Capitulo 15: Teniente y la Fiesta

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Empieza con la perdida de alguien querido...

La voz melodiosa, tranquila, angelical, inunda el teatro.

Sentir que el alma le volvió al cuerpo a penas la voz llegó a sus oídos, es decir muy poco. Era una experiencia única en su vida.

Era de esperarse que desde aquella vez que vio el video, fue su sueño personal el poder estar ahí para verla. Para disfrutar de aquel acto. Incluso verla tocando el piano con maestría la dejaba sin palabras. No sabía que era otra de sus infinitas habilidades y bueno, no le extrañaba. Weiss podía hacer lo que sea.

Sus palabras resuenan con tristeza y está segura de que cada persona ahí puede sentir la soledad en cada frase, aunque sean Atlesianos sin corazón. Al menos ella misma puede sentir aquella pasión y dolor como si le perteneciera, como si fuese parte de ella. De ambas.

Nuevamente los sentimientos de Weiss eran reflejados en su humanidad. Liberaba esos sentimientos oprimidos cuando podía levantar la voz en el teatro.

La música se vuelve más intensa. La orquesta se hace presente, haciendo que sus instrumentos resuenen con fuerza. Están al margen, no pueden siquiera opacar a esa mujer ni por una milésima de segundo. Está prohibido. Weiss no permitiría el ser menos que los demás.

Deja el tono triste, a uno más fuerte, pero sus palabras siguen siendo melancólicas.

El frio crece en mi alma, consumiéndome...

Su cuerpo se mueve en su asiento, como si estuviese empujando sus sentimientos fuera de su cuerpo, guiando el aire de sus pulmones por su tráquea, saliendo con intensidad por sus labios, con un control abismal. Sus ojos se cierran de vez en vez, y es como si doliera, como si cada palabra la desgarrase por dentro.

La orquesta parecen ser solo un punto ciego en el escenario.

Nadie los mira, ni sabe que existe.

Weiss se roba todas las miradas.

¿Quién querría mirar a alguien más cuando esa mujer pisaba el escenario? Esa belleza dejaría absorto a cualquier ser humano en la faz de la tierra, no tenía duda. Esa belleza y ese talento. Al menos ella misma no podía dejar de mirar. Sabía que había más personas ahí por el sonido, pero sus ojos no podían separarse de la mujer que la mantenía en vela.

Enemigos me rodean, pero los peores aparentan ser amigos...

Sus manos se aferraban al asiento bajo su cuerpo, como un ancla a la realidad. Su pecho se sacude de arriba abajo, como si estuviese corriendo. Electricidad recorre cada parte de su cuerpo, casi como un calambre, poniéndole la piel de gallina. Todo eso provocaba aquella voz.

¿Era la única que sentía tantas emociones?

No lo sabía, pero quería pensar que sí.

Que era la única con aquella conexión con esa mujer.

Miro al espejo y veo a alguien a quien no reconozco...

Sus ojos azules se cierran por completo, concentrándose en la música a sus espaldas, sin dejar de mover sus dedos por las teclas. Esperando para volver a entonar su canción. Todos los músicos aprovechan de ser alumbrados, sobre todo uno de los violines, pero sigue siendo el piano el que deja a todos anonadados. Weiss seguía robándose la atención.

Hasta ese punto no podía dejar de mirar a la estrella del lugar.

Sus ojos ardían, no quería dejar de mirarla ni por un solo segundo.

No se había dado cuenta que las lágrimas corrían sin detención por sus mejillas, sin control, sin tapujos. No era de las personas que lloraban ante los demás, pero no podía evitarlo. Simplemente estaba sucediendo. Sus sentimientos por la mujer ahí en frente eran demasiado fuertes, y podía sentir su pecho apretado con cada sonido. Las palabras vuelven, y también es cada una de las palabras la que la hacen sentir así.

Academia Militar de AtlasWhere stories live. Discover now