Parte 3

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Capítulo 3

Vicky tachó seis de las diez preguntas que le había hecho a Faith. Se aseguró de que sus cruces fueran lo más pequeñas posible para que la otra no se fuera a ofender.

—¡Mierda! —Gritó la morena—. ¿En serio estoy así de mal?

—Te esforzaste demasiado para ser la primera vez —sonrió Vicky—. ¿Tomamos un descanso? Creo que ya fue suficiente de ecuaciones por hoy.

—Ah, sí, por favor —dijo poniendo las manos en posición de rezo—. Hagamos otra cosa. ¿Quién fue el idiota sin vida que decidió ponerles letras a las matemáticas?

Vicky le explicó un poco sobre la historia de Aurelio Baldor, el matemático que escribió el libro de Álgebra de Baldor y que era sumamente popular en las clases de cualquier escuela. Faith escuchó sólo por compromiso. No le importaba esa clase de información.

—Bueno... sí. Estuviera genial que te lo hubiera preguntado.

—Lo siento —sonrió Vicky—. A veces me pongo a contar datos innecesarios.

—Es lo que significa ser una nerd —sonrió Faith—. Está bien. ¿Y qué podemos hacer? Tal vez...

Antes de que terminara de hablar, su teléfono empezó a sonar y la morena se apresuró a responderlo. Vicky esperó impaciente. Se le estaban ocurriendo un mar de cosas divertidas para hacer con Faith a su lado, y no precisamente sexuales. La idea de poder llegar a la intimidad con semejante mujer bastaba para marearla.

—Hola, amor. Pues sí, aquí estoy estudiando cómo te dije que lo haría... claro. Terminaré en un rato e iré a verte. Aww. También te quiero.

Cuando Faith terminó de hablar y se volvió hacia Vicky, vio que la chica estaba roja cual tomate maduro.

—Era mi novio. Siempre molestando y preguntando en dónde rayos estoy.

—¿Tienes... novio?

—Sí. ¿Tú no?

Victoria no se dignó a dar respuesta a esa pregunta. Tenía el estómago revuelto y sentía la sangre a punto de salirse por todos sus orificios. Perdió la mirada en la madera de la mesa y después de un rato, se puso de pie.

—Creo que deberías irte —dijo a Faith—. Me duele la cabeza. Estudiemos otro día.

—Ah... —la morena se miró confundida—. Bu-bueno... entiendo. Creo que te hizo mal empaparte con la lluvia. Deberías descansar un poco ese cerebrito tuyo. Vale su peso en oro.

La nerd no respondió. Acompañó a la chica a la puerta y la abrió de par en par. Faith le dio un beso de despedida en la mejilla y salió después de prometerle que seguirían estudiando y que se esforzaría más la siguiente vez. A Victoria no le importó.

En cuanto la morena se fue, Vicky corrió a su habitación y se dejó caer a la cama. Sus ánimos se desplomaron como una torre de naipes y, si bien no lloró, sí pensó que podría terminar en un psiquiátrico por el trauma que le había supuesto enterarse de que la chica que más le gustaba, tenía novio. Eso jamás había pasado por su mente, pero empezó a creer que era normal. Una joven divertida y hermosa como Faith tendría a más de una persona a sus espaldas, y ¿qué probabilidades tenía ella? ninguna, claro.

Se acostó en posición fetal. Se puso los audífonos en las orejas y se sumergió en el mundo de la música. Al menos así podría olvidar la enorme vergüenza que sentía en su interior.

***

Larisa y Alexia llegaron temprano al día siguiente. Saludaron a los papás de Vicky y subieron al cuarto para hablar con ella. Se habían puesto de acuerdo para ver películas y pasar la mañana juntas.

—¿Qué tienes? —Preguntó Larisa. Se sentó al lado de la joven y le acarició la espalda.

—Parece que algo salió mal —comentó Alexia. Se ajustó las gafas y abrió las cortinas de las ventanas para que entrara luz.

—Tiene novio —respondió Victoria. Abrazó un peluche y se puso en posición fetal.

—¿Quién? —Larisa abrió los ojos de par en par—. ¿Faith? No jodas.

—Sí —suspiró Victoria—. Le llamó ayer, mientras estudiábamos. ¿Saben lo cabrón que es escuchar a la persona que te gusta, hablándole lindo a otra?

—Yo si —dijo Alexia—. Suele pasar.

—Oh, Vicky. Lo siento tanto —dijo Larisa—. Anda ¿qué harás ahora?

—Lo dejaré, por supuesto. Le diré a Faith que me ha surgido algo y que no tengo tiempo para estudiar con ella.

—¿Segura de que es la única opción? —Preguntó Alexia.

—Sí. Ni loca intentaría quitarle la novia a ese fulano, sea quien sea. Además, ni siquiera sabemos si a Faith le gustan las mujeres. No tengo la menor posibilidad con ella.

Larisa quería apoyarla y decirle que no se sintiera mal, pero tampoco sabía por dónde comenzar. Cuando Vicky se ponía triste, era difícil animarla.

Alexia sacó la laptop de su mochila y la conectó a la televisión con un cable HDMI.

—Bueno —dijo mientras se limpiaba los lentes—. Siempre podemos seguir con los planes que tenemos. Es sábado. Ignoremos a las perras con novio y veamos pelis.

—Tiene razón —dijo Larisa con voz maternal—. Anda, Vic. Seguro que...

La mamá de Vicky entró al cuarto. Era una mujer sumamente hermosa, con poco menos de cuarenta años y un trabajo a distancia que le permitía estar la mayor parte del tiempo en la comodidad de su hogar. Su cabello ondulado y negro estaba perfectamente cepillado y vestía sólo un camisón a media pierna, como era costumbre para ella.

A Larisa le gustaban las mayores, así que ver a la mamá de Vicky, con esas maravillosas piernas torneadas, era siempre un espectáculo.

—Victoria, tu amiga está abajo esperándote.

—¿Amiga? —Preguntó arrugando las cejas.

—Será Petra —dijo Alexia—. Qué raro. Hoy tenía que ir a esa marcha.

—No es la loquita de los vegetales —contestó Angie con los brazos cruzados bajo sus amplios pechos—. Es la otra.

Qué rayos, pensó la chica. No tenía más amigas, además de esas.

Bajó por las escaleras con Larisa y Alexia siguiéndolas de cerca, y se sorprendió al ver que se trataba de Faith. Estaba en la sala, con una minifalda de mezclilla y una camiseta roja de manga corta.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó a la morena.

—Uhm... pues pensé en disculparme por haberte hecho esperar ayer. Te mojaste por mi culpa y parecías enferma. Vine a invitarte a salir.

—¡No mames! —Exclamó Larisa. Alexia la tomó del brazo y se la llevó de regreso al segundo piso.

—¿A... salir? ¿A dónde?

—No lo sé. Hay un centro comercial a tres calles de aquí. ¿Vamos al cine?

—Eh... yo... uhm... es...

—Anda —dijo Angie. Le dio un golpe en la cabeza—. No te haría mal salir. Estás pálida como la nieve.

—Es que mis amigas están aquí e íbamos a ver una película.

—Ah... —Faith carraspeó, incómoda por haber llegado así como así e invitarla—. Supongo que será en otra ocasión...

—¡Estaremos encantadas de que te quedes! —Gritó Larisa, tratando de bajar para enterarse del chisme. La pobrecita de Alexia luchaba para mantenerla arriba—. ¡Quédate, loca! ¡íbamos a ver Avengers por tercera vez.

—¿De verdad? Es de mis favoritas.

—Sí... supongo —dijo Vicky—. Uhm... sube.

—¡Gracias! Oh, traigo dinero para pedir pizza.

La morena subió con las demás, y de repente Vicky se quedó sin aliento.


[Terminado] Enamorada de la Nerd  [Historia Lésbica]Where stories live. Discover now