𝗠𝗘𝗘𝗧𝗜𝗡𝗚 ─── CHAPTER III.

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Pilas de cadáveres yacían bajo sus pies, el Coronel Ozerov caminaba por su laboratorio mientras observaba la masacre. Una vez llegó frente al ascensor sonrió y luego carcajeó, era tétrico escucharlo en aquella escena reír.
—Morirán todos allá arriba. — Comentó mientras se obligaba a cesar la escandalosa risa.

—¿¡QUÉ HICISTE QUÉ!? — Gritó desesperada Yulia mientras caminaba de un extremo de la habitación al otro.

—Yulia, sus ojos sangraban, su nariz parecía el Río Nilo ¿Qué querías que hiciera? — Comentó con total tranquilidad Alexei mientras sus ojos posaban sobre la máquina rusa que abriría el portal.

—Bueno, me hubiera encantado ¡Que la traigas de vuelta! Alexei ¿Sabes lo que hiciste? Condenaste a un pueblo a la muerte. — El puño de Yulia chocó contra la mesa con cierta fuerza.

—Es una niña Yulia, no un monstruo. — Objetó el científico más joven, ni siquiera se gastaba en hablar de más.

—¡No has visto ni la mitad de lo que tuve que ver yo, Alexei! — Continuó defendiéndose la cuidadora.
Sus dedos obligaron a su cabello a peinarse para atrás en un intento de calmar sus nervios, la mujer miró la máquina y suspiró con pesadez.
—Dejarla ir es lo peor que pudiste haber hecho.

O no.

﹝•••﹞

"Corre, corre, corre." La voz del amable muchacho golpeaba cada rincón de su cabeza mientras ella obedecía, corría como si fuera lo único que sabía hacer.
Llovía torrencialmente y gracias a eso la sangre en su rostro comenzaba a limpiarse lentamente. Sus piernas comenzaron a entumecerse, estaba agotada por toda la energía que había usado minutos antes, aún así, continuó corriendo por el frío bosque; una que otra vez resbaló sobre el lodo por culpa de la tierra mojada, aún así continuó su camino. ¿Hacia dónde? No sabía.
Corrió y corrió, pero de pronto frenó en seco.

— Que estúpido... — Una voz lejana repetía aquellas palabras una y otra vez.

Una silueta se podía visualizar a duras penas entre tanta oscuridad; Seven se fue acercando cada vez más a paso lento y con suma precaución.

Un chico de aproximadamente su edad estaba golpeando una y otra vez una... Extraña pila de palos. "Byers castle" era el letrero que estaba sobre la entrada.
Seven acechaba entre las sombras, no era capaz de acercarse a él por miedo a ser golpeada, además de que sus piernas habían fallado y la obligaron a caer de rodillas al suelo.
Luego de unos largos minutos el muchacho tiró el bate por algún lado y cayó al suelo mientras las lluvia limpiaba su constante tristeza que escapaba de sus ojos. Seven reunió la fuerza necesaria y con un impulso se levantó del asqueroso suelo, quiso continuar con su sigilo pero le fue imposible luego de quebrar una rama con su pies.

El chico giró su torso hacia ella y en ese momento le fue imposible esconderse, sus ojos avellana se encontraron con los de la pelirroja, asustada, empapada.

—¿Quién eres? — Preguntó con suma curiosidad en ella.
Se levantó del suelo y caminó hacia ella, pero por obvia reacción la muchacha retrocedió unos pasos.
—No te preocupes... ¡Soy amigable! — Sonrió mientras levantaba ambas manos. —Mi nombre es William, William Byers... ¿Cómo te llamas tú? —

Su voz le era familiar, ¿Dónde lo había oído? no lo recordaba.

—Mayday... — Susurró.

—¿Mayday...? —

De pronto su voz se escuchó lejana y casi de golpe Seven se encontraba durmiendo, literalmente, bajo la fría lluvia y la preocupada mirada de Will.

  ﹝•••﹞

—¿¡La trajiste a tu propia casa!? Mierda Will... — Una extraña voz se escuchó lejos de su alcance.

—¿Y qué querías que hiciera, que la dejara tirada en la lluvia? — Preguntó con incredulidad Will.

—Si, es una buena opción pero traerla a tu casa definitivamente no lo es. — Comentó una segunda voz que no reconocía.

Lentamente abrió los ojos y dejó que éstos se acostumbren a la brillante luz del hogar, aún seguía mojada pero estaba sobre un sofá, cubierta con una toalla. Frente a ella había dos chicos de casi la misma edad que Will, ambos estaban gritando y eso la aturdía; de pronto, imágenes borrosas pasaban por su mente en cuestión de milisegundos "No mires atrás. CORRE."

—¡Hey! — Se acercó Will de golpe a Seven, haciendo que ella pegara un salto. —Lo siento, no quise asustarte... Soy Will, el que te encontró, ya sabes, en el bosque. —

Su voz le sonaba muy familiar, tan familiar que su cabeza dolía por intentar recordar si lo había visto antes pero todo esfuerzo fue en vano.

—Mira, ellos son mis amigos. Él es Mike... — Hizo una pequeña pausa y señaló a un chico caucásico con cabello suavemente rizado.
Se notaba molesto, tal vez ¿Preocupado? No lo sabía, pero su rostro notaba la amargura que sentía porque ella estuviese ahí. Aún así el muchacho, entre bufidos y malas caras, levantó una mano en signo de saludo.

—... Y él es Lucas. — Finalizó Will con una pequeña sonrisa mientras ahora su dedo apuntaba a un chico de color con una extraña y horrible gorra colorida.
El muchacho estaba con ambos brazos cruzados sobre su pecho, lo único que Seven recibió como bienvenida fue una extraña mueca en su rostro y una mano levantada, como Mike había hecho.

—Tú... Eres ¿Mayday? — Preguntó Will.
Seven estaba mirando cada centímetro del hogar, la decoración del salón, la unión a la cocina y el largo pasillo hacia otras habitaciones. Parecía un hogar "estadounidense".
—No te haré daño, no te haremos daño... ¡Lo prometo! — Intentó no perder el hilo de conversación.

—¿Siquiera sabe hablar? — Preguntó Lucas a lo que Mike respondió con un extraño movimiento de hombros.

—No sé. No me importa. Will, es una completa desconocida ¡En tu casa! debes echarla. — Replicó Mike.

—Once también era una desconocida, Mike. — Contestó Will sin quitar los ojos de Seven.

—Pero Once estaba en mi sótano, cubierta por una manta y sin ser vista... Cuando llegue tu mamá qué dirás o Jonathan. — Mike caminaba de una punta de la casa a la otra, tratando de idear algún plan.

—Eso es... ¡Puede quedarse en tu sótano! — Respondió alegremente Will.
Pero solo se escuchó un rotundo "No" por parte de su amigo.

Discutían y discutían, los tres parecían señoras mayores, eran peor que Alexei y Yulia a la hora de discutir por el baño del laboratorio. Mike y Lucas apoyaban la idea de sacarla de ahí, mientras que Will se mantenía firme en su respuesta.
Luego de una larga batalla de discusiones, el chico de piel pálida acabó aceptando aquella petición.

—Bien, pero cuando pase la lluvia, ella se irá. — Mike apretó los dientes por su propia respuesta.

Sin embargo Will sonrió, tomó la mano de Seven y la levantó un poco para que saliera del estado de trance, Will tenía la mirada fija en ella, pero sus ojos se desorientaron a una extraña marca en la muñeca de su brazo derecho: "007"
Seven miró al muchacho con cierta indiferencia.

—Mi nombre... Seven. — Respondió.

Will miró a Mike y Lucas, el trío se miró entre sí y luego clavaron la mirada en su muñeca, atónitos, asombrados.
Asustados, tal vez.

𝗦𝗘𝗩𝗘𝗡,- 𝗐𝗂𝗅𝗅 𝖻𝗒𝖾𝗋𝗌 Where stories live. Discover now