Bromas desastrosas.

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Respiré hondo al llegar a casa después de salir a correr, mire a Armin en la camioneta esperando a que entrara.

— Diez minutos. — dije antes de entrar, mamá aún seguía dormida y Zack estaba tendido en la mesa con los problemas de cálculo que le dejaron en el instituto.

Me apiade de esta pobre alma y le dejé las respuestas debajo del brazo, si no las encontraba, era muy bruto.

Me di una ducha rápida y al final me salí de casa con una chamarra y pantalones de mezclilla.

— Buenos dias, T/n.

— Buenos dias, Cabecita de coco. — le agité el cabello corto.

Armin arrugó el gesto, pero sonrió unos segundos después.

Este era mi tercer día en la casa Gallagher, suspiré comenzando a pensar que me harían los chicos esta vez, el primer día, me tiraron salsa de tomate en la cabeza, (idea de Vivian), ayer, me hicieron creer que se iban a comer a Edmon, (idea de Ryan), hoy no sabía que me deparaba la vida, pero tal vez no era algo bueno.

— Te sugiero que tengas cuidado al entrar. — dijo Armin rompiendo el silencio en la camioneta.

— Gracias. — suspiré — ¿Tienes alguna idea de que me harán hoy? — encaré una ceja.

— Los chicos son muy inteligentes, algo curioso y poco ortodoxo te harán, eso es seguro.

Apreté los labios, las advertencias de Armin cobraban demaciado sentido, en ocasiones se me ocurría que me dejarián encerrada en la habitación donde me pongo el uniforme, tengo que hacerme a esa idea para que no me sorprenda el día que me lo hagan.

Me acomodé el cabello aún húmedo y suspiré, miré como una idiota a Aidan en el patio trasero. Estaba haciendo lagartijas con algún instructor, mis mejillas se sonrojaron viendo sus músculos tensarse, la playera gris que traía que le pegaba al dorso por el sudor, sonreí como estúpida.

— El joven Aidan es muy guapo ¿Verdad? — miré de inmediato a Armin que se burlaba de mí, el rojo subió a todo mi rostro.

— Mira, el piso está hecho de piso. — miré a otro lugar, Armin rió bajo y me sorprendió, era la primera vez que lo escuchaba reír.

— El joven Ryan ya debe de haberse levantado para sus clases de esgrima.

— ¿Siempre les ponen disciplinas? — fruncí el entrecejo.

— Por lo general ellos las escogen, El joven Ryan es algo perfeccionista.

— E insoportable. — me tape la boca cuando caí en la cuenta de que lo había dicho en voz alta.

— No te llevas bien con él ¿Verdad? — sonreí nerviosa.

Y justo como si lo hubiéramos invocado, lo ví haciendo movimientos con una espada ¿Es así como se les llama a esas cosas? El chiste es que el maldito se movía con destreza y agilidad, ¿Había algo que no supiera hacer?

<<Trabajar.>>

Rei divertida por lo que dijo mi conciencia, me quedé idiotisada al ver cómo se quitaba el casco y se agitaba el cabello sudoroso, al maldito le quedaba bien cualquier cosa que se pusiera, la muestra de ello era el traje de esgrima tan sencillo que llevaba.

Apreté los labios mientras desviaba la mirada, Ryan nunca podía saber esto que pensé, por qué de lo contrario, no dejaría de estar fanfarroneando toda mi vida.

— ¿Lista?

Miré a Armin, asentí mientras me quitaba el cinturón de seguridad y tomaba mi mochila dónde guardaba algunas cosas.

Cuando seas mía.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu