✧°•𝐿𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑖𝑡𝑎 𝑠𝑜𝑙𝑖𝑡𝑎𝑟𝑖𝑎•°✧ ✔︎

|~°Capítulo 26°~|

Mein Kleiner Stern:

Me gustaría decirte esto yo mismo, pero mi tiempo se está acabando...pronto me iré de este mundo mi niño, pero no te asustes de estar solo, porque no lo estarás.

España será tu padre de ahora en adelante y te protegerá como yo lo hice, y te amará siempre, pero en el fondo...quiero que sepas que siempre serás mi hijo. Recuerda mi estrellita solitaria, busca tu felicidad, solo tú dependes de ella.

Ich liebe dich sohn.

Prusia; El reino caído.

Era todo lo que contenía aquella carta, la cual, el chileno había acabado de leer, ahora podía comprender todo... Esto algún día pasaría, haya sido separado de su padre o no. Esto iba a ocurrir.

Observó a su padre frente a el...ahora solo lo tendría a él, a su verdadero padre, aunque para el...ambos son verdaderos, porque ambos le dieron el amor que un niño merecía tener.

El chileno abrazó fuertemente al español ocultándose en su hombro, le dolía mucho la reciente partida del alemán y más el no poder despedirse, como lo extrañaría...
Observó cómo imperio terminaba de leer su cara y se limpiaba unas lágrimas de la cara, aunque claro...el se había quedado sin su padre también, y no tenía a otro, solo lo tenía a él.

— Kaiser...—el pequeño se separó de los brazos ajenos para acercarse al recién nombrado, quien lo miraba una vez lo escuchó.

Chile solo lo abrazó con cariño, algo le decía que necesitaba un abrazo y decidió dárselo, y al parecer tenía razón, ya que el alemán le correspondió acariciando su cabello.

(...)

La lluvia reinaba aquel paisaje verdoso, pero no les impedía a aquellas personas poder despedir a aquel imperio, quien estaba siendo bajado a la profunda tierra para ser sepultado, su elegante ataúd era empapado lentamente por las lágrimas de la lluvia, dando su partida, un aire más nostálgico.

Todos permanecían en silencio, solo se oían las palas llenar de tierra el cajón. El Español estaba ahí, dándole compañía a su pequeño, ya que más tarde debía irse con él.

Kaiser miraba perdidamente como su única familia se iba...se había quedado solo, y ahora una nación dependía de él... no sabía qué hacer, acababa de perder a su padre.

Cuando el funeral acabó, los tres countrys volvieron al interior del castillo, Chile seguía soltando lágrimas, no había parado de llorar desde que leyó aquella carta, la cual seguía en su bolsillo, cada diez minutos la sacaba para volver a leerla, y solamente provocaba que llorara más.

...

— ¿Y qué pasará con Kaiser?—preguntó el pequeño, no le parecía muy bien la idea de irse con su padre España y dejar al imperio solo.

— (Kuchen...ich muss mich um das Schloss kümmern, und jetzt mein Land, wenn du ein bisschen älter bist, wirst du es verstehen, ja? Ihr habt auch Länder, die ihr bald beherrschen werdet) Kuchen...yo debo cuidar el castillo, y ahora a mi país, cuando seas un poco más mayor, lo vas a entender ¿Si? También tienes tierras que pronto gobernarás.—le contestó el alemán tomando sus manos.

— Él estará bien hijo mío...—mencionó el español con un bolso del chileno en mano.

— Te vendré a ver algún día, lo prometo Kaiser...—este se acercó para abrazarlo fuertemente. El tricolor correspondió acariciando su cabello, el chileno besó su mejilla como despedida y se separó.

— (Ich weiß, Sie werden) Sé que lo harás...—miró con ternura su ojo estrellado.

— Vamos crío... Nueva España te está esperando en casa.—aquello hizo que el chileno se emocionara un poco.