•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐑𝐄𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄• || CARL GRIMES || [TWD]

CAPÍTULO 3

Huellas del pasado

Carl

Pasamos parte de la noche entre platicas de nuestra infancia evitando los recuerdos dolorosos y solo enfocándonos en los buenos y uno que otro vergonzoso. Jennette es la que más ríe a cada anécdota moviéndose inquieta entre los asientos del auto al no aguantar esa carcajada que parece matarla. Hace lo posible para no hacer tanto ruido, calla el agradable sonido entre sus manos.

Una respuesta que me da a entender que su infancia fue agradable, a pesar de que sus padres no estaban mucho en la casa por el trabajo, ella siempre trató de divertirse junto con su hermana y su abuelo. No tengo tantos recuerdos de mis abuelos. Vivían en Los Angeles porque el clima era agradable allá. En cambio, en King County hacia un poco de frío en otoño y más en invierno. Mi abuela no nos visitaba en esos tiempos porque le dolía la rodilla solo con un viento frío. Sigo sin entender eso.

Con el curso del tiempo, en una de mis anécdotas noto que ha cerrado los ojos. Ha quedado profundamente dormida con las piernas extendidas a mi dirección. Paso la cobija hasta sus hombros sin importarme quedar descubierto. Sí, creo que debí escoger una anécdota más divertidas. Las suyas fueron más entretenidas que las mías.

Me dedico a vigilar el bosque por los ventanales empañados a causa de la humedad que se empieza a acumular.  Todo es oscuro y silencioso. Ni si quiera una sombra se presenta en toda la noche entre el sendero y carretera, igualmente no espero que suceda.

Trato de estar despierto por el resto de la madrugada hasta apreciar el cielo aclararse poco a poco. Un azul orcela envuelve el cielo, mi vista cae en la neblina que empieza a desaparecer poco a poco conformen van pasando los minutos. Aprovecho para abrir la puerta y salir con cuidado recibiendo de un inhalo el aire fresco mañanero. El frío cala mis huesos como un golpe, entonces aprovecho en estirar las piernas y los brazos entumecido lo más rápido posible. Le echo un vistazo fugaz a Jennette que sigue dormida.

Rodeo el coche para subirme al asiento del piloto y arrancar el carro rumbo a la carretera sin antes echar un vistazo al mapa calculando los kilómetros al igual que el combustible. La única preocupación que tengo ahora es si tendremos suficiente para regresar. Prendo el motor entrando nuevamente en la carretera soltando un fuerte resoplido cuando la preocupación me tensa los hombros.

Entre los kilómetros el cielo se va aclarando más y más. Un amanecer bastante bien. Al pasar por el tercer puesto auxiliar abandonado logro escucharla murmurar muy bajo algo entre el sueño. No puedo evitar regresar a verla por el espejo retrovisor bajando la velocidad del carro poco a poco cuando empieza a moverse levemente. Es como si yo tuviera ojos en la espalda. Decido detenerme por completo cuando se mueve más de lo normal, desabrocho el cinturón de seguridad preocupado comprobando que es otra de sus pesadillas.

Desde que terminó el asunto de Negan tiene pesadillas por los menos cuatro veces a la semana. Esta madrugada estaba tranquilo al no ver señal de una, pero me he equivocado. La pesadilla la ha envuelto al parecer tarde. No puedo creer la marca que todo eso ha traído. Me pregunto si en algún momento se pueden borrar, si Jennette, cualquier habitante o yo podremos borrar las huellas que ha dejado todo eso.
   
En cuanto escucho su falta de aire decido salir del auto lo más rápido posible para despertarla. Su entrecejo se arruga y gracias al cielo que se ha aclarado de un color naranja acompañado de los primeros rayos del sol, me doy cuenta que el sudor no ha tardado en generarse en su frente. Sus piernas se mueven empujando parte de mis muslos al tener más acceso.
   
—Jennette— sacudo levemente su pierna para despertarla. Ella murmura las palabras negando como si estuviera atrapada en la pesadilla —Jennette, despierta.

Decido entrar al auto para tomar sus hombros y sacudirlos levemente. Solo el tacto es suficiente para que se despierte de golpe encogiendo sus piernas y tomando mis manos como si fuera un desconocido. Sus ojos rojizos por el sueño conectan con mi mirada. Examino su rostro desorientado.