Cap. 2

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┌→❝ compañeros ❞」

exclamó la de 18—comentó una joven morocha, la cual aparentaba unos 15 años.
En un gran salón, con mesas perfectamente simétricas situadas en el centro del lugar, más de 50 jóvenes charlaban mientras comían juntos.—solo son tres años.

—tres años y mira la diferencia de actitud que tenemos.—respondió dos con una sonrisa hipócrita. Seis rodó los ojos y continuó con su comida.—que asco.—la rubia mostró una mueca de disgusto al ver la comida que tenía en frente, nunca les habían dado cosas muy aperitivas en el laboratorio.

—me pregunto a qué sabrá la comida normal. Ya saben, sin grumos y cabello.—mencionó un muchacho de cabello ondulado y cara perfilada.

—supongo que nunca lo sabremos.—cuatro suspiro con decepción. Fue interrumpido por las puertas del comedor, por las cuales entró el Dr. Brenner con dos otros enfermeros.—buenos días, mis niños.

—buenos días papa.—todos dentro del comedor contestaron al mismo tiempo y misma sintonía.

—edades de 5 a 10—todos los pequeños niños dentro de esas edades se levantaron de sus mesas, y siguieron a uno de los enfermeros a una sala.

Dos no describiría a ese pequeño grupo con el que estaba conversando como sus amigos, simplemente eran los más cercanos a su edad, por lo que era mucho más fácil formar una platica con ellos que con los niños de 10 años.—¿a donde los llevan?

—combate uno a uno.—contestó cuatro mientras devoraba su plato. Tres rodó los ojos. Era la tercera vez que los llevaba a aquella práctica, era irritante ver como cinco ganaba en todo momento.

—estoy cansada de los combates, solo me fracturo la espalda—Seis masajeo su espalda baja indicando que aún le dolía.

—Edades 11 a 18.—comentó el Dr. Brenner.

—aquí vamos.—suspiro tres mientras se levantaba con una mueca de desaprobación. Unos jóvenes más dentro de esas edades se levantaron de sus asientos mientras caminaban hacia un enfermero en particular, Peter Ballard. El rubio los encaminó hacia una sala donde introdujeron a unos 15 niños.

En el centro de la sala se percibían dos pequeños círculos con un metro de distancia entre si, para que ahí se posaran los que combatirían.—Once.—la castaña levantó su mirada sorprendida por que la había elegido.—seis.—la morocha abrió sus ojos con sorpresa, y un tanto de irritación. Seis sabía que once era buena, por mas tímida y menor que era.

Las dos se posaron en sus respectivos círculos, los enfermeros les pusieron unas bandas en sus ojos para tapar su vista.—comiencen.—seis trago saliva raspando su garganta. Estaba nerviosa.

Once se concentró en derribar a su oponente. Cerro sus ojos firmemente y apretó sus puños pensando en cómo lograr que se moviera, los pies de seis se deslizaron un tanto por el suelo.
Al igual que los de once. La Niña apretó sus puños y concentró su mente, logrando sacar a seis del círculo. Sin necesidad de sacarla volando o causarle una herida. Las dos chicas se quitaron la banda y seis le sonrió en forma de agradecimiento.

—cuatro.—el moreno sobresalió de la línea de compañeros, se posó en frente de once y le colocaron la banda en sus ojos.—comiencen.—cuatro imagino como empujaba a once cada vez más afuera del círculo. Sonrió al escuchar como rechinaba el piso, indicando que once se estaba moviendo de su lugar. Por el otro lado, once apretó su mandíbula mientras trataba de mover al castaño. Al igual que cuatro, la chica logró moverlo un poco de su círculo, pero cuatro uso más impulso haciendo salir del círculo y chocar levemente contra la pared.

Dos levantó sus cejas. Conocía a Once, y también conocía de lo que era capaz, le sorprendía que alguien como cuatro le ganara, así que supuso que probablemente está distraída.

—doce. Pasa.—un pequeño Niño de 11 años, que probablemente media la mitad de lo que cuatro media, respiró agitadamente al ver que lo había seleccionado. Nuevamente, cuatro logró moverlo de círculo, desafortunadamente por el pequeño tamaño del Niño su impacto contra la pared fue más fuerte. Cuatro se disculpó con una mueca.




—Dos. Tu turno.—salí de mis pensamientos al escuchar como Papa decía mi nombre. Lo mire esperando a que se retractara. No lo hizo. Tome unos pasos adelante de cuatro. Si no podía mover una pelota. ¿Como esperaba mover a un ser humano completo?—vamos.—aseguró Papa con una sonrisa dándome más confianza. A veces podía ser amable. Por lo menos en mi experiencia.

Uno de los enfermeros, peter, ato la venda a mis ojos. Dejándome sin vista alguna. Sentí como las vibraciones de su respiración se acercaban a mi oído.

—piensa en un momento que te causo impotencia.—susurro en mi oído. No se porque era tan servicial conmigo, he notado como siempre trata de ayudarme y decirme consejos. Supongo que le dijo el mismo consejo a los demás. Asentí dándole la razón.

—Comiencen.

Tense mi mandíbula al trata de manipular a guate con mi mente. Esto era más difícil de lo que parecía. Sentí como una fuerza tomaba sombre mi cuerpo y trataba de moverme. Pero trate de resistirla y causar ese mismo efecto en cuatro. Tense mis piernas hacia el piso mientras me esforzaba en moverlo.

Escuche como cuatro jadio de el esfuerzo. Impulse aún más mi sentidos para que se moviera, y al parecer el hizo lo mismo, en un fuerte impulso, sentí como mi cuerpo se elevó del piso y coche fuertemente contra la pared detrás mío, lastimándome la columna. Me quite la venda, esperando ver a cuatro con una sonrisa victoriosa, pero al quitármela pude ver a el chico igual de lastimado, sentado contra la pared en frente mío. Los dos habíamos logrado impulsarnos al mismo tiempo.

—excepcional.

-V

APOCALYPSE - Peter Ballardजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें