𝗜'𝗠 𝗡𝗢𝗧 𝗔 𝗠𝗢𝗡𝗦𝗧𝗘𝗥 ─── CHAPTER XIV

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No habían pasado ni dos minutos que Seven ya había salido de la habitación ¿Cuánto tiempo le dijo Hopper? No lo sabía, lo había olvidado.
Cuando se encontró con dos caminos se quedó un momento en silencio, sabía que si iba hacia la izquierda se cruzaría con Hopper y Joyce, pero hacia la derecha estaba la puerta que daba a la sala de transmisión y al Portal según el mapa de Murray. Debía ser útil, debía despejar el camino.

Corrió por aquel pasillo que parecía ser eterno, nunca lo había notado antes porque solía caminarlo junto a Yulia o Alexei todos los días, pero ahora solo quería llegar a la sala y... Hacer lo que debería. Así fue, luego de unos minutos interminables y agotadores caminando por aquel lugar llegó al centro pero para su desgracia los militares corrían en todas direcciones sin saber qué estaba ocurriendo, hasta que la vieron. Todos frenaron y se miraron entre sí, algunos la reconocían y otros la asociaban con las historias que habían contado del experimento ruso fallido 007, el cual había escapado unos días atrás y había causado un gran revuelo en la base donde estaban.

—¿Es ella? —

—No lo sé... —

—¡Si lo es, idiota! —

Había aproximadamente unos veinte militares mirándola mientras que otros corrían y refugiaban a los científicos o los guiaban hacia los pasillos directo a la salida.

—Lo siento... — Susurró Seven.

Uno de los militares apuntó directo a su pecho y cuando iba a disparar su arma se apuntó por sí sola hacia el techo dejando escapar todas las balas hacia allí.

"No eres un monstruo, Seven."

No quería sangre inocente en sus manos, pero sabía que de ahí no podría salir sin una mancha en su remera, no era un monstruo... No lo era, todo fue culpa de los mayores que la entrenaban, no de ella.

—Lo lamento. — Repitió.

De pronto Seven echó su cabeza la derecha de forma rápida y eso hizo que el brazo derecho del militar que antes le apuntaba se quebrara.

—¡HIJA DE...! —

El militar gritaba de dolor mientras caía de rodillas el piso, todos los uniformados miraron a su compañero pero no dudaron en levantar las armas contra ella. Demasiado tarde.
La nariz de Seven sangraba por ambas fosas nasales, no era un simple fino hilo de sangre, ella misma podía sentir el asqueroso sabor a hierro entrar a su boca; un militar soltó su arma y cayó al suelo, algo que no sabía reconocer lo estaba asfixiando, podían sentir como apretaban su cuello con tal fuerza que ni una gota de oxígeno le llegaba, pero de pronto sintió como si una persona pisara su abdomen con tal fuerza que su pie atravesaría su piel y machacaría sus intestinos, sin contar el terrible ardor que sentía en sus brazos, como si los prendieran fuego. Gritaba y suplicaba piedad, decía que su familia lo esperaba en casa, que sus hijas aún eran pequeñas para crecer sin un padre.

—Será un dolor pasajero. — Susurró Seven, pero su voz se oía extraña, con eco.

Seven evitó pisar a los soldados quienes convulsionaban en el suelo por la ilusión colectiva que tenían, sabía que tal vez alguno moriría, pero si eran lo suficientemente fuertes en menos de un minuto y medio solo se desmayarian y el dolor terminaría por un momento. Ella se quedó mirándolos, hubiera deseado no tener que hacerlo, pero no podía morir, lo había prometido.

—¿Mayday? —

Una voz femenina estaba detrás de ella y sabía quién era. Yulia.
Rápidamente Seven se giró, sus piernas fueron más rápidas que su mente pues se encontraba corriendo hacia ella, había notado como Yulia retrocedió hasta chocar contra la pared pero no fue impedimento para que la pequeña abrazara a la mujer que por mucho tiempo cuidó de ella.

𝗦𝗘𝗩𝗘𝗡,- 𝗐𝗂𝗅𝗅 𝖻𝗒𝖾𝗋𝗌 Where stories live. Discover now