IV - Bienvenida

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La señora Lee encendió un cigarrillo y se sentó cruzando sus piernas con una distinguida elegancia. Jisung se mantuvo a una distancia prudente, porque detestaba el olor del tabaco.

—¿Minho te dijo que le darían el alta la semana siguiente? —le preguntó al menor después de dar la primera calada.

—Algo así. No en detalle.

—Pues así será. Sé que esto ha sido complicado para él, y quiero hacer una pequeña celebración cuando le den el alta. ¿Crees poder ayudarme con eso? Será algo sencillo... Buena comida y unos cuántos amigos suyos, pero yo no sé con quiénes se relaciona y se lleva bien. Por eso te pido ayuda. —contó. Notaba que Han estaba mucho más animado que antes de entrar a la sala, y más aún ahora con lo que le estaba diciendo—. También hablé un poco con Felix al respecto.

—Felix, Lino y yo compartimos el mismo círculo de amistades. Haré un buen trabajo para que su hijo disfrute de la bienvenida, se lo prometo. —sonrió alegre haciendo lucir sus grandes mejillas.

—Te noto contento. —dijo observando a Han con cariño a la vez que golpeaba gentilmente el cigarrillo para eliminar sus cenizas—. ¿Acaso han mejorado las cosas?

—Lino aún no me ha dicho que recuerde algo, pero hoy nos reímos mucho... Se sintió como si no lo hubiera perdido del todo. —respondió con un tierno brillo en sus ojos.

—Eso me alegra mucho... Desearía que mi pequeño pudiera recuperar sus memorias. —hizo una pausa para dar otra calada—. El día de ayer tuve una conversación con la policía. Encontraron el auto que chocó a Minho, a las afueras de la ciudad. Aún no pueden rastrear al culpable. Y Felix... Ese muchacho parece ser muy dulce, pero le platiqué de esto y fue como si un demonio se hubiera apoderado de él.

Jisung abrió los ojos llevado por la curiosidad.

—¿A qué se refiere? Yo jamás he visto a Felix molesto. ¿Le dijo algo?

—Para nada. Sólo lo lamentó pero incluso su expresión se puso extraña. Podía ver odio en sus ojos, aunque no lo culpo. Yo también estoy molesta.

—A mí no me dijo nada de eso. Y tampoco lo vi así. — pensó que quizás ni siquiera se dio cuenta a causa de la situación en la que había estado. El rubio se encargó de ayudarlo directamente y no dejó ver ni un indicio de su repentino enojo.

—Es un chico muy misterioso, pero muy amable y cariñoso. No lo conocía hasta que ocurrió todo esto. Minho era muy reservado y nunca me presentó a ninguno de sus amigos. Sólo a ti. Ni siquiera sabía del otro muchacho, ese alto y guapo que parece modelo y que solía acompañarte... ¿Cómo era su nombre? ¿Hyunmin...? Hyunbin...

—Hyunjin. —corrigió Han a punto de reírse—. Es mi amigo.

—Él también me cae muy bien. —comentó para luego soltar humo.

Jisung volvió a casa precisamente antes de la cena, pero decidió pasar de esta porque se sentía agotado. Aquel "No te viene mal una siesta" seguía dando vuelta en su cabeza, y de alguna manera se sentía tan contento que celebraba en sus adentros el poder irse a la cama sin una pizca de tristeza.

Se acostó como si estuviera en las nubes. Lo que pasara con Minho podía vulnerar fácilmente su estado de ánimo, y eso era una maldición. La respuesta a tal apego tan fuerte era porque era su primer amor, y la persona a quien más dejó entrar en su corazón. Porque sí, Jisung era cerrado con la mayoría pero sólo con Minho era capaz de expresarlo todo; desde la muestra de amor más pura hasta las lágrimas más dolorosas.

Un año juntos fue suficiente para que el mayor supiera todo de Han. Sabía que no le gustaba estar constantemente rodeado de gente, que se alteraba fácilmente cuando algo le acomplejaba, que tendía a ser inquieto a la hora de dormir y que amaba usar su tiempo de ocio en ver las mismas películas que ya había visto 10 veces. Ahora ese año se había esfumado y tendría que conocerlo desde 0.

Please!! Remember me || Minsung (En edición)Where stories live. Discover now