VI - Ausencia

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Minho no volvió a la universidad, porque decidió abandonar el semestre. No tenía caso esmerarse; la única vez que asistió a una clase tras su recuperación, no entendió nada. Sus conocimientos previos habían desaparecido, y ya se había perdido un montón de las cátedras por estar internado el hospital. Volvería la temporada siguiente, y mientras tanto, Felix se comprometió a ayudarlo.

Se motivó a conseguir un trabajo en su tiempo libre e incluso hacer alguna actividad recreativa. Tenía más horas para meditar, aprender cosas nuevas y reencontrarse poco a poco con su "yo" anterior.

Algunos recuerdos seguían volviendo. Unos eran largos y detallados, otros eran fugaces y confusos, pero ni uno explicaba por qué tenía un collar de plata.

Al final se dejó la joya para sí mismo, y lo colgó en su cuello. Jugaba mucho con él. Ver la arena caer cuando se hallaba tenso era una ayuda que creyó que no funcionaría, pero lo hacía.

Se acostumbró a usar una sola mano para todas sus tareas. Era un aprendiz rápido e ingenioso. Le cambiaron el yeso y ya no podía ver los dibujos que Jisung le obsequió, y no sabía si eso era algo de influencia positiva o negativa.

No había visto a Jisung desde ese día, y no porque él mismo se hubiera alejado como tenía pensado, sino que el menor estaba más ausente. Ni sus propios amigos podían decirle en dónde estaba, porque simplemente no tenían idea. Un día aparecía, y al otro no. Hyunjin debía saber la razón, y aunque esta fuera demasiado obvia, no se atrevía a preguntarle por el estado de Sung.

Seguramente estaba pasando por su propia lucha, al igual que él. Una separación es dolorosa cuando se está muy aferrado a alguien, y por eso no era difícil entender a Han.

Varias veces se aguantó las ganas de llamarlo por teléfono o de averiguar su dirección para visitarlo, sin embargo ni siquiera era capaz de enviarle un mensaje. Le había prometido amistad y se sentía mal por no saber cómo cumplir con ello.

La madre de Minho apareció en su casa aquella tarde de Miércoles. Fue una visita corta y puntual, pero también extraña. Llegó con dos grandes cajas de cartón a su puerta.

— Éstas cosas son tuyas. Las guardé aquí porque es mejor que las revises cuando estés listo. — Precisó su madre.

— ¿Qué es?

— Algunos recuerdos difíciles de manejar. — Dijo para después cambiar de tema abruptamente.

No las había abierto. Las miraba intentando adivinar, pero no se armaba de valor para chequearlas. Sus gatos miraban las piezas de cartón con intriga, y más de una vez Doongie se subió a ellas sin ni un tipo de cuidado. Dejó las cajas en la sala porque se hallaba inhabilitado para moverlas de lugar con tan solo una mano, obligándose a verlas allí todos los días.

Esa misma tarde también fue a pasear y a hacer las compras. Vistió una chaqueta gris y una gorra porque pese al frío, el sol brillaba con una intensidad que muy probablemente dejaría ceguera instantánea a quien se atreviera a mirarlo. Las calles aún tenían los charcos de agua que regaló la lluvia nocturna, el aire se sentía limpio, fresco y reconfortante.

Llegó a una de las tiendas que solía frecuentar a unas pocas manzanas desde donde vivía. Fue directo hasta las pastas, porque había visto una receta y se le antojó aprender a prepararla. No se tardó en tomar lo que debía. Fue a buscar unas golosinas para sus gatos, y unas frituras para saciar uno de sus pequeños antojos.

Confiado, sacó su billetera y se acercó a pagar. La gorra no le permitió ver al cajero a simple vista, pero después de saludarlo sintió que la voz de este era conocida. Levantó la cabeza y se encontró con el atractivo estudiante de medicina en un uniforme marrón.

Please!! Remember me || Minsung (En edición)Where stories live. Discover now