✧°•𝐿𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑖𝑡𝑎 𝑠𝑜𝑙𝑖𝑡𝑎𝑟𝑖𝑎•°✧ ✔︎

|~°Capítulo 12°~|

El sol apenas se asomaba, pues aún no amanecía, la mayoría de las personas de aquel reino aún dormían, pues el reloj marcaba las 5am, los únicos que no podrían consiliar su sueño, serían nuestros pequeños países.

Ambos se encontraban con una cara de sueño, a ratos daban un leve bostezo y seguían con su labor. El español les había dado la tarea de limpiar todo el castillo, el cual tenía múltiples habitaciones, era una tarea que tardaría bastante, para variar, España los había despertado a esa hora para que fueran a limpiar.

— weon recién llevamos una pieza, vamoh a tardar todo el día en limpiar esta wea...—se quejaba aquel chileno con un trapo en la mano hincado en el suelo.

— wey, es la tercera vez que te quejas, ya te dije que mientras más rápido limpiemos, más rápido terminamos—le respondió el mexicano que se encontraba sacándole el polvo a los muebles.

— pero—no pudo terminar.

— ¡Cállate wey!

El chileno solo bufo y siguió limpiando, luego de eso querían pedirle al español, si los dejaría ir a la casa del británico, Chile apreciaba a UK, y una visita no haría daño, además quería presentarle los hijos de aquel, al mexicano, estaba seguro que se llevarían bien.

— Listo wey, vamos rápido a la otra habitación—apenas terminó de decir eso, el mexicano y el chileno corrieron al otro cuarto.

Luego de dos horas completas limpiando, terminaron el castillo, lo bueno es que no estaba tan sucio.

— Ahora vamoh con el viejo—dijo el de estrella.

Ambas colonias fueron a la oficina de su padre, este se encontraba atendiendo unos asuntos de su país y sus otras colonias. Aquel al sentir la puerta siendo golpeada, les dió la pasada.

— ¿Qué sucede críos?—preguntó dejando los papeles.

— Ehh...¡Chile quiere decirle algo!—soltó el mexicano empujando levemente al chileno para que hablara.

— Pues decidme

— Viejo...ya terminamos de limpiar...y queríamos saber si...—el español alzó una ceja— ¿Nos dejarías ir a visitar al señor UK?

— y...¿A que se debería esa visita?

— Quiero que mexi conozca a sus hijos, son amigos míos y sé que se llevarán bien...¿Podemos ir?

— Hmm...—vió que sus hijos hicieron ojitos de cachorrito— Bien, pero más tarde, ahora debéis continuar vuestras lecciones.

— ¡Gracias papá!—gritaron al mismo tiempo, y desaparecieron de la oficina.

–*sigh* críos...—y volvió a su trabajo.

(...)

El británico veía por la ventana, como se aproximaba aquel carruaje entre todo ese paisaje verdoso y naturalista, el sabía de quiénes se trataba, ya que la visita del español y sus hijos fue avisada con tiempo.

Bajó las escaleras y se dirigió a la puerta junto a sus hijos que tenían curiosidad por saber quién o quiénes habían llegado al castillo.

Cuando el carruaje se detuvo, el chófer se bajó para abrir la puerta, y a los segundos se asomó el español y luego los pequeños países.

— (Spain! What a pleasure to greet you) ¡España! Que gusto saludarte—dijo alegre el de sombrero de copa.

— Lo mismo digo UK, estos críos han querido venir para visitarte...—respondió el español.

— ¡Hola señor UK!—el chileno se aproximó al alto y lo abrazó.