Cap. 9

1.1K 120 53
                                    

┌→❝memoria❞」

—¿TE SIENTES BIEN?—después de 30 largos minutos en silencio. Pregunto Peter mirando a la callada joven.
La cual estaba terriblemente perdida en sus pensamientos.

—¿perdón? Ah si.—respondió Amelia asintiendo.

—tus amigos estarán bien.—aseguró Peter con una pequeña sonrisa.

—¿como puedes asegurar eso? ¿Y si la máquina detecta sus mentiras?—Ballard miro hacia el suelo sin responder, pues la verdad que no podía asegurar nada.

—tratare de que no les pase nada, ¿esta bien?—amelia asintió, con una sensación de nervios recorriendo su cuerpo.

La chica lo analizó, su uniforme estaba perfectamente limpio, al igual que sus zapatos. Era alto, bastante alto. Sus ojos eran una mezcla entre gris y azul claro. Y su cabello era rubio oscuro y se veía bastante suave. Cualquiera diría que era un chico bastante apuesto.

—dos.—el joven llamó la atención de la chica. Levantándose de su silla y posándose a un lado de ella.—el día que fuiste a la oficina. ¿Que información viste?

La joven no sabía si confiar, aunque si demostraba ayuda hacia la chica, no podía olvidarse de que trabajaba con el dr Brenner. Y eso no le brindaba tanta confianza.—no mucho la verdad. Solo vi de otros compañeros, nada mío.

Peter no había creído esa mentira, pero decidió no insistir.—y.... Tus amigos. ¿Vieron algo?

La chica no sentía confianza al ver como el chico la interrogaba. Parecía querer recolectar cierta información específica.—que yo haya visto.... No. Nada—.
Peter asintio mientras mantenía contacto visual con la joven. Recorría la mirada por la silueta de la chica.—¿cuánto tiempo más debo estar aquí?

—una hora.... Media hora... no lo sé.—contesto el joven sin quitar su mirada de ella.—y espero que se tomen su tiempo con tu amigo.

—¿que te hizo cuatro?—contesto la chica con enojo.

—interrumpe conversaciones y momentos privados, y es extremadamente molesto y entrometido. ¿necesito más razones?

—no es eso, y lo sabes.

—¿entonces que es, si tanto sabes dos?— pregunto el joven. Dos se quedó callada.—tú amigo está celoso. Porque no quiere solo ser tu amigo.

—no digas tonterías.—contesto con enojo la joven.

—no lo hago. Es sorprendente que no te des cuenta.—hablo peter apartando la mirada.

—tal vez no me de cuenta de eso. Pero si de que el no es el único con celos aquí.—se burló la joven volteando los ojos en blanco.
El chico no contestó nada y simplemente la miro con algo de enojo y pena en su mirada.

Desde aquella vez que los dos habían tenido un pequeño encuentro demasiado cerca, el ambiente entre ellos era un tanto.... Tenso.

La chica lo miro y el joven correspondió la mirada. Un impulso dentro del rubio lo forzaba a acercarse más a la chica. como si sus impulso lo controlaran en aquel momento. La chica por el otro lado reteñía aquel impulso que la obligaba a acercarse completamente, mientras que la rubia recorría con su mirada todo el cuerpo de Ballard.

El joven se acercó un poco más a la chica. Sintiendo levemente la respiración de esta contra su rostro. Finalmente, la chica movió un poco su cabeza hacia el frente, apuntando al chico. Unos pocos centímetros los separaban. Peter relamió sus labios mientras miraba los de Amelia.

—¿y que si estoy celoso?—susurro el joven sin apartar su mirada. La joven tragó saliva y su respiración se volvió más agitada, ese enunciado definitivamente la había puesto nerviosa.

—no deberías estarlo.— respondió Amelia mirándolo a los ojos.

—lo estoy.—la joven se acercó aún más y aquella tensa conversación fue interrumpida por una alarma que sonaba por todo el laboratorio. Los dos jovenes se separaron rápidamente aclarando su garganta.—eres libre, puedes ir a desayunar.—respondió el joven molesto y confundido por lo que había pasado. Además de que la alarma los había interrumpido.

Dos asintió y se levantó de piso. Sin decir ninguna palabra salió de aquella habitación, con su respiración acelerada y confundida continuó caminando hacia el comedor con rapidez, esperando ver a sus amigos.

Al entrar por aquellas puertas, pudo ver a dos de sus amigos. Su querido hermano y número cuatro. Confundida se acercó a la mesa preguntándose donde estaba seis.

—¿donde carajos esta seis?—los dos chicos levantaron sus hombros indicando que no tenían ni idea.

—no salió de ninguna habitación.—comentó cuatro. Los tres jóvenes se miraron con preocupación. Dos se sentó a un lado de tres y mordió sus uñas.

—dos o Amelia, lo que sea ... ¿todo bien? Con Ballard, digo.—pregunto el moreno. La rubia asintió. No pensaba contarle lo que había pasado.

Unos 45 minutos habían pasado y número seis no entraba por las puertas del comedor, Justo cuando los chicos comenzaban a preocuparse, una cabeza castaña entró a la sala y los tres jóvenes suspiraron con felicidad.—¡seis!—exclamó dos haciendo que la joven los volteara a ver. La rubia esperaba una reacción de alivio, pero a cambio la reacción de seis fue de confusión. Se acercó lentamente a los jóvenes mirándolos con extrañeza.

—¿hola?—pregunto la joven.

—seis. Estábamos muy preocupados, ¿como estuvo el interrogatorio?—preguntó tres con una sonrisa despreocupada.

—¿cual interrogatorio?—preguntó la castaña mirándolo como si estuviera demente. Los tres jóvenes se miraron entre sí con confusión.

—el que le hicieron a todos, sobre que entramos a la oficina, seis.

La joven entrecerró sus ojos y junto sus cejas, mientras sonreía con sarcasmo pensando que era algún tipo de broma.—perdón si me veo grosera pero....¿quienes son ustedes?

—V

APOCALYPSE - Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora