Capítulo 10. La ciudad de Bandits

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Una vez que llegamos a la ciudad nos detuvieron un par de guardias, Ambar les dijo que debía hablar con el gobernador inmediatamente, estos nos preguntaron cuál era la razón, ella les contestó que nos habían emboscado y que había heridos en el bosque, los soldados se vieron entre sí y comenzaron a reírse:
-¿Y eso porque le importaría al gobernador? Él se encuentra muy ocupado para preocuparse por que un par de plebeyos hayan sido atacados por bandidos, eso a él no le...-
Desenvainé mi katana y les apunté diciendo:
-Mucho cuidado con lo que dices, soldado, no sabes con quien hablas.-
Ambar me hizo bajar mi katana y se quitó la capucha de la cabeza, en ese instante lo soldados se tiraron al suelo y dijeron:
-Majestad, perdone la insolencia, no lo sabíamos... en este instante mandaremos a un equipo de rescate a que ayuden a los heridos.-
Entonces continuamos nuestro viaje hacia el castillo de Bandits. Mientras pasábamos, la gente volteaba a ver y se hincaba y reverenciaba a la princesa, ella veía apenada y llegó un momento en el que se tapó de nuevo con la capucha, me di cuenta entonces que ella era todavía muy joven para reinar a todo un continente, pero sabía que una vez que lo hiciera sería una buena líder.
Cuando llegamos a la puerta del castillo un grupo de soldados nos apuntaron con lanzas, yo me bajé del caballo y les dije que le llamaran al gobernador, uno de ellos se acercó y dijo:
-¿Con que derecho?-
-Vengo en nombre de la princesa.- contesté de inmediato.
-¿De qué hablas? Nadie ha sabido nada de ella en casi ocho años.-
Entonces Ambar lo interrumpió y me pidió que la ayudara a bajar, una vez que lo hice se acercó al soldado y se volvió a quitar la capucha, los soldados se hincaron y el que estaba frente a ella dijo:
-Mil perdones majestad, no sabía que habría de regresar tan pronto, en este instante llamamos al gobernador.-
Son invitaron a pasar, y nos dirigimos hacia una pequeña sala dentro del castillo, estuvimos esperando unos momentos, yo estaba recargado junto a la chimenea, Ambar estaba sentada en un pequeño sillón frente a la misma y Sandi veía por la ventana en el fondo de la habitación, oímos unos pasos y una voz:
-¿Dónde está mi pequeña Ambar?-
Llegó un hombre robusto y alto azotando la puerta de la sala de estar, parecía estar corriendo, Ambar se paró al instante y corrió hacia él, lo abrazó con fuerza y él también:
-Oh, mi pequeña princesita, cuanto te extrañe, creí que no volvería a verte.-
-Tío Tadi, yo también te extrañé mucho, estaba muy asustada.- contestó alegre la princesa.
-Lo sé pequeña, lo sé, cuando ese demonio atacó creí que te perdería para siempre, pero aquí estas, ¿aquí estas? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste aquí? No sabes que es peligroso salir, y más siendo buscada por todos los hombres del señor de la oscuridad.- replicó el tío.
-Lo sé tío, pero tenía que verte, además tengo al ganador del torneo cuidándome.- contestó exaltada Ambar.
-'Del torneo', ¿Cuál torneo? ¿'EL' torneo?- preguntó intrigado el gobernador Tadeo.
-Sí, es él, te lo presento: tío, este de aquí es Togi Kouri, el ganador del torneo, y este de aquí es uno de sus guardaespaldas, Sandi.- nos presentó la princesa.
El gobernador estrechó nuestras manos con gran fuerza:
-No saben cuánto me alegro que hayan traído a mi pequeña sobrina, no sé cómo puedo pagárselo a los dos.-
-Bueno, ahora que lo menciona...- intentó agregar Sandi.
-No se preocupe gobernador, es nuestro trabajo asegurar el bienestar de la princesa.- interrumpí cerrándole la boca a Sandi.
-Se lo agradezco mucho a ambos, ahora nosotros cuidaremos mucho de ella, no tienen que preocuparse de nada.- contestó el gobernador.
-¿A qué se refiere, gobernador?- pregunté con sospecha.
-Sí, yo cuidaré de mi sobrina ahora, ya no tienen que preocuparse ustedes de ella, son libres de hacer lo que quieran.- contestó con una sonrisa.
Esta última explicación me dejó callado por un lago tiempo, no sabía que decir, ¿el gobernador nos acababa de correr?, Ambar me vio extrañada:
-¿No pueden quedarse tío?- preguntó extrañada la princesa.
-¿Para qué quedarse si ya no tienen ninguna responsabilidad ni deber aquí? No seas egoísta Ambar, déjalos que hagan lo que les plazca, no tienen por qué quedarse aquí. Hija, estoy seguro que tus padres no hubieran querido que fueras tan posesiva, ¿o sí?- contestó el gobernador, cada vez más sospechoso.
-Pero...- intentó replicar la princesa triste.
-Nada de peros, hija.-
Terminó la conversación y me volteó a ver e gobernador, entonces prosiguió:
-Bueno, continuando, ¿tú eres el ganador del torneo? Caray, nunca me hubiera esperado ver a alguien tan joven salir de Rokenteru, dime, ¿Qué te dio Old Gramps?-
-¿Por qué la pregunta, gobernador?- contesté con interés y sospecha.
-No hay razón, solo quiero saber, seguro te dio algo con increíble poder y valor.- contestó con mayor interés.
Este comentario me dio mala espina, miré a Ambar con sospecha y le dije:
-No sabría decirle, me dio una caja y me dijo que era de vital importancia que se la entregase a la princesa.- respondí.
-Y ¿puedo preguntar dónde está esa caja ahora?- su interés se volvió en obsesión.
-Lamentablemente la perdí en un ataque de un barco enemigo.- intenté desviar su atención.
-¡¿Qué?!... Perdón, me sorprendí, ¿Cómo que la perdiste?- sonaba disgustado.
-Lo siento mucho gobernador, no fue mi intención, pero llegaron de la nada.- agregué.
-*Sigh*, bueno, eso no importa ahora, lo que importa ahora es que aquí está mi bella sobrina, de vuelta en casa, ¿Por qué no organizamos una celebración?- dijo el gobernador, cortando la conversación.
Entonces el gobernador llamó a unos vasallos y les pidió que armaran el comedor para la celebración, volteó a vernos y preguntó
-¿Cuento con ustedes, los héroes que trajeron a mi sobrina sana y salva a mí, para participar de esta celebración? Ahora que lo pienso bien, pueden quedarse la noche, probablemente deben estar muy cansados del largo viaje.-
-Si, por supuesto, gobernador, sería un honor.- asentí con respeto y un poco de presión.
-Mandaré preparar el baño, ustedes pónganse cómodos... a, y por favor, llámenme Tadeo o en su defecto tío Tadi, me encanta ese nombre.-
-Entiendo que seamos invitados y que nos haya invitado a cenar, pero... no crees que es demasiado esto, me siento humillado.- dijo Sandi, mientras se veía en el espejo.
-Sandi, el gobernador nos prestó estos para la ocasión, lo menos que puedes hacer es usarlo, a parte no puedes comportarte así cuando estemos cenando, ¿entiendes? Después de todo, somos sus invitados.-
Sandi estaba viéndose en el espejo, llevaba puesto un traje completamente blanco y una corbata de lazo de color rojo, se veía muy chistoso, yo por otro lado, llevaba un de color negro, con camisa blanca y la verdad es que no me sentía nada cómodo usándolo, Sandi tenía razón, me sentía humillado, pero no podíamos rehusarnos, entonces alguien tocó la puerta, pregunté quién era, Ambar contestó:
-Soy Ambar, ¿Puedo entrar?-
Me dirigí hacia la puerta y la abrí, ella entró rápidamente y se dirigió hacia el centro de la habitación, entonces dijo:
-Sandi, ¿Podría permitirte un segundo?... gracias.-
En cuanto él salió, le dije:
-Ambar, te ves hermosa, creo que nunca te había visto con un vestido tan hermoso... ¿Qué pasa?-
Ella corrió hacia mí y me abrazó, comenzó a llorar, la llevé hacia el sillón, y continué:
-¿Qué pasa, Ambar?-
-¿En serió te tienes que ir?- peguntó entristecida.
Voltee la cara y luego le contesté:
-Vas a estar bien aquí, además no me iré mucho tiempo, solo necesito ver cómo están las cosas en Wolfics, te prometo regresar dentro de poco y te llevaré conmigo.- contesté con una sonrisa.
-¿En serio me llevaras contigo?- preguntó limpiándose las lágrimas.
-Es mi trabajo, tengo que protegerte, te lo prometí, ¿no?- agregué.
Ella me sonrió con lágrimas, yo se las limpié y me besó, no sabía qué hacer, cuando dejamos de besarnos se recargó en mi pecho y me pidió que si podíamos quedarnos así un momento, yo le dije que sí y la abracé:
-Tengo miedo, no quiero perderte.- dijo Ambar, nerviosa.
-Te prometo que no me vas a perder, si muero, ¿Quién te protegerá?- contesté.
Ella se levantó indignada y dijo:
-No hables de muerte, no quiero perderte y menos así.-
-No lo harás, lo prometo.- contesté
Durante la cena, el gobernador estuvo hablando de sus hazañas cuando todavía peleaba, nos contó de la vez que casi acaba con todo un ejército solo, y también de la vez que casi mata a un dragón, los cuales no existen, el insistía que sí, fueron las dos horas más largas de mi vida, voltee a ver a Sandi y él estaba tirado en la mesa, convulsionándose del aburrimiento, aunque el gobernador no parecía verlo, entonces llegó un guardia y dijo:
-Señor gobernador, tenemos un intruso.-
Todos salimos corriendo a ver quién era, cuando llegamos noté que los soldados tenían agarrado a alguien golpeado, me acerque a ver quién era:
-¡¿Roko?! ¿Qué haces aquí? ¿Qué te pasó?- pregunté con sospecha.
-Nos emboscaron, tienen a Ria.- contestó sin aliento.
En ese momento lo perdí:
-Perdón Ambar, debo irme, esto es importante, prometo regresar pronto.-
Me subí a un caballo con Roko y Sandi se subió en otro y nos fuimos de Bandits.
Cuando llegamos a las afueras le dije a Sandi:
-Necesito que te quedes aquí a investigar, no confío en ese tal gobernador, estoy seguro que trama algo, por favor quédate aquí y cuida de Ambar.-
Él se quedó, yo me dirigí hacia el bosque, una vez ahí le pregunté a Roko lo que había sucedido, él dijo:
-¿Recuerdas el plan de Kaizo para recuperar su escudo y así el honor de 'los rebeldes'? bueno, no funcionó, el señor feudal sabía del plan y nos emboscaron, intentamos escapar, pero se llevaron a Ria y a las otras dos de rehenes, intentamos yo y los demás de recuperarlas, pero nos derrotaron, sabía que no teníamos de otra más que pedir tu ayuda, además hirieron gravemente a Kaizo, en este momento está en su cama inmóvil, me pidió que te dijera que recuperaras a Ria.-
Arrié al caballo para que galopara más rápido. En cuanto llegamos nos dirigimos hacia la casa, ahí dejé a Roko y le pregunté donde quedaba la casa del señor feudal, él me dijo que estaba en la punta de la colina, le pregunté entonces donde estaban las prisioneras, me dijo:
-Oí a un guardia hablando del sótano y de que ahí había unas mujeres hermosas, supuse que ahí las encontrarías.-
Me dirigí ahí de inmediato. Antes de llegar dejé el caballo entre los árboles, después me pegué a la pared cerca de la entrada, agarré una piedra y la arrojé, en cuanto los guardias se dirigieron hacia donde el ruido corrí hacia la entrada. Ya en la entrada me escondí detrás de unas cajas, llegué a contar poco más de diez guardias solo para la entrada, debía encontrar una forma de entrar sin que me encontraran, me quedé viendo unos segundos y noté que había una ventana con una luz que se encontraba un poco arriba de donde se encontraba un guardia, supe que si lo noqueaba podría entrar, pero no sabía cómo llegar a él.
Vi una entrada, era arriesgado pero no tuve otra opción; me fijé que nadie me viera y me aventé a una cama de paja, de ahí a un par de cajas, vi una piedra cerca de mí, el guardia estaba lo suficiente cerca para golpearlo y usarlo para impulsarme hacia la entrada, respiré profundamente y le arrojé la piedra, en lo que se la aventaba corrí hacia él, cuando le dio se retorció y agachó la cabeza, le salté encima y me subí a la entrada, después lo tomé del cuello y ya adentro lo noqueé. Me cambie de ropa y tomé su lanza, mi katana la guardé dentro de la armadura. De pronto entró un grupo de soldados en fila, me acerqué a ellos y me puse hasta atrás de la fila, los seguí por un par de minutos hasta que llegamos a unas escaleras que daban hacia abajo, supe que ahí era a donde tenía que ir, bajé las escaleras rápidamente y cuando llegue al piso de abajo me pegué a la pared, habían dos guardias frente a una puerta, vi que uno de ellos llevaba una llave, hice un ruido con la lanza para que se acercaran los guardias, comenzaron a susurrarse entre sí, la final uno de ellos dijo:
-Bien, voy yo.-
Escuché los pasos acercándose, cuando estuvo lo suficientemente cerca lo agarré y lo noqueé, no era el de la llave, el otro sujeto se veía asustado, preguntó:
-Oye, ¿Qué pasó?-
Me aclaré la garganta y dije con una voz rara:
-Nada, solo me tropecé, no fue nada, creí ver a una rata.-
El otro sujeto se quedó callado, no sabía si me habría creído o no, pero no importaba, inspiré profundo y me decidí atacarlo, al principio me acerqué callado y al final corrí hacia él y lo patee, este cayó al piso y tome las llaves, abrí la puerta y ahí estaban las tres, Ria, Dim y Mai, proseguí a desatarlas, en eso despertó Dim y dijo:
-Togi, no, es una trampa.-
Voltee hacia la puerta y ahí estaba, dijo:
-Nos volvemos a encontrar, Togi.-
-Rufus Rodoni, ¿tú eres el señor feudal?- contesté enojado.
Dim entonces dijo:
-Él es el que atacó mi casa... me vengaré por lo que me hiciste.-
Rufus levantó los hombros y dijo:
-Lo que hace el poder, no crees, antes yo solo era el capitán de un escuadrón, no tenía futuro, pero ahora, gracias al señor Daro, soy dueño del ejército y también de mi propia ciudad, ¿Puedes creerlo?-
-Déjalas ir Rufus, a mí es al que quieres, yo soy tu oponente.- contesté intentando convencerlo.
-Ya sé, hagamos esto, si tu ganas los dejo ir a todos, pero si yo gano, y voy a ganar, tú te mueres y yo me quedo con tus preciosas amigas; después de todo, mis chicos necesitan un poco de diversión.- dijo con un tono alegre.
-Eres un desgraciado, juro que voy a acabar contigo.- contesté con ira.
Ria me tomó de la armadura y me dijo:
-Hazlo Togi, confío en ti.-
Me quedé pensando y dije:
-Bien, acepto, si ganas, me matas y ellas se quedan contigo, pero si yo gano, nos dejas ir a todos y además debes darme el escudo que robaste, ¿Hecho?-
-Hecho.- contestó finalmente.
En ese momento Rufus comenzó a reír, el escenario comenzó a cambiar, ahora estábamos de regreso en el barco de Rufus, este dijo:
-Ah, qué recuerdos, aquí mismo fue donde descubriste quien era yo y yo descubrí que la gente sí podía escapar de mi prisión, ¿No crees que es chistoso y nostálgico a la vez? Y pensar que no ha pasado una semana de esto, *sigh*, me siento como un hombre nuevo.-
Se limpió una lágrima del ojo, solo sentí repulsión, él comenzó:
-Bueno, ¿Empezamos? Recuerdo haberte dicho que la próxima vez que nos viéramos te mataría, no sé si solo lo soñé pero pienso cumplirlo.-
Entonces sacó de su espalda un mazo gigante con picos, él le dio un beso y dijo que esta sería mi última pelea en este mundo, yo saqué de la armadura mi katana y me quité la armadura, pensé que sería más fácil pelear así, entonces nos miramos y nos pusimos ambos en posición.
Estuvimos peleando por unos minutos, él ya estaba cansado, se veía que el mazo le pesaba mucho, supe que la batalla ya estaba decidida, en eso llegaron unos cuantos guardias y me agarraron de los brazos:
-¿Qué sucede?- grité enojado.
-Yo nunca dije que iba a jugar limpio, ¿o lo dije?- agregó Rufus.
El idiota sabía que no podría ganar sin trampa, tomó su mazo con fuerza y lo arrojó, lo dirigió hacia mí, pero me tomé de los guardias y levanté las piernas para detener su ataque, después de golpear el mazo este salió volando y golpeó a uno de los guardias y luego yo golpee al otro, me dirigí a acabar con él, pero en eso un flecha casi me da, tuve que detenerme y voltee a ver que sucedía, entonces vi a Vario:
-Nos volvemos a encontrar, pequeño héroe.-
-¿Qué haces tú aquí?- contesté.
-Daro me mandó a ver que estaba sucediendo y cuando vi que uno de sus perros estaba a punto de morir no pude evitar más que meterme, además este sujeto dijo que cualquiera puede unirse a esta pelea, entonces dije '¿por qué no?', pero no me gusta la gente que no pelea limpio, me dan asco, ¿me permites?- dijo con interés.
En ese momento colocó una flecha y la apuntó a Rufus, este comenzó a retorcerse, dijo que no quería morir y pidió que lo perdonara, Vario solo lo vio con una cara de asco, se volteó y lanzó la flecha, esta atravesó su ojo y cayó al piso, después se detuvo y dijo:
-¿Dónde estaba? A, si, estaba a punto de matarte.-
-No puedo creer lo que hiciste, ¿Por qué lo hiciste? ¿Que no era él de tu equipo?- pregunté extrañado.
-Ese sujeto me repugnaba, solo necesitaba una excusa para matarlo y me la dio cuando rogó por su vida de esa manera, yo no trato con gente así, simplemente no la tolero.- contestó Vario.
-¿Sabes que no tolero yo? A la gente que traiciona a sus compañeros, gente así es la que más asco me da, no puedo ni verlas a la cara.- contesté con enojo.
Sentí como Ria me veía con cara de lastima, noté que ella se sentía identificada con lo que acababa de decir, intenté decirle que no hablaba de ella, pero en ese momento no podría, estaba demasiado enojado para darme cuenta en ese momento, pero me arrepentiría después de haberlo dicho frente a ella.
Estaba tan enojado con lo que había hecho Vario que tomé mi katana con fuerza y me dirigí a atacarlo, él se asustó de la rapidez que había adquirido, logró esquivar mi primer ataque, pero el segundo que fue directo a la espalda no lo pudo esquivar y salió volando, cayó directo al piso, corrí hacia él y no le di tiempo para levantarse, lo tomé del cuello, tiré la katana y comencé a golpearlo, no paré, me fui consumiendo por la ira hasta que Ria me jaló la playera y recargó su cabeza contra mi espalda, gritó entonces:
-Ya, para, déjalo, no le sigas pegando más.-
Cuando me di cuenta Vario estaba acabado, lo solté y cayó al piso casi inconsciente, en ese momento volvimos a las celdas, Dim me tomó de la mano y dijo:
-Está bien, ya pasó, vámonos, no creo que nos prohíban salir, vamos por el escudo y después a la casa.-
La voltee a ver, todavía en shock, asentí con la cabeza y nos fuimos de ahí. Una vez que salimos me dirigí hacia Bandits todavía en shock, Dim me tomó y me dijo:
-¿A dónde vas? La casa es para el otro lado, ven, tienes que descansar.-
-No, suéltame, váyanse ustedes, yo ya no soy parte de ese grupo, ahora tengo que cuidar a Ambar.- contesté de inmediato.
Ria me vio asustada y al mismo tiempo desconcertada y dijo:
-¿Ambar? ¿Quién es Ambar?-
La voltee a ver entre enojado, asustado y confundido y dije:
-Alguien que si se preocupa por mí.-
-Nosotros también nos preocupamos por ti ¿Qué te sucede?- contestó Ria indignada.
-Tú no te preocupas por mí, solo me usaste, desde el principio me usaste.- contesté enojado.
-No sé de qué hablas, yo nunca te usé, por favor, ven a la casa.- me rogó Ria.
-Esa ya no es mi casa, desde que Kaizo me traiciono ya no es mi casa, siempre lo supe y aun así regresé, ¿Porque regresé? Casi soy consumido por la ira dentro de mí, no quiero que eso suceda nunca más, no quiero volver a esa casa nunca más, no quiero ver a Kaizo nunca más y no te quiero ver a ti nunca más...- dije sin pensarlo.
Ria comenzó a llorar y Jun la abrazó, Dim se acercó a mí y me dio una cachetada:
-¿Qué te sucede? Este no eres tú, ¿Qué paso con el Togi simpático y chistoso del que me enamore? Ese no eres tú, ¿Quién eres tú?-
En ese momento recobré la cordura y vi lo que le había hecho a Ria, en ese momento colapsé.
-Veo que por fin te está afectando el estrés que estás viviendo en tu vida.- una voz familiar me despertó.
Abrí los ojos lentamente, reconocí el techo que estaba viendo, después desperté y vi a Kaizo en una silla con un doctor al lado, Kaizo se veía acabado:
-No estás viendo mal, este es mi verdadero yo, desde que era pequeño siempre he tenido un cuerpo débil y siempre quise ser más fuerte... incluso de pequeño recuerdo que veía a través de la venta a los demás niños jugando y cayendo al piso, siempre los envidié por tener lo que yo nunca tuve. Entonces un día llego una niña, hermosa, tenía un cabello increíble de color rojo, recuerdo que tendría unos diez años, tal vez doce, ella era igual a mí, tenía un cuerpo frágil, me enamoré de ella desde el primer momento en el que la conocí. Salí con ella por mucho tiempo, después, un día la invité a un picnic, había sido el mejor día de mi vida, pero al finalizar no nos esperó un final feliz, sino un solo 'hasta luego', me arrebataron a Auria de mis manos. Unos años después, un pequeño joven, con un espíritu de aventurero se metió en una pelea a mi lado y junto a él la vi, después de todos estos años la vi, Auria había vuelto a mí. ¿Qué debía hacer? No la dejaría desplomarse de nuevo en mis brazos y yo sin poder hacer nada, dime si serías lo suficientemente cerrado para quitarle su felicidad a un hombre al que no le queda mucho tiempo de vida.-
En ese momento comenzó a llorar, yo le dije:
-Pero tú mismo lo dijiste, 'no desperdiciar el tiempo' y estás diciendo que la pasaste bien con ella durante tantos años, acaso quieres mancillar su recuerdo haciendo otros recuerdos falsos con alguien que no es Auria, sino una imitación que tú mismo creaste para remplazar lo que perdiste. ¿Tú crees que a Auria le hubiera gustado que la cambiaras por alguien que en su necesidad buscó refugio en tus manos? ¿Alguien que ya tenía a otra persona a quien amaba? ¿Tú crees que le hubiera gustado que acabaras con una relación solo para remplazar la tuya? Dímelo.-
-Pero, ¿Qué es lo que quieres que haga?- me preguntó desconcertado.
-Quiero que hagas lo que es correcto, no lo que a ti te convenga.- agregué.
En ese momento Kaizo empezó a toser descontroladamente, el doctor llamó a sus ayudantes y se lo llevaron.
Habían pasado casi tres horas y los doctores todavía seguían adentro intentando estabilizarlo, todos estábamos afuera del cuarto de Kaizo oyendo los gritos y esperando que las cosas mejoraran, voltee a ver a Ria, estaba recostada en el pecho de Jun, llorando descontroladamente, estoy seguro que pensó que se quedaría completamente sola, yo no dejaría que eso sucediera, no dejaría nunca que se sintiera sola otra vez, me lo prometí a mí mismo.
El doctor salió cuando ya era de noche, habrían pasado como diez horas desde que Kaizo se había puesto mal, cuando salió el doctor no se veía en lo más mínimo contento ni nada, me le acerqué y le pregunte como estaba, el doctor contestó:
-No va a sobrevivir la noche, lo único que podemos hacer es esperar... el señor Nana quiere ver a Ria a solas.-
Se acercó el mayordomo a Ria y la tomó del brazo, me sentí incomodo, furioso y triste al mismo tiempo, entonces entraron, estuvieron ahí un par de minutos y llegó de nuevo el mayordomo y dijo:
-Joven Kouri, por favor.-
Me extrañé pero entré al cuarto, ahí estaban Kaizo y Ria, tomados de la mano, Kaizo me dijo que me sentara cerca de él, yo lo hice y Kaizo hizo su mayor esfuerzo para sentarse sobre su cama, yo le intenté ayudar, pero se resistió, cuando lo logró, empezó:
-Hoy hable con Togi y me hizo darme cuenta de una cosa, Ria, lo que te hice hacer es imperdonable, nunca debí separarte del lado de Togi, me aproveché de que estabas débil y dolida y yo, en un momento de desesperación, creí que recuperaría algo que había perdido, pero no es así, cuando uno tiene algo, lo aprovecha y lo quiere hasta el momento en el que todo se acaba, una vez que terminó no hay forma de regresar y mucho menos de remplazar, así que, Togi, sé que no merezco tu perdón, pero por favor acepta esto...-
En ese momento Kaizo tomó mi mano y puso sobre ella la mano de Ria, después continuó:
-Togi, eres tú, siempre fuiste tú, ella te ama a ti y siempre lo hará, por favor, haz lo que quieras conmigo, pero no lastimes más a Ria, porque no solo la lastimas a ella, también te lastimas a ti, y ya viste que es lo que sucede, y por favor, Togi, quiero que... necesito que cuides de Ria y de mi legado, vi que lograste devolver el escudo a la casa, te lo agradezco profundamente. Por favor, cuida bien de esta casa y de sus habitantes, ya... que... son... impo-importentes... para...mí y para... ti...-
Dicho esto Kaizo cerró los ojos y Ria comenzó a llorar sobre su pecho, yo la sostuve y la recargue sobre mi pecho, en ese momento todos entraron al cuarto, y Roko, Dim, Jun y los gemelos comenzaron a llorar, me levanté con Ria y dije:
-Kaizo, aunque una persona extraña y misteriosa, era una persona única y respetable, quien siempre vio por el bien de sus compatriotas, siempre antes que su propia seguridad, seguramente ustedes lo conocieron mejor que yo, especialmente los miembros de los rebeldes, quienes siempre estuvieron ahí para apoyarlo, sé que no merezco el perdón de nadie por lo que he hecho, no solo a Kaizo, pero también a todos ustedes, los traicioné y los abandoné en un momento crítico, y por eso, lo siento mucho, pero quiero que sepan que voy a hacer lo imposible por recobrar no solo mi nombre, sino también el de Kaizo y el de todos nosotros, les prometo bajo este techo que acabaré con Daro y con todos los que están con él, quien nos ha hecho tanto daño a todos, lo prometo hoy en frente de todos ustedes y de Kaizo, y no descansaré hasta cumplirlo..-
Ria se había quedado dormida en mis brazos, estuvo llorando toda la noche, me quedé con ella frente a la chimenea un rato mientras pensaba lo que debía hacer, la tomé en mis brazos y me dirigí a su cuarto, la recosté en su cama y ella mientras dormía me abrazó y dijo, entre sueños:
-Togi, por favor, no te vayas, quiero estar contigo siempre...-
Me alegré que al menos en sueños dijera eso, la metí a la cama y noté una lagrima, se la quité con la mano y admiré su cara unos segundos, entonces llegó una paloma volando y se detuvo en la ventana, me le acerqué y vi que tenía algo en la pata, lo tomé, era una carta, probablemente de Sandi, decía:
"Togi, es urgente, mientras investigaba me pasee por los calabozos, ahí encontré a toda la guardia de la princesa y con ellos a Jack, se veían todos heridos. Estoy seguro que la misma está en peligro, logré escapar, pero no sé por cuánto tiempo, si lees esta carta, probablemente ya me atraparon, salva a la princesa y acaba con el gobernador, es un político corrupto, no trabaja para Daro pero está en busca de la tiara de la princesa, ven en cuanto recibas esta carta, Sandi."
Terminando de leer la carta me tiré sobre la cama y miré a Ria, no podía dejarla sola, esta vez no, no sé qué sucedería si despertaba y nota que no estaba, no quería que sufriera así otra vez. Me quedé pensando unos momentos, no podía ignorar la carta, pero tampoco a Ria, ¿Qué debía hacer?
Salí un momento del cuarto para pensar, le di unas tres vueltas al pasillo y me regresé al cuarto, luego me dirigí al balcón, una vez ahí cayó Roko frente a mí, me preguntó en que estaba pensando, le entregué la carta y le dije que era mi responsabilidad y que debía hacer algo al respecto, entonces el agachó la cabeza y dijo:
-¿Vas a volver a dejar a Ria?-
Miré al piso, indignado y dije:
-Es que no sé qué hacer.-
-Déjanoslo a nosotros...- contestó Roko.
En ese momento silbó y salieron varios ninjas de los árboles, le pregunté quiénes eran, él contestó:
-Tu liderazgo me impulsó a sentirme que debía hacer lo mismo y un día me los encontré y los reté a pelear contra mí, cuando no los vencí me dijeron que aunque había perdido, tenía la fuerza para seguir luchando y juraron su alianza; esto te lo debo todo a ti, por eso déjame devolverte el favor.-
Me tomó del hombro y lo miré con una sonrisa, después dije:
-Si algo sucede, lo que sea, avísame, de todos modos tendré que ir mañana, resiste hasta entonces.-
-No te preocupes, jefe, acabaré con todos ellos.- contestó confiado Roko.
-No, necesito que sea una misión secreta, que el gobernador no se entere, necesito que liberes a los prisioneros y que encuentres y cuides a la princesa, yo mañana me ocuparé del gobernador, por favor, no dejes que nada le suceda a la princesa.- dije con seriedad.
Roko se despidió y se dirigió hacia Bandits, una vez que fue voltee hacia el cuarto, Ria estaba parada frente a mí:
-¿Te vas a volver a ir?-
-Tengo que hacerlo, es mi trabajo.- contesté apenado.
-Y, ¿Qué hay de mí?- me preguntó intentando disuadirme de ir.
-Prometo regresar pronto, no te preocupes, no te volveré a dejar sola, te lo prometo.- le prometí.
La abracé y le dije:
-Desde hoy estaré siempre a tu lado, te lo aseguro, porque tú eres todo para mí, no quiero volver a separarme de ti.-
-Ni yo de ti, por favor, ten mucho cuidado, no quiero perderte, otra vez no.- contestó asustada.
La sostuve de los hombros y la miré fijamente a los ojos, nos acercamos poco a poco, hasta besarnos, nos dirigimos hacia la cama y la recosté en ella, seguimos besándonos unos momentos más y Ria me quitó la playera, se levantó y comenzó a trazar mis cicatrices con sus dedos, se veía afligida y recargó su cabeza contra mi pecho, le dije que todo eso había sido por bienestar suyo, que no se culpase.
Nos quedamos así unos momentos mientras se tranquilizaba, entonces nos recostamos juntos en la cama, ella se quedó profundamente dormida entre mis brazos, yo le acaricié el pelo unos momentos y también me quedé dormido.
A la mañana siguiente llegó uno de los ninjas de Roko a mi ventana, me acerqué a él, y me dijo:
-Señor, hemos localizado a la princesa, se encuentra en sus aposentos, aparentemente encerrada, no puede salir de ahí, intentamos rescatarla, pero nos emboscaron, aparentemente el gobernador sabía de nuestro plan, lo siento.-
-¿Y los demás?- pregunté con miedo.
-Vienen en camino, no pudimos rescatar a los prisioneros, tuvimos que huir, el capitán me pidió que le informara.- contestó el ninja.
-Sí, gracias, diles a todos los ninjas que vengan, tengo que hablar con ellos.- le pedí con rapidez.
Voltee a ver a Ria y le dije que todo saldría bien, que regresaría a todos a salvo y que me aseguraría de que no hubiera casualidades, ella asintió con la cabeza, le dije que se quedara con Dim y Jun en lo que regresaba, después me dirigí hacia la puerta.
Llamé a todos a la sala de juntas, la cual seguía siendo el cuarto de juegos y dije:
-Escúchenme bien, este es el plan: nos vamos a dividir en tres equipos, el primer equipo va a encargarse del rescate de los prisioneros, ese es tu equipo, Roko; el segundo equipo, que es el mío se encargará de recuperar a la princesa, una vez asegurada yo me encargaré del gobernador; y el tercer equipo es el de Bob, están encargados de que no llamen refuerzos... esto es muy importante compañeros, por lo que voy a necesitar que me confíen con sus vidas, sé que tal vez haya algunas bajas, pero yo personalmente me encargaré que eso no suceda... compañeros, está será una misión importantísima.-
Dicho esto todos salieron de la habitación pero se quedó un sujeto, tenía un paliacate en la boca:
-Señor, soy el responsable de los rebeldes, ¿Cuáles son sus órdenes?-
¿Cuál es tu nombre?- Le pregunté.
-Es Conor, señor.- contestó Conor.
-Ok, Conor, necesito que tu equipo se quede cuidando los cuarteles y a todos los que estén dentro, es de vital importancia, ya que es probable que el gobernador haya previsto este ataque y haya mandado tropas, necesito que se mantengan fuertes, sé que su capitán acaba de morir, y lo siento mucho, pero no olviden su legado, él querría que este lugar mantuviera su poder, ¿Cuento contigo?- le pregunté intentando hacerles recobrar su confianza.
-Señor.- contestó confiado.
-Bien, a partir de este momento te nombro nuevo capitán de los rebeldes, a partir de ahora tú eres el dueño de esta casa y el responsable también.- le dije y ordené.
-Gracias por el tremendo honor, señor.- me agradeció Conor.
-Por favor, llámame Togi.- respondí con una sonrisa.
Dicho esto salí del cuarto y me junté con los ninjas y todos, Ria y las otras dos vinieron a despedirse, me acerqué a Ria y la besé, después dije:
-Prometo traerlos a todos a salvo de regreso, si me extrañas, mira al horizonte, yo regresaré.-
Cuando dije esto me di la vuelta y proseguimos a irnos, miré al cielo y susurré:
-Por favor, mantente fuerte, Ria.-
Llevábamos un par de minutos caminando dentro de la ciudad de Bandits y todavía no veía señal del enemigo o siquiera de los ciudadanos, me sorprendió, ya que la primera vez que entramos casi ni podíamos movernos libremente de tanta gente que había, todos se veían alegres y la ciudad se veía con vida; pero ahora, ahora no había una sola alma en la ciudad, supe que algo estaba mal, les dije que nos apresuráramos al castillo. Cuando llegamos entendí que era lo que había sucedido, habían unos miles de soldados esperándonos a la entrada del castillo, por un momento me sentí asustado, pero sabía que todo eso no era más que una precaución por el miedo del gobernador hacia mí y su inevitable derrota, me puse en frente de todo mi ejército y dije:
-Señores, esto es todo, siguiendo este camino lo único que encontraran será más peleas y nunca un día tranquilo, no más relajarse ni días felices hasta que todos acabe, ¿aun así quieren seguirme?-
Todos se miraban entre sí asustados sin saber que decir, de pronto un par dio un paso al frente, eran Roko y Bob, se miraron alegres, asintieron con la cabeza y me miraron un segundo y gritaron:
-Hasta la muerte, Togi, hasta la muerte.-
En ese momento todos comenzaron a gritar y a aceptar, después los callé y les dije:
-Entonces necesitamos una estrategia, antes de hacer nada primero necesitamos ver que prosigue...-
Me acerqué a ellos y dije:
-Necesito que no maten a los soldados, ellos solo están siguiendo órdenes, sosténganlos unos momentos en lo que me encargo del gobernador, por favor.-
Dicho esto desenvainé mi katana y le di media vuelta, para que al atacar fuera con la parte de la katana que no tenía filo, y dije:
-Por la liberación de Grandsky del mal gobierno.-
Y me dirigí hacia los soldados, todos me siguieron, gritando, el general de ejército a su vez les gritó que atacaran y que no tuvieran piedad. Fue una batalla feroz, unos cuantos ninjas lanzaron bombas de humo frente a mí, haciendo que los soldados perdieran el sentido de la vista por unos momentos, en ese momento yo me abrí camino hacia el castillo, tuve que noquear a varias docenas de soldados en el camino pero por fin lo logré.
Cuando se disipó el humo yo me encontraba frente a la puerta, voltee a ver a mi equipo y les pedí que me apoyaran un rato más, ellos seguían peleando, yo me dirigí hacia la puerta. Una vez adentro aparecieron un par de ninjas de mi equipo, los que me iban a llevar a la princesa, les pregunté dónde estaba esta, me dirigió uno de ellos hacia las escaleras, les dije que necesitaríamos mucho más apoyo en la entrada al castillo, les pedí que fueran a liberar a los prisioneros, ellos se fueron y yo corrí por las escaleras hasta que llegué a un par de puertas enormes, me quedé ahí unos segundos, inspiré profundamente y me dispuse a entrar. Una vez adentro vi a Ambar sentada, amarrada a los pies de su cama, ella me miró y grito:
-Cuidado, es una trampa, atrás de ti.-
Voltee los más rápido detrás de mí y el gobernador blandeó su espada y cortó desde mi hombro casi hasta el estómago, por suerte no había sido tan profunda como debió haber sido, o eso creí, pero aun así caí al suelo, el gobernador comenzó a reírse enfermamente, luego me dijo:
-Esta espada que tengo en la mano fue un regalo de una hechicera muy poderosa, y lo que hace está espada es paralizar, como una serpiente a su presa, para así después... ¡Devorarla!-
Dicho esto atravesó su espada por mi palma derecha, grité e intenté de moverme, pero no pude, él agarró mi katana y la arrojó por el balcón diciendo:
-Esta katana lo único que haría es complicar las cosas... ahora, ¿Dónde íbamos? A, si, te estaba dando una clase de herpetología, lo que hace esta serpiente es paralizar a su presa, esta parálisis, la cual es sofocante, va recorriendo el cuerpo de su víctima, poco a poco, hasta que llega a los pulmones y evita que estos se expandan y contraigan, evitando así la respiración, es una muerte desagradable y dolorosa, porque además estimula, como lo habrás notado, a los receptores del dolor.-
Se hincó y comenzó a reírse, era una persona detestable, miré hacia la ventana y me dije a mi mismo:
-¿Es este el final, Ria? ¿Será que mi destino se cumplirá sin haber yo podido luchar contra este?-
En ese momento Ambar me detuvo de pensar así, dio un gran grito el cual me despertó de cierta manera, comencé a sentir un gran poder recorriendo mi cuerpo, de pronto, de mi mano derecha comenzó a emanar un fuego rojo, el cual cerró la herida, asimismo, mi pecho también comenzó a arder con fuego rojo, sentí como comenzaba a recuperar el movimiento de mis extremidades, con dificultad me levanté y me dirigí hacia Ambar, no lo hacía conscientemente, simplemente sentí que debía hacerlo.
El gobernador me atacaba, pero sus golpes eran repelidos por el mismo fuego rojos, cuando estuve cerca de ella, la levanté y pidiéndole perdón coloqué mi mano en su pecho, de este salió otra espada, era de color rojo y tenía una forma extraña, el mango parecía tener alas y tenía un cristal azul en medio, entonces recordé lo que había dicho sobre los familiares y los contratos:
-Un contratista puede tener varios familiares, pero estos deben ser especiales y tener una relación especial, no cualquier persona puede ser familiar...-
Tomé a Ambar en mis brazos, ella había colapsado y le apunté al gobernador con la espada, él se veía asustado, le dije que su juego había terminado, él se recobró y comenzó a reírse otra vez, y me dijo que el juego apenas había comenzado.
Se hizo un par de pasos para atrás y sacó de su bolsa una pócima de color azul claro, me dijo que había sido otro regalo de la misma hechicera, y que lo que hacía era cambiar el físico del que tomara la pócima y lo volvía como una bestia horrible al cual llamo un 'ángel'.
Eran horribles, una vez que la tomó, primero sus brazos crecieron, uno por uno, después se encorvó y se le salieron los huesos de la espalda, comenzó a tornar su piel a un tono más rojizo, como de un demonio, su cara cambió por completo, se quitó toda la ropa y quedo solo con pantalones, las uñas le crecieron y se afilaron, sus músculos a la vez se hicieron más pronunciados, perdió toda su masa corporal, se volvió más delgado, sus ojos se tornaron completamente blancos y tenía electricidad alrededor de estos, me volteó a ver con una cara de loco y me dijo con voz extraña:
-Este es el poder para controlar a las masas, lo único que necesito ahora es esa tiara que tienes en el bolsillo y seré intocable... ahora, dámela.-
Dicho esto me atacó y yo me defendí del golpe con la espada, pero su fuerza era tal que salí volando por el balcón, logré equilibrarme y pude caer bien con Ambar todavía en mis manos, caímos en un gran jardín que veía hacia el otro lado del castillo, busque un lugar donde dejar a Ambar, donde no sufriera ningún daño y una vez que la dejé llegó el gobernador.
Tomé la espada con las dos manos y me dirigí a atacarlo, pero los poderes adquiridos del gobernador eran demasiado. Después de un rato de pelear y no poderle hacer nada de daño, supe que la única forma de vencerlo sería utilizando su fuerza contra él, entonces, cerré los ojos, inspiré profundamente y me quedé quieto por unos segundos, el gobernador entonces comenzó a atacarme, pero yo esquivé cada uno de sus movimientos, él se enojó tanto que aventó todo su cuerpo contra mí, supe que ese era el momento, lo esquivé y al hacerlo tomé mi espada y la atravesé contra sus costillas, atravesando entonces su corazón.
Él no cayó muerto de golpe, todavía le quedaban fuerzas, yo había perdido mi espada en ese ataque, por lo que estaba indefenso, entonces el gobernador, en su último intento por matarme me atacó, yo intenté esquivar su ataque, pero una de sus garras llegó a atravesarme el abdomen. Hecho esto, el gobernador cayó muerto y se desintegró en el aire, pero su garra seguía enterrada en mi abdomen, me hinqué en el suelo e intenté sacar la garra, pero al hacerlo, no sé qué sucedió que el corte se alargó hasta llegar al hombro, supuse que era parte de su magia, no me dio tiempo de pensar mucho en eso, porque en ese momento despertó Ambar, quien, al ver todo lo que me había sucedido, corrió a intentar ayudarme, yo le dije que no se preocupara por mí, que debía detener la pelea que estaba sucediendo en el castillo.
Ella me miró, incapaz de hacer nada y se fue corriendo, yo en ese momento me tiré al suelo y miré al cielo, noté una extraña figura con cuerpo de mujer, tenía un vestido azul con blanco con un sombrero puntiagudo, mi vista se estaba volviendo borrosa, oí una voz que me decía que no me preocupara, que todo saldría bien, me fijé en su cara, pero no la pude reconocer, solo vi que tenía el cabello entre amarillo y blanco, intenté levantar mi mano, pero todo se veía borroso y más borroso, entonces cerré los ojos por completo.
Cuando desperté lo único que podía hacer era mover la cabeza, todavía me encontraba muy debilitado, en el cuarto estaban Dim y Ambar, parecía como si estuvieran peleando o algo, no podía oír bien todavía, sentada a mi lado estaba Ria con su cara sonriente y asustada al mismo tiempo, me estaba mirando con ilusión, intenté preguntar que sucedía, pero las palabras no salían, ella me puso el dedo en la boca y me dijo que no intentara decir nada, que necesitaba recuperar mi energía, en ese momento voltearon Ambar y Dim al mismo tiempo y me miraron un segundo, después se acercaron corriendo y me preguntaron:
-¿A quién de las dos prefieres?-
Me quedé callado, no podía contestar, entonces Ria las interrumpió y dijo:
-Niñas, ya, ¿no?, déjenlo descansar, llevan dos día discutiendo eso y no han llegado a ninguna conclusión.-
Ninguna de ellas presto atención a lo que dijo Ria y siguieron acercándose hasta que comenzaron a asfixiarme. En eso entró Sandi al cuarto con una toalla mojada y un balde de agua, recobré todas las fuerzas que pude y dije:
-Miren, Sandi, él sabe la respuesta, pregúntenle a él.-
Ellas lo miraron y corrieron hacia él, le susurré que me perdonase y me dirigí hacia la ventana, me salí y comencé a correr hacia donde pudiera, entonces me encontré a Roko y a Bob, ellos me detuvieron y me preguntaron si ya me encontraba bien, en eso se oyó un grito:
-Togi~.-
Les dije que esa era mi señal y que debía irme, entonces seguí corriendo.
Llegó la hora de la comida, todos estaban sentados, comiendo tranquilamente, todos menos Ambar y Dim, quienes estaban discutiendo todavía, era un poco cansado, lo peor de todo era que yo estaba en medio de la pelea, entonces no podía comer en paz, llegó uno de los hombres de Kaizo y me dijo en secreto:
-Señor, hay alguien afuera buscándolo, le hemos mandado al estudio, requiere de su presencia.-
Me levanté lo más rápido que pude y me dirigí hacia el estudio, una vez que llegue noté una sombra frente a la ventana del estudio, se oyó una voz:
-Es una bella vista, ¿No lo crees?-
Era una voz familiar.
-¿Quién eres?- le pregunté.
-Togi, Togi, no han pasado siquiera cuatro años y, ¿ya no me recuerdas?- contestó la voz con otra pregunta.
En ese momento chasqueó los dedos y se prendieron las velas de toda la habitación, la reconocí, cabello dorado, ojos color purpura, la cara, sus labios, incluso esa sonrisa torcida, desenvainé mi katana y dije:
-Tú... pero, ¿qué haces tú aquí?, yo te maté, estoy seguro que lo hice, lo hice...- le grité desconcertado.
-Tranquilo, no vengo a pelear, baja esa espada, solo quiero hablar, ven, toma asiento.- me contestó con calma.
-Lo siento pero no te creo, tu nunca fuiste una persona que fuera conocida por su honestidad, dime que es lo que en realidad quieres.- le contesté con sospecha.
Ella me volteó ver con esos ojos sin alma que te dan escalofríos solo de verlos, entonces se me acercó y me tocó la barbilla, me recorrió por completo, no podía moverme, ella dijo entonces:
-Escucha, Togi, necesito que hagas algo por mí, sé que en algún momento fuimos enemigos y también sé que te lastimé mucho, pero por favor, todo quedó en el pasado.- me dijo con algo de lastima.
-¿Y porque querría yo ayudarte a ti? Tú me lo quitaste todo, a mis amigos, mis compañeros y aliados, e incluso a la mujer a la que amaba.- le contesté muy enojado.
-Lo sé, lo sé, pero ve el lado bueno, de no haber sido porque maté a tu amada, en este momento no podrías ni mirar a Ria, tu 'verdadero' amor.- interrumpió Maria San con una sonrisa.
-¡Silencio, bruja!- la callé con ira.
-¿Acaso miento? Mira, solo te voy a decir esto una vez, así que escucha (se acercó peligrosamente); al lugar hacia donde debo ir es un lugar, por así decirlo, divino, con seres excepcionales, puede que incluso seres que burlen al destino, y tal vez incluso, te ayuden a saber sobre tu pasado, tu sabes, antes del meteorito. (Me asombré y la miré fijamente) aparentemente, dentro de este lugar habita un hada que se dice posee poderes sobrenaturales, con los cuales se dice que ha podido burlar a la muerte por más de mil años; ¿Qué dices, no estas interesado? Puede que sea la única forma, ¿Vas a dejar pasar esta oportunidad?-
La tomé de los hombros y la alejé, sorprendido, no sabía que debía hacer, me voltee por completo para darle la espalda, en eso, oí como se abría la puerta, miré y vi a Ria entrando. Cuando entró miró detrás de mí y la vio, después dijo:
-¿¡Qué estás haciendo aquí, vieja arpía!? Tú estabas muerta, Togi te mató, todos estábamos ahí, ¿Por qué? ¿Por qué?- Ria estaba tan sorprendida como yo.
Tomé a Ria de los brazos y le dije que no se preocupara, que no vendría a hacernos nada, ella la miró fríamente, Maria no hizo nada más que sonreír sínicamente, después abrió la boca y dijo:
-Hola Ria, ¿Me extrañaste? Justo de ti hablábamos este fortachón y yo.-
-¡Silencio! Tú mataste a mi mejor amiga.- contestó Ria con tristeza.
-¡Paren! Las dos, ven Ria, vámonos.- contesté.
La tomé del hombro y me dirigí a la puerta, después miré a Maria:
-Déjame pensarlo.- contesté de inmediato para que nos dejara en paz.
-De acuerdo, te veré esta noche entonces.- se despidió con una sonrisa macabra.
Dicho esto desapareció. Ria me volteó a ver con una cara de tristeza, ira y duda, me quiso preguntar de qué habíamos hablado, pero le dije que no se preocupase, yo lo resolvería todo y le dije también que no la volveríamos a ver; que ingenuo fui al creer que ella sería el problema.
-¡Grindonstown~! ¿¡Qué!? ¿Vas a ir a Grindonstown? ¿Por qué harías algo así?- me gritó Ria sorprendida.
-Porque quiero saber sobre mi pasado, porque necesito hacer esto y también porque (bajé la voz) necesito arreglar mi vida.- contesté.
Todos seguían a mi alrededor, no dejaban de verme asustados, pude ver la cara de tristeza de Ria detrás de todos, intentando no dejarse ver así, preocupada, me sentí mal por ella, pero debía hacerlo, quería saber sobre mi vida, sobre mí, sobre mi destino, no podía huir de él.
En ese momento recordé la conversación que tuve aquella noche con Maria anteriormente. Me había encerrado en mi cuarto para poder pensar con claridad, me recosté en mi cama mirando al techo, ya había olvidado el color que este tenía, ya no me recordaba a nadie, en eso, comencé a pensar en mis colegas que se quedaron en Rokenteru:
-¿Qué habrá sido de ellos?- me pregunté.
Cerré los ojos por un momento, en eso oí como se abría la puerta del cuarto, me levanté y vi como Ria se me aventó corriendo, recostó su cabeza contra mi pecho, tenía sus brazos alrededor de mi cuello, con mi brazo derecho la abracé de la cintura, ella comenzó a llorar, la levanté un poco para poderla ver a los ojos, la tomé de la mejilla y le limpié las lágrimas, entonces le dije lo que me había dicho Maria, tuve que omitir lo de mi destino, no quería asustarla, al menos no aun, ella volvió a recargar su cabeza contra mi pecho y dijo:
-Quiero que regreses con bien para poder acabar con esta pesadilla.- me pidió Ria.
Me recosté en la cama otra vez e inspiré profundamente, le dije que lo haríamos juntos, saldríamos los dos de aquella pesadilla y nos iríamos muy lejos. Quería comentarle de los pastizales que había encontrado en uno de mis viajes, le iba a decir que ahí nos mudaríamos juntos una vez acabado todo, pero no puede, porque en ese momento apareció, frente a la cama, la hechicera Maria San. Ella nos vio con una sonrisa en la cara, ambos nos levantamos rápidamente, ella dijo en tono burlón:
-Ay, pero que hermosa pareja, sin duda la mejor que he visto en décadas; bueno, como sea, vengo a interrumpir para saber que has decidido Togi, entonces dime (se aclara la garganta), ¿Qué has decidido, Togi?- me preguntó Maria con interés.
Voltee a ver a Ria y la aparté con cuidado para poder levantarme de la cama y acercarme a Maria, me erguí y sin titubear le contesté:
-Lo haré, pero tengo una condición, necesito que Ria este protegida todo el tiempo mientras yo no este, si algo le sucediese o si sospecho que algo está sucediendo de lo que yo no apruebe, te mato, y como tú dices que no tienes poderes, no creo que sea hazaña épica, ¿entiendes?-
-Suena bien, entonces, nos vamos dentro de dos días, así que descansa; mientras tanto (chasqueó sus dedos y aparecieron unas cuatro maletas enormes) creo que me quedaré aquí.- terminó diciendo alegremente.
En ese momento, Roko me tomó del hombro diciendo:
-¡Ey! Despierta, estabas viendo al vacío, ¿En qué pensabas? Bueno, eso no importa, solo quiero saber una cosa... ¿de dónde conoces a ese pequeño bombón de allá enfrente?-
Apuntó su dedo a quien parecía ser Maria San, quien estaba sentada en el sillón tomando algo que parecía ser té, lo miré con una cara inexpresiva y le dije:
-Se llama Maria san.-
-¿Maria San? A ya.- contestó interesado.
-Es una hechicera de magia negra y le gusta arrancarles el corazón a sus víctimas.- dije, intentando disuadirlo.
-Entiendo.- dijo, todavía interesado.
-Además, tiene como cien años.- agregué finalmente.
Vi como la expresión de la cara de Roko cambió de interesado a decepcionado, entonces se alejó, pero vi como Bob se le acercaba, incrédulamente creyendo que podría lograr algo, ella no lo volteó a ver, simplemente chasqueó los dedos y cayó un rayo sobre Bob, este cayó al suelo, inmóvil, me sentí mal por no haberle avisado, pero no le di mucha importancia, todos continuaron con sus actividades.

En un Solo Segundo por Santiago BravoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon