Capítulo 14. El viaje continúa

2 0 0
                                    

Finalmente viendo a la distancia al reino de mi amigo me di cuenta de que había podido hacer la diferencia en uno de mis amigos, me dio un poco de tristeza partir pero no debía retrasar mis planes y tampoco Roko, por lo que le prometí no voltear atrás y seguir viendo hacia adelante.
-¿Ahora a dónde iremos?- preguntó Bob inquieto.
-No lo sé, pero aun no podemos enfrentarnos a Daro, no somos suficientemente fuertes.- contesté.
En ese momento se oyó llegando a un halcón, se dirigía hacia mí así que extendí el brazo. Tenía una pequeña carta en la pata, la tomé y se fue volando el arcón.
-Querido Togi,...- comencé a leer.
-Es de la princesa, dice que se había cambiado de escondite, Bandits ya no es seguro. Pidió vernos a todos en Droneville, donde vive su primo Robin Serl, dice que podemos quedarnos ahí cuanto queramos.- agregué alegremente.
-Al menos ya tenemos destino, pero, ¿no está muy cerca del castillo de Grandsky?- contestó Ria con entusiasmo y miedo a la vez.
Así fue como partimos a nuestra nueva locación. Pero debíamos pensar cual sería nuestra siguiente jugada, estaba seguro que Daro no tardaría en hacer la suya, nunca supe cuán rápido hasta que fue muy tarde.
Al caer la noche nos estacionamos en un pequeño pueblo, era muy humilde pero bello en verdad, a las afueras de este había un gran lago que unía a los cuatro grandes reinos de Sandersonville, Robertsity, Ribbonside y Beltasia. De este gran lago sacaban los hombres su alimento para comer y exportar. Este pueblo era famoso por su delicioso pescado fresco y decidimos que sería una buena idea quedarnos ahí, el pueblo se llamaba Ricoshore.
-Pescado, ¿Porque pescado? Odio el pescado...- lloró Dim.
-Tranquila Dim, es solo por esta noche, mañana comeremos en Sadersonville aquel famoso platillo que tantas historias he escuchado acerca. Hablando de... ¿Cuánto tiempo nos vamos a quedar ahí?- le contestó y me preguntó Jack.
-Un par de días, no más, en lo que conseguimos todo para el extenso viaje. Después de todo, tenemos que atravesar Snow Peak.- contesté con algo de angustia.
Los habíamos quedado en una pequeña posada y aparentemente éramos los únicos visitando el pueblo en un buen rato. Yo pregunté porque al posadero, este son contó que desde que había llegado Godi Daro al poder, sus secuaces habían estado asustando a los turistas y les robaban el pescado que estos pescaban.
-¡Pero eso es terrible!... deberíamos hacer algo al respecto.- contestó Ria.
-¿En dónde podríamos encontrar a estos hombres?-pregunté intrigado.
-Casi en la entrada del pueblo hay otra posada, ahí tienen estos hombres su escondite.- nos dijo una de las hijas del posadero.
-Pero tengan mucho cuidado, que son hombres salvajes y no le temen a nada.- agregó la otra hija.
Me puse a pensar unos momentos. Miré a Bob, a Jack y a Sandi, todos se miraron entre sí, sabían cuál era el plan.
-Atacaremos después de la cena.- agregué finalmente.
Todos sonrieron, el posadero se quedó pasmado y preguntó:
-¿Enserio van a atacarlos? ¿Están locos?-
-Solo un poco.- contestó Jun. -Pero son las reglas del capitán.-
Todos cenamos con algo de prisa y nos alistamos para irnos a ahuyentar a aquellos hombres.
-Regresaré pronto, Ria, no te preocupes.- le dije a Ria para calmarla.
Ella solo sonrió, sabía que podía confiar en mí. Di media vuelta y nos dispusimos a ir, todos nos pusimos nuestras capuchas para que no nos reconocieran. No fue un viaje largo, el pueblo era muy pequeño, incluso se podía oír el desorden desde que salimos de la posada.
Llegamos a la casa de dónde provenía el alboroto, a través de las ventanas se podían ver sillas volando y se oían vasos rompiéndose, enserio era un desastre eso. Toqué la puerta tres veces y el ruido cesó. Se oyeron pasos acercándose a la puerta después de un momento de silencio.
-¿¡Quien anda ahí y que quieren!?- preguntó la voz del otro lado de la puerta.
-Venimos a pedir posada.- contesté, haciéndome el chistoso.
Se oyó una risa burlona por unos momentos y después silencio. El hombre agregó:
-¿Tienen dinero?-
Saqué una pequeña bolsa con monedas de oro y las hice resonar. Al oír esto el sujeto se apresuró a abrir todos los cerrojos de la puerta y abrió de golpe.
-Hola.- contesté con tono amable.
-¿Quiénes son ust...?- intentó preguntar, pero Jack lo golpeó y este salió volando.
-Vinimos a celebrar con ustedes chicos, ¿Qué les parece?- agregó Sandi.
Todos tomaron sus armas, del otro lado de la barra había un sujeto gordo asustado, con un plato sobre la cabeza. Junto a él una mujer joven, seguramente la hija, voltee de nuevo a ver a los hombres de Daro. Agregué finalmente:
-Esto se acaba ahora muchachos, no volverán a molestar a esta gente de nuevo.-
Y todos corrimos hacia ellos. Sandi se encargó de los dos que estaban pegados a la barra, Jack de los tres de atrás, Bob los dos de la izquierda y yo me encargué de los dos del frente. Les recordé que no debían matarlos, solo asustarlos un poco.
La pelea no duro mucho, el primero hombre en atacarme lo hizo con un recto de izquierda, es cual esquivé y tomé su antebrazo con mi mano, lo jalé y le pegué en el cuello con el otro para que acabase en el suelo. El segundo me arrojó un cuchillo, quité la cabeza pero llegó a cortar mi hombro, corrí hacia él y lo tomé del cuello azotándolo fuertemente contra la mesa que aún quedaba en pie.
-¿Cómo van?- pregunté al aire.
-Aquí ya.- contestó Jack.
-Igual yo.- contestó Bob.
-¡Espera! No lo noquees, déjalo ir Sandi, él nos va a llevar hasta su capitán, necesitamos que le diga.- le advertí a Sandi mientras tenía al sujeto por el cuello.
Sandi lo soltó y este corrió sin mirar atrás. Los felicité por las hazañas, en ese momento salió el sujeto gordo a darnos las gracias. Yo le dije que no había de que preocuparse y le arrojé el saco con dinero diciendo:
-Perdón por el desorden, espero esto lo cubra.-
-¿¡Pero estas son monedas de oro de la familia real!? No quieren dejar esto aquí.- me respondió muy angustiado.
Le dije que no se preocupase y nos fuimos. En cuanto llegamos a la posada encontramos a todas las mujeres platicando felizmente, incluso las hijas del posero estaban sonriendo y platicando con todas. Les contamos todo lo que sucedió.
-¿¡Que hiciste que!?- preguntó muy indignada Dim.
-El hombre necesitaba el dinero más que nosotros.- le contesté nervioso.
-¡Ese era nuestro dinero! Con ese íbamos a conseguir las cosas para el viaje.- contestó muy indignada.
-Estoy segura de que lo hizo con buena intención, Dim, no lo regañes tan feo.- le dijo Ria defendiéndome.
La discusión siguió por un rato hasta que finalmente se llegó al acuerdo de que yo debía conseguir el dinero cuando llegásemos a Sadersonville.
A la mañana siguiente nos levantamos todos temprano, bueno, todos excepto Bob y Jack que habían estado platicando toda la noche, me pareció muy cómico y lo correcto echarles un balde de agua fría a cada uno para que se levantasen así que entre yo y Sandi los mojamos y estos despertaron de un salto. Entonces nos dispusimos a ir a Sadersonville, donde tomaríamos provisiones y ropa abrigadora para no sufrir las heladas temperaturas del trecho que debíamos cruzar.
Era un viaje muy extenso y conocido por sus grandes peligros, a pie uno podría tardar meses, pero si llevas un carruaje, como nosotros íbamos a hacer, y probablemente era lo más conveniente, tardabas una o dos semanas.

En un Solo Segundo por Santiago BravoWhere stories live. Discover now