VIII - Erupción

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No sabían qué decirse. Los dos estaban inmóviles. Fue como si el tiempo se hubiese congelado para ellos.

— ¿Hola? — Le preguntó Felix al castaño. Entendió la complejidad de la desafortunada situación e hizo un esmero en luchar contra la tensión.

— Ah, hola. — La expresión de Minho decayó inmediatamente. — Supe que necesitabas ayuda. Vine a cubrir a Hyunjin.

"Imbécil" pensó Jisung mordiendo una de sus uñas refiriéndose a su amigo. ¿Por qué le habría pedido a Minho que lo cubriera a sabiendas de que él estaría en el mismo lugar? Deseaba con toda intensidad que la tierra lo tragase allí mismo.

Extrañamente no se sentía en pánico, tal y como pensó que lo estaría después de haberse desmayado con un mensaje, pero sí tenía un dolor de estómago terrible y un enojo mezclado con nervios que no sabía cómo desahogar. Sus sentimientos empezaban a superarlo otra vez.

— Ah qué bien. Me alegra que estés aquí. Pasa, tengo galletas. — Dijo el rubio haciéndose a un lado para dejar pasar a su nueva visita.

Minho entró a paso lento después de dar las gracias, y sus ojos se abrieron como platos cuando notó que Seungmin también estaba allí. Los dos se miraron como íntimos cómplices.

Seungmin no sabía cómo actuar o qué decir. Primero miró a Jisung y después al mayor. Se sentía mal consigo mismo, pero se preguntaba el por qué realmente. No había sido parte de una infidelidad ni mucho menos, pero creyó que fue bastante hipócrita hablarle a Han como si nada cuando se había besado con su expareja hacía tan solo unos días. Estaba justo en uno de los extremos de un triángulo, y lo detestaba. No entendía si estaba sobrando o no. Lo mejor era seguir poniendo buena cara, y actuar como un profesional.

— Hola Seungmin. — Saludó Minho en una reverencia floja a lo que él respondió de la misma manera. Nunca se saludaban de esa forma, pero nadie sabía que ya eran algo más que sólo conocidos. Luego se giró hacia Jisung y saludó vagamente. — Hola Jisung.

— H-Hola. — Contestó nervioso. El castaño tenía un muy notorio semblante de no querer estar ahí, y sentía que era gracias a su indeseada presencia. No podía irse de allí y dejar a Felix. Aunque este tuviera manos de sobra para trabajar, ya se había comprometido a ayudarlo.

— Bien... — Felix dejó salir un suspiro contagiado por la tensión del ambiente.  Abrazó a Minho por la espalda y miró a los dos chicos restantes. — Ahora empieza la tarea difícil. Verán mi habitación y todo lo que tengo en ella. Las burlas no están permitidas hoy.

— ¿Qué tan malo puede ser? — Preguntó el estudiante de medicina. Comprendió lo que el rubio trataba de hacer, así que seguirle la corriente era la única opción la que podía aferrarse.

— Juzga tú mismo. — Soltó al mayor y le revolvió los cabellos para fastidiarlo.

— Ah... ¿Podría ir al baño antes? — Jisung levantó un poco su mano como si estuviese pidiendo permiso formalmente para hablar, cosa que descolocó a los chicos que estaban allí. Su mano alzada temblaba en el aire.

— Claro. Es ahí. — Felix le indicó la puerta con un mal presentimiento. Su amigo en silencio caminó hasta la puerta señalada y entró sin decir más.

Han se apoyó sobre una de las paredes apenas se encerró allí. Se llevó ambas manos a su cabeza desesperado y angustiado. Se mordió el labio con fuerza mientras involuntariamente se golpeaba a puño cerrado los muslos, castigándose y maldiciéndose con miles de improperios. No quería soltar los sollozos porque creía que estos podrían ser audibles para los demás. Respiró hondo intentando apagar sus fuertes ganas de llorar y se miró al espejo. Nunca había odiado tanto su reflejo.

Please!! Remember me || Minsung (En edición)Where stories live. Discover now