XIV - Pactos de silencio

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[!] ESTE CAPÍTULO CONTIENE TEMAS QUE PUEDEN SER SENSIBLES PARA EL LECTOR. LEER CON PRECAUCIÓN.
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Jisung fue empujado hacia la pared con violencia.

No importa cuánto tiempo hubiera transcurrido, la maldad siempre iba a existir en alguna parte, y él tuvo la mala suerte de hallarla en aquellos con los que compartía las clases. Una de las cosas que más lamentaba era no poder ser invisible como antes, porque desde que todo el mundo se enteró de que le gustaban los chicos, se volvió objeto de interés para los más desalmados e intolerantes.

Por supuesto que no era el único. A Hyunjin también le había tocado vivirlo en algún momento, pero la maravillosa reputación que logró construír ya no le permitía ser molestado pues todos lo defenderían. Jisung no tenía eso, y peor aún era que nunca se defendía, volviéndose un blanco fácil. Para coronar su mala suerte, nadie iba a ayudarlo en ese momento tampoco.

La vida podía estar llena de desgracias, y de cierto modo sentía que las atraía como un imán, y que era una maldición de la que no podía safarse.

— ¿Así que estás de novia con Bang Chan? — Dijo de forma burlesca un chico de su misma clase, uno del cual ni siquiera recordaba el nombre pero sí su aspecto, porque no era primera vez que estaban en la misma situación. Aquel tipo tenía historial de ser un abusivo junto con los otros 3 que le acompañaban.

Han bajó la cabeza sin saber qué hacer. Si tan sólo su ansiedad no le hubiera atacado otra vez, al menos habría hecho el intento por defenderse.

— Míralo, está temblando. — Se rio uno de ellos.

— Bah, qué cobarde. Dame algo de diversión. — Exigió el principal de los 4 prendiendo un cigarrillo. — Tu amigo ya no vendrá a salvarte como antes así que tienes todo el tiempo del mundo.

Sung sentía sus ganas de gritar estancadas en su garganta. No se sentía capaz de moverse. Estaba aterrado.

Debió correr cuando pudo hacerlo. Nadie transitaba ese callejón tan solitario al que lo habían llevado en contra de su voluntad. Tragó saliva suplicando en su cabeza que por favor ocurriese un milagro.

— ¿Vas a decir algo o no? — Volvió a hablar después de la primera calada. Sopló el humo directo hasta el rostro de su víctima porque sabía que esta detestaba el olor del tabaco. — No me obligues.

— Sólo estar cerca de él me da asco. — Comentó otro chico. — Además de marica es cobarde.

— ¿Quién es el cobarde realmente? — Por fin se animó a defenderse, pero sin mirarlos a la cara. — Son tan cobardes que tuvieron que venir en grupo a molestarme.

Apenas terminó de hablar, sintió una dolorosa quemadura en su cuello que le hizo chillar. El cigarrillo caliente había sido estampado contra su piel. Sabía que era mejor no decir nada.

— ¿Ves que así es más divertido? — Se le oyó decir al principal un poco más cabreado volviendo a prenderle fuego al cigarrillo en su boca. — Te dejé en paz porque tuve problemas por tu culpa. Casi pierdo mis estudios. ¿Pero ya quién lo recuerda? Supongo que esta vez no dirás nada. ¿Cierto?

Otra vez no dijo nada, y el chico frente a él, impacientado, volvió a quemarlo en la misma zona. Dolía con intensidad, pero el dolor no era mínimamente comparado al terror en el que estaba sumergido. No podía respirar debidamente.

— Haremos que le gusten las chicas a patadas. ¿Qué te parece eso?

— ¿A patadas? Tengo una navaja en la mochila.

Los escuchaba hablar como si sus voces estuvieran lejos. No entendía lo que decían y aunque hiciera un esfuerzo por prestar atención, no lo lograba. Poco a poco su vista se nublaba, y podía ver sus pies de forma borrosa. El aire para él era tan escaso que era lo único que podía importarle.

Please!! Remember me || Minsung (En edición)Where stories live. Discover now