Parte 13

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Capítulo 13

Victoria fue la última en levantarse, y lo hizo con suficiente dolor de cabeza como para querer saltar por la ventana. Por un momento, no reconoció la cama ni las almohadas a su alrededor. Cuando su cerebro regresó en el tiempo, recordó los eventos de anoche y su cara ardió al rojo vivo.

Se quitó las sábanas de encima y comprobó, aliviada, que seguía vestida. Se acomodó el cabello y bajó de la cama. Tropezó con la almohada de Larisa y se fue de bruces sobre el piso. Se puso de pie, maldiciendo a tanto dios conocía, y bajó por las escaleras hasta la sala.

Oyó risas que provenían de la cocina y se asomó con la timidez de un cachorro. Sus amigas la vieron de inmediato y se quedaron calladas. Era un silencio incómodo que convirtió la cara de Vicky en un semáforo.

—¡Ah! Miren —exclamó Larisa con una risita sugerente—. ¿Dormiste bien, linda? ¿Algo te perturbó el sueño?

Alexia y Faith rieron, aunque esta última lo hizo sin muchas ganas. Sabía que había hecho algo delicioso pero prohibido, y que por supuesto, habían sido descubiertas.

—Eh... sí, dormí bien ¿y ustedes?

—Ven a desayunar —dijo Faith—. Estábamos...

—¡Ahh! ¡Miren la hora que es! —Dijo Larisa mirando el reloj en su muñeca. Y era mentira porque no tenía ningún reloj—. Vamos, Alexia. Tenemos que darle de comer a las gallinas.

—Sí, sí. Es verdad. ¿Tenemos gallinas?

—Tú sólo camina, idiota.

Las dos ya estaban vestidas para salir. Se despidieron de Faith con sendos besos y abandonar la casa corriendo. Al cerrar la puerta, lo único que quedó fue un silencio rígido que no le gustó a ninguna de las dos chicas presentes.

La morena se aclaró la garganta y se dio la vuelta para sacar una taza de café de la repisa. Al hacerlo, Victoria vio su hermoso trasero cubierto por sus shorts de pijama. No podía creer que lo había acariciado a placer la noche anterior.

—¿Te gusta el café con crema?

—Sí... por favor.

—Siéntate. Preparé huevos con tomate.

La comida olía realmente bien. El estómago de Victoria rugió de hambre, pero irónicamente, sentía nauseas por los nervios. Sin el impulso del vodka, había vuelto a ser esa chica despistada de antes.

—Uhm... Faith. Sobre lo que pasó anoche...

—¿Quieres hablar de eso?

—Sí. Es lo mejor ¿no crees?

La morena suspiró y se sentó delante de Victoria. En realidad, sí que quería tocar ese tema y dejar algunas cosas claras.

—Bueno —dijo y apoyó los codos en la mesa—. La vedad es que yo lo... lo disfruté. Masturbarte fue como la cosa más loca y ardiente que he hecho. ¡Ay! Mira lo colorada que me puse.

Vicky se relamió los labios.

—No fue sexo como tal ¿cierto?

—Me parece que no. Ni siquiera nos quitamos la ropa, y que bueno que fue así, porque tus amigas se dieron cuenta de qué estábamos haciendo.

—¡Ugh! ni lo recuerdes —Victoria se tapó la cara con las manos y negó con la cabeza una y otra vez—. ¡Qué puta vergüenza!

—Oye, oye —la calmó la morena—. No hagamos dramas ¿sí?

—Pe-pero... no quería que fuera así.

Faith sujetó sus manos con suavidad y se conmovió al verle las lagrimitas bordeando sus párpados.

Qué nenita más dulce pensó encantada con ella.

—Victoria, dijiste que querías hablar sobre esto. Si te sientes incómoda conmigo, podríamos dejar de vernos un tiempo y...

—Eso no, por favor. Es decir... eh... me gustas —su voz fue bajando de volumen a medida que hablaba—. Quiero seguir viéndote.

Faith se quedó sin palabras. Apartó la vista y decidió hacerse la tonta. Bebió de su café y miró con exagerada curiosidad una manchita de salsa que estaba sobre la mesa de cristal. ¿De qué tenía forma? ¿De nalga? ¿De manzana? Quería desviar por completo su atención de la confesión que acababa de escuchar, porque sabía que esta vez, era en serio. Muy en serio.

—Sal conmigo —oyó que dijo Vicky.

—¿Qué? —Faith arqueó ambas cejas y se le erizaron los pelos de la nuca.

—Que... salgas conmigo.

—Espera, espera, espera. Victoria, podría decirse que apenas estamos conociéndonos.

—¡Me metiste los dedos! —Gritó la otra, levemente ofendida.

—Ah... eso.

—Yo pondría mucho de mi parte si me dieras la oportunidad de quererte, Faith.

—Es que... ya sabes que tengo novio... y no le fui muy fiel que digamos. ¿En serio quieres estar con una persona como yo?

Victoria dejó caer la cabeza sobre el cristal y, de repente, se sintió aliviada. Había confesado sus sentimientos y la habían rechazado. Ya podría seguir con su vida y nadie le diría que no lo había intentado.

Faith se echó la culpa por el desastre. Había dejado que su curiosidad y lujuria la llevaran por este camino. Sentía que acababa de embarazar a alguien y que estaba negando la paternidad. No podía dejar a la chica desamparada con sus sentimientos, pero tampoco podía simplemente saltar a sus brazos, decirle que la amaba y fingir que vivían una vida feliz.

Bueno, pensándolo mejor, ni siquiera debía tenerle pena. Salir con alguien sólo por pena no era lo suyo.

No.

Debía hacerse cargo. Ella y su curiosidad habían provocado esto. Le había roto el corazón a una jovencita, a una mujer. ¡A una mujer! Para Faith, esto la hizo sentirse como una perra sin corazón.

Hazte responsable, pendeja. Vicky es una buena chica y se siente como si la hubiera violado, aunque fue con consentimiento.

—Oye —estiró la mano para tomar la de Victoria—. Hagamos algo ¿te parece, hermosa?

—¿Qué cosa?

—Sigamos tratándonos para ver qué sucede. Tal vez yo no soy lo que buscas en una relación. No me has visto enojada y tampoco celosa. Creo que si quieres enamorarte de mí, y yo de ti, primero hay que saber en qué nos estamos metiendo.

—¿Y qué hay de tu novio?

La expresión de la morena se arrugó un poco y se pasó la mano sobre el cabello ondulado.

—De cualquier manera, mi relación con él ya está más que terminada. Últimamente peleamos mucho y empiezo a pensar que me engaña. Créeme, si lo amara de verdad, no me hubiera aventurado a hacer lo que hice contigo.

—Deberías arreglar eso antes de empezar a andar conmigo.

—Lo haré —resopló Faith—. ¿Sabes qué es lo más cabrón? Que no me duele saber que mi relación con Adolfo terminó. Es como si los últimos meses hubiera sido un zombi. Estaba con él sólo por estar. Es un novio modelo y creo que yo era una novia modelo para él.

—Como Barbie y Kent.

—Más o menos —rió Faith y miró a Vicky con cariño. Le acarició el mentón—. Estás guapísima ¿sabías?

—Oh, vamos —se sonrojó la otra.

—Ya, no tengas pena. Tocar una vagina tan mojada como la tuya y sentirla por dentro ¡fue glorioso!

—¡Faith!

La morena rió y se levantó con los brazos extendidos.

—Ven aquí, nerd. Quiero un abrazo. Después de lo que hicimos anoche, un abrazo no será nada.

Ahí era donde Faith se equivocaba. Un abrazo sí que era mucho, y su corazón empezó a latir completamente encantado con lo que se avecinaba para ella.


[Terminado] Enamorada de la Nerd  [Historia Lésbica]Where stories live. Discover now