Declaracion de Guerra.

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Apreté los labios suspirando y saliendo del carro. El aire frío hizo que mi cuerpo se estremeciera. Sentía la nariz fría al igual que la punta de mis dedos.

Miraba los árboles agitarse con lentitud y puse varias veces el mismo mechón de cabello detrás de mi oreja.

Miré por los lados buscando a Ryan. Lo único que veía era tierra seca y algunos pedazos de hierba. Y árboles, muchos árboles.

- ¿Ryan? - levanté la voz comenzando a caminar por el lugar.

Apreté las manos en puños buscando algo de valor. La verdad es que no suelo ser friolenta, pero esta vez el clima está frío y no bromeaba al decir que era uno para quedarse enrollado en una cobija con una taza de café humeante.

<<O el chocolate que hace nuestro Oso.>>

Eso... Ahora más que nada anhelo su chocolate caliente.

Los truenos del cielo no eran buenos, así que tenía que apresurarme antes de que lloviera y pescara un resfriado. Tan sólo pensar en el dolor de cabeza que tendré me ponía de malas.

- ¡Ryan!

¿Me pueden recordar por que estoy aquí?

<<Por que somos la caballería, cielo.>>

Ah... Eso.

- Mierda...

Me giré de inmediato al escuchar su susurro. Sentí un peso menos al verlo batallando con la cremallera de su pantalón, ¿Acaso...?

Agité la cabeza.

- Ryan. - levantó la mirada de inmediato.

- ¡Pero mira quien está aquí! - extendió los brazos.

Aparentemente se encontraba bien, con una botella de alcohol en la mano izquierda. Suspiré pesadamente.

- ¿Donde has estado en toda la noche? - me acerqué hasta sujetarle el rostro con las manos. - Los demás estaban preocupados. ¿Por que no llegaste a casa?

- Haces muuuuuuchas preguntaaaas.

Le examiné todo el rostro, lo único nuevo, eran los ojos inyectados de sangre.

- No puedes desaparecer de esa forma Ryan Gallagher.

- ¿Te estás preocupando por mi? - encaró una ceja con diversión.

Por favor, que no se ponga graciosito.

Arrugué el gesto cuando olí todo el alcohol que había ingerido, había cerveza, whisky y no se si algo más.

- Apestas a alcohol... - retrocedí.

- Que observadora eres. - rio estrepitosamente.

- Vamos Ryan. Esto no debería de hacerte gra... - fruncí el entrecejo al verle una carcajada en el cuello - ¿Y eso? - tire del cuello de su camisa (ya no blanca).

Tenía una marca de dos colores, entre rojo y morado, fruncí el entrecejo.

- Ayer me tiré a una chica que se sintió vampiro... - dijo divertido.

Pardeé varias veces. ¿Ah?

- Pero... Si pasaste la noche con alguien, ¿Que haces aquí a las... - miré mi reloj - 6:30 de la mañana?

- Dije que me acoste con una chica... Me lo monté con ella, pero no dormí con ella. - sonrió, como si eso hubiera sido su mejor asaña - Ya deberías saber que yo no duermo con nadie... - sus dedos fríos hicieron que me estremeciera cuando acarició mi mejilla.

Cuando seas mía.Where stories live. Discover now