puesto que era la noticia estrella en todas las secciones de sucesos de las noticias. No quería que Marta le preguntara por el curso de la investigación, así que optó por no decírselo.- Yo soy policía. Y también estoy feliz de poderme dedicar a lo que me apasiona.

-Claro. Y si llevas la moto que llevas, estoy segura que estarás en la unidad de motos de la policía. Y por cierto, ¿Me dejarías verte con uniforme?tienes que estar espectacular. Me encantan las mujeres que visten con uniforme en sus trabajos. 

A Vanesa no le gustaba nada tener que mentir, así que intentó cambiar de tema sin que Marta notara nada raro. 

-Ya veo que te gustan. Por cierto Marta, ¿Qué edad tienes? Te echo…Unos veinticinco más o menos. Soy mala para echar años.

-Gracias, me has echado de menos, eso quiere decir que me conservo muy bien. Tengo veintiocho, Vanesa. ¿Y tú? Yo prefiero preguntarte y no arriesgarme.

-Eres precavida. Tengo treinta. Y otra cosa, quería preguntarte si después de cenar te va a apetecer ir a tomar una copa. Conozco un pub que está muy bien.- Aunque estaba disfrutando de la compañía de Marta, sin ella quererlo no podía dejar de pensar en Olivia. ¿Qué estaría haciendo en ese instante?¿Estaría ya con esa tal Fabiana? Esa mujer se había apoderado de la mayoría de los pensamientos de la inspectora, y ésta empezaba a sentir miedo por no poder controlar sus sentimientos hacia la forense.

-Sí el ir a ese pub va a suponer estar más tiempo contigo, por supuesto que me apetece que vayamos juntas.

Vanesa se alegró de que Marta dijera que sí a lo de tomar algo en el pub. Si hubiera dicho que no, hubiera sido capaz de dejar a la joven en su casa e ir ella al Dubliners.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora