Me metí de nuevo a la tina y relajé el cuerpo. Comenzó a timbrar mi celular de nuevo. Era otro mensaje.

“Tal vez, ninguno de los dos sea el indicado para decir algo acerca de esto. No somos perfectos y cometemos errores. Eso lo entiendo perfectamente. Hoy… peleé con alguien por algo estúpido, pero me dolió lo que hizo”.

Estar hablando con… ¿ella o él? No sabía siquiera si era mujer. Decidí guardar mi cautela pues… esto podría ser algo peligroso.

“Bueno, como dijiste todos cometemos errores. Una dama como tú no debe de pelear con alguien, aunque sea la ofensa más fuerte o el insulto más duro. Si tú conservas la compostura te aseguro que dejarás al tipo o a la tipa con la boca abierta”. –envié.

Salí de la tina y me puse unos jeans azules. Usé una playera negra a rayas y salí del camarote. Necesitaba algo de aire. Fui a la proa (el inicio del barco, donde se rompen las olas) y allí me encontré con los chicos. Kendall estaba en la punta, me acerqué a él y extendí mis brazos y levanté los de él.

- Jack –dijo Kendall- ¡Jack, estoy volando! –dijo riendo.

- ¡Oh, Rose, déjate llevar! –dije riendo también. Por fin mi humor había vuelto a la normalidad.

- ¡Vaya James, -dijo Carlos- hasta que vuelves a la normalidad!

- No sé… simplemente me siento mejor.

Comenzamos a jugar y estuvimos recitando toda la película de Titanic. Alexa se la pasaba abrazada de Carlos y jugando con nosotros. Ella era una gran chica, Izzy no era tan habladora como Alexa, pero también se integraba.

- Izzy, ¿me acompañas a la boutique del tercer piso, quisiera que vieras algo?

- Claro –dijo la pequeña de su amiga. Nos dedicaron una gran sonrisa y nos dejaron allí solos. A mi celular llegó un mensaje.

(Narra _____)

Estaba recostada en la cama y no podía responder al mensaje que Jack me había enviado. Me había dicho “dama”. Cosa rara en él. Rara vez me hacía un halago. Tal vez él estaba cambiando.

Chloe estaba dormida ya. Yo después de debatirme un rato y de sentir que me ahogaba decidí salir a tomar aire. Aún traía la misma ropa pues no me había cambiado. Subí a la cubierta y estaba a estribor cerca de la proa (a la derecha cerca de la punta donde inicia el barco). Noté que unos chicos estaban jugando allí, parecían ser los amigos de Kendall y el idiota asesino de cámaras.

“Desde cuándo me dices “dama”, eres totalmente extraño. Al principio me tratas como un fenómeno y ahora me hablas con palabras dulces” –envié.

Comencé a tomar fotos con mi celular. Aunque los pixeles y la definición eran bastante malas, tomé unas buenas fotografías de la luna reflejándose en el mar. Había mucha gente pasando detrás de mí.

“Te he dicho que no soy quien tu crees, ni a quien tu buscas. Pero… el chico que dices es un idiota por tratarte como fenómeno. No se debe de tratar a una mujer de esa forma”.

Cuando me dijo que no era quien yo creía. Comencé a sospechar del número del que recibía los mensajes. Busqué entre los antiguos mensajes el número de Jack y efectivamente este no era su número. Me había equivocado.

“Escucha, no sé quien eres pero… lamento haberte enviado todo esto, de bueno… te envié algo personal y… lo siento” –envié rápidamente. Me sentía completamente apenada pues le había confesado mi amor a un completo desconocido. Mis mejillas estaban totalmente sonrojadas y mi corazón estaba latiendo con rapidez. Caminé hacia la puerta que me llevaría al pasillo y topé con el chico asesino de cámaras. Quien venía escribiendo algo en su celular.

Messages (James Maslow) Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu