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Era un trabajo, era un trabajo, era un trabajo, era su jodido trabajo.  

Habían pasado un par de meses desde que lo había  conseguido y se lo repetía mentalmente todas las mañanas para levantarse, y alistarse para besarle los traseros a los de arriba, como el les habia puesto.

Enormes hombres, mentes pequeñas y jodidamente pervertidos.

Esos eran los patrocinadores de la marca de aquel hombre tan elegante y guapo. Ahora entendía porque necesitaba jóvenes, era para llamar la atención de esos cerdos, así seguirían baceando sus enormes cheques a la compañía. 

Llevaba un mes ahi, si, definitivamente la paga era buena, para un chofer. El peliplata habia insistido en que seria mucho mas si aceptara unirse a la marca como uno de sus modelos, pero el sabia que solo era necesario una sonrisa y una cara bonita para que los hombres de mente pequeña le dieran su considerable propina. 

Los de arriba. 

Decir que se convirtiria en un hombre tan grande en los negocios, seria mentira, tal vez lo seria, tal vez no, solo podia vivir en el presente, la vida que ahora sobrellevaba se lo había dejado en claro.

Durante su adolescencia se dedicó a divertirse y hablar tonterías sobre su futuro con el que era su mejor amigo.
Ahora solo podría pensar en que tendría que correr, llegaba tarde a su segundo trabajo.

Este era más relajado, gente normal, saludando y sentándose a comer comida rápida, para seguir con su día o una cena que no quisieron cocinar en su hogar.

Se dedicaba a atender, limpiando mesas, de camarero, y alguna que otra vez ayudaba a limpiar en la cocina, un poco de todo.

La verdad era soportable, estaba cansado después de estar con Kakashi, pero a Sakura le gustaban los fideos fríos, solo por eso conservaba aquel trabajo.
Solo una cosa haría que renunciará, o que se quisiera matar de un tiro.

– Sasuke, Sasuke, Sasuke... –  el.

– ¿Ahora que idiota? – contesto de mala gana recostado en el mostrador.

– Seré muy muy muy rico – lo miro, el rubio ignoró el insulto, este estaba acostado en una mesa mirando el desgastado techo con bombillos parpadeantes.

– Claro, yo también  – contesto irónico.

Miro el reloj, 10:55pm estaban por cerrar. Camino a su mochila y saco un toper mediano, fue a la cocina y cuando miro al frente, su compañero estaba recargado en el marco de la puerta.

– Hablo en serio teme, yo...

Hizo un ruido de afirmación para que continuará, mientras saco un cucharón y comenzó a guardar los famosos fideos que le encantaban a su novia.

– Quiero más – soltó en un tono de voz que lo sorprendió.

– ¿Quién no? – no lo miro, estaba concentrado en no derramar algo.

– No seas así – lo miro seriamente – ¿Que no quieres más para Sakura y Sarada-chan? – alzó su tono de voz inconscientemente, el alzó su mirada ligeramente frunciendo su ceño.

– Así no se llama – dijo para cerrar el toper y guardar la olla algo abollada en el refrigerador.

– Sasuke de verdad... déjate de esa actitud, me jode – suspiro acercándose a una distancia de el, solo le iba a decir lo que pensaba, pero al ver su rostro indiferente no pudo evitar explotar ahí mismo –  ¡Mierda teme! ¡¿Te jode tanto la vida que no quieres ver más allá?! – se acercó a el molesto, el azabache endureció la mirada.

La vida no es tan mierda cuando estás aquí   (SasuSaku) Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin