𝗥𝗘𝗟𝗔𝗧𝗜𝗢𝗡𝗦 ─── CHAPTER VI

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Había sido una noche larga, posiblemente nadie hubiese pegado un ojo, al menos no todos. Seven dormía como un pequeño bebé en el sofá.

—¿Mayday? —

Una suave voz se escuchaba en toda aquella oscuridad, de repente Seven se encontraba en un largo pasillo con luces sumamente brillantes. Era Rusia.

—No. No otra vez... — Se repetía Seven una y otra vez.

—Corre Seven, CORRE. —

Las luces parpadearon varias veces y de pronto la imagen de Alexei, empapado de sangre estaba frente a sus ojos, castigándola.

—¡Seven! — Se escuchó a lo lejos.

Abrió los ojos de golpe encontrándose con la tenue luz del sótano, Will nuevamente la sostenía por los hombros. Al parecer se le había hecho costumbre.

—¿Estás bien? No parabas de susurrar y quejarte. —

"Bien" respondió la chica aún agitada. Se sentó en el sofá, frotó sus ojos y miró a su alrededor, Max y Once habían entrado justo al baño, Lucas comía una especie de bolitas de chocolate desde una caja mientras que Mike sólo estaba ahí, sentado.

—Mayday... — Murmuró Will a su lado, cosa que captó al instante su atención. —Habías dicho "Mayday" mientras dormías. También recuerdo dijiste eso otras dos veces. — Comentó.

Seven lo miró, llevó su dedo índice hasta su propio pecho y repitió "Mayday"

—¿Tú nombre es... Mayday? — Preguntó confundido. —Tal vez es Mei ó Maya, también puede ser Daysi. —

Seven negó.

—¿Sabes que Mayday es una señal de socorro en situaciones de emergencia? — Preguntó Will. —Normalmente se usa en vuelos, pero también se puede usar en navegaciones o en la vida cotidiana. Cuando algo malo pasa, puedes... Decir esa palabra. — Will miró a Seven por un momento, a medida que explicaba su tono se iba apagando.

"Mayday" repitió.
Los científicos jamás la llamaron así, ella se apropió de ese apodo puesto que, era lo único que oía cuando estaba en los entrenamientos en Rusia. Cuando algo salía mal, lo primero que gritaban era esa palabra; tal vez Seven ansiaba una muestra de cariño y decidió apropiarse de ello.

—¿Qué te parece si te digo Mei? puede ser una abreviatura, aunque Ven también me gusta. — Comentó Will mientras quemaba su cabeza en un bonito apodo. —Creo que te diré Mei.

Seven lo miró, Mei era un nombre, Mei no era ninguna señal de auxilio o rescate, tampoco una advertencia.

—Mei. — Respondió la pelirroja con una pequeña sonrisa.

Cuando finalmente Ce o Max salieron todos se reunieron nuevamente cerca de Mike, sin embargo, "Mei" se quedó en el sillón.

—Ten... — Mike le entregó una venda a Once.

Ella se sentó en el suelo y como si fueran una secta, todo el grupo la siguió. Seven abrazaba sus piernas mientras veía lo que estaba pasando.
Pasaron unos minutos en silencio hasta que Once lo rompió.

—I...Llinoi — Respondió con un hilo de sangre en su fosa nasal.

—¿Illinoi, el Estado? — Preguntó Mike.

Once se encogió de hombros y repitió.

—Illinoi. Está con la Madre de Will. — Añadió.

Seven no pintaba nada ahí, así que decidió levantarse y caminar hacia el baño mientras ellos hablaban. Aún recordaba la pesadilla ¿Y si Alexei era castigado por culpa de ella? ¿Qué había pasado con Yulia? Los extrañaba.
Seven observó un momento el espejo, llevó sus dedos hasta su cabeza y lo pasó por su casco casi rapado; nunca se había dado cuenta de lo corto que era su cabello, las pequeñas hebras parecían pinchos rodeando su cráneo. Mei prendió el grifo, juntó agua en sus palmas y luego empapó su rostro y parte de su cabeza.
Tocaron la puerta.
Seven cerró el grifo y abrió. Max y Once querían entrar, otra vez.

—Lo siento. — Murmuró Once.

Seven les dio paso mientras ella solo iba nuevamente a reubicarse en el sofá, a un lado de Will. Mike caminaba de punta a punta mientras discutía con Lucas.

—No tiene sentido. Hopper me persigue todo el verano ¿Y ahora se va de paseo a Illinoi con la mamá de Will? —

—¿Hopper? — Preguntó Seven.

—El papá de Once y policía del condado. — Le explicó Will.

—¿Y Dustin también desaparece? — Nuevamente Seven estaba por indagar, pero Mike se adelantó. — Nuestro amigo. —

—Qué importa, Mike. — Comentó con desinterés Lucas. —La cuestión es que no están aquí. Depende de nosotros. — Señaló a todos los de la sala.

—¿Hacer qué exactamente? — Cuestionó Mike.

—Encontrar a Billy y detenerlo. — Lucas se veía decidido.

—Bueno, es una intención muy noble, pero aunque Ce lo encuentre de nuevo lo cual es improbable ¿Qué? — Nuevamente Mike preguntó.

Verlo moverse de punta a punta le molestaba.

—Lo rostizamos y esta vez no dejamos que escape. — Rió Lucas.

—Bueno ¿Y luego? — Insistió Mike.

—Luego ganamos. — Habló con obviedad su amigo quien aún comía de la caja.

—No ¿Ves? ese es el problema. Ya sacamos al Desuellamentes de Will una vez y volvió. No hay que detener solo a Billy, también al Desuellamentes. —

—¿Y cómo hacemos eso? —

—Tal vez Ce sepa. — Will se unió a la conversación.

Los tres giraron hacia la puerta del baño y por curiosidad Seven hizo lo mismo, eran cuatro tontos mirando una puerta.

—¿Qué tanto hacen ahí? — Mike se oía indignado.

—No lo sé, a las chicas les gusta pasar tiempo ahí. —

¿De verdad? Seven lo miró confundida.

—Seguro conspiran contra mí. — Mike había perdido la cabeza.

—¿Eso te preocupa ahora? — Cuchicheó Will levantándose de golpe del sillón.

—No es mi preocupación principal, pero tal vez si secundaria. — Respondió algo irritado.

—Creí que habían terminado. — Defendió Will.

—No terminamos, estamos en una pausa. —

Seven estaba aún más confundida, creía que las pausas eran interrupciones de tiempo en movimientos u objetos, no en personas. Will bufó, parecía molesto por aquella conversación pero no entendía el motivo claramente, el muchacho dejó caer su cuerpo sobre el sofá nuevamente, sus dedos peinaron su cabello hacia atrás y luego miró a la chica de su lado quien no apartaba la vista de él.

—¿"Una pausa"? —

Eran preguntas tontas ella lo notaba pero, la risita sonora de Will la tomó por sorpresa. De pronto fuertes golpes se escucharon escaleras arriba, detrás de la puerta.

—¡AHORA NO, MAMÁ! — Mike gritó.

—¡Mike, abre la puerta! — Se escuchó del otro lado.

Todos se miraron entre sí.

𝗦𝗘𝗩𝗘𝗡,- 𝗐𝗂𝗅𝗅 𝖻𝗒𝖾𝗋𝗌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora