Capítulo 3. En la cantina.

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-Joder, Vanesa, desde que te dejó Sara te has abandonado de malas maneras. No puedes seguir así. Tienes que empezar a espabilar. La vida sigue sin ella, en serio. Ella estará haciendo su vida y tú mírate.

-Lo sé, García. Y deja de darme el sermón que para eso tengo a mi madre y a mi hermana.

-Está bien, tienes razón. Bueno, voy a pedir para los dos café con croissant y zumo, ¿vale?

-De acuerdo- le contestó Vanesa de mala gana. Mientras su compañero pedía el desayuno al camarero, ella se dirigió a la mesa más cercana al calefactor, puesto que necesitaba entrar en calor. Tenía sus pies mojados y sus botas llenas de barro. Además de sentir la humedad hasta en sus huesos. Ahora no le hubiera venido nada mal estar en la cama con una bella mujer y tapadas con un nórdico, hasta el cuello. Pero no, tenía que estar en una cantina de barrio de madrugada, y encima con su compañero de trabajo, en una noche digna de olvidar.

García se dirigió a la mesa donde estaba Vanesa mientras se iba quitando la gabardina empapada.

-Chica lista, Vanesa. Gracias por ponerte al lado del calefactor.

-Joder García, la cantina está casi vacía, y estoy muerta de frío. No me voy a sentar al lado de la puerta, ¿no?

-Vaya, eso de que te saquen de la cama a estas horas te pone de un humor de perros.

-Ya lo sabes que sí.

-Y por casualidad, ¿Dormías acompañada?

-¿Tengo que contestarte?

-Te he hecho una pregunta. Sí, debes contestarme si tienes educación.

-Sí, dormía con una linda mujer. Que por cierto, no sé ni cómo se llama. Y espero que cuando vuelva a casa, se haya marchado. ¿Estás contento?

-Joder, está muy bien eso de follar cada noche con una mujer diferente, pero ¿A ti te llena eso?

Vanesa miró a García con incredulidad y cierto desdén. Él ya sabía cómo era ella y lo que hacía desde que Sara la dejó.

-¿Tenemos que hablar ahora de eso?Sabes que el abandono de Sara me dejó hundida y sabes que no estoy preparada para tener una relación amorosa con otra mujer. No quiero que me vuelvan a abandonar. Creo que no lo soportaría. Y me gusta disfrutar del sexo. No hay nada de malo en eso.

-Tienes razón, compañera. Lo siento. Lo que pasa es que sabes por qué perdiste a Sara. Y no tiene nada que ver contigo en realidad. Tiene que ver con tu trabajo y tu forma de llevar tu propia vida. Pero si cambias eso, estoy seguro que cualquier otra mujer te aguantaría. Eres una tía guapa, muy llamativa, inteligente y estás bien buena. Aunque también te digo que eres algo ruda en el trato con los demás. Y a las mujeres con las que te acuestas no las tratas muy bien que digamos.

-No me jodas, García. ¿Vas a psicoanalizarme a estas horas de la madrugada?

-No, Vanesa. Tenemos que hablar del caso. Y sabes que los de arriba nos van dar por culo para que encontremos al asesino cuanto antes.

-Joder, lo sé. Como también sé que la que estaba tirada en la caseta era Pilar.

-Yo también lo creo así. Esperemos a que la doctora Ferrer nos dé los resultados del ADN. Que por cierto, ¿Qué te pareció la doctora?

-¿A qué viene esa pregunta ahora?- le contestó la inspectora a su compañero algo irritada.

-A que es una mujer guapa, inteligente y es el tipo de mujer que a ti te gusta. Luego es mi amiga, está soltera y es lesbiana.

Vanesa se removió inquieta en su silla.

-¡Ah, vaya!- No se esperaba que su compañero le diera toda esa información de la forense. Joder, estaba soltera y además era lesbiana. Y para colmo era amiga de García. Quizás podría intentar pasarlo bien con ella, aunque a decir verdad a la inspectora no le gustaba mezclar el trabajo con el placer, pero tenía que reconocer que su compañero tenía razón, esa mujer le había entrado por los ojos, pero con ganas.

-García, sabes que tengo a la mujer que quiero. Y meterme con tu amiga sería meterme en problemas. Es mejor no mezclar una cosa con la otra. Aunque reconozco que para un revolcón tu amiga está potente.

-Lo sé, Vanesa, pero Olivia no es de revolcones. Lo siento. Esa mujer se ha pegado toda su vida estudiando. Íbamos juntos al instituto y luego cuando llegó la hora de pasar a la universidad cada uno tiró por su lado. Ella sólo se dedicaba a estudiar. Tiene una buena mente. Es una mujer muy inteligente. Y que yo sepa no ha tenido pareja. Bueno, se fue a trabajar al extranjero hasta que me enteré que había vuelto a la ciudad y justo quedó el puesto de forense vacante. Así que la llamé para decírselo y de paso quedamos para tomar un café. Estoy seguro que su expediente es brillante.

-Bueno, a mí su expediente me importa una mierda, García. Intentaré mantenerme lejos de ella si dices que no es de revolcones. Yo de momento estoy bien como estoy.

-Me parece bien. Sois mujeres muy diferentes, Vanesa. Ella es una mujer con las cosas muy claras, es delicada y sumamente femenina. Ya la verás cuando esté fuera del trabajo.

-¿La voy a ver fuera del trabajo?¿Y por qué dices que somos muy diferentes?¿Yo no soy femenina o qué?

-Claro que la verás. Algún día quedaremos con ella fuera del trabajo. Me dijo que ya estaba cansada de estar encerrada en su casa estudiando después de trabajar. Así que necesita airearse un poco. Y sí, sois muy diferentes, tú eres una mujer ruda, algo tosca, y ella es todo lo contrario. Lo siento pero es la verdad. Sólo tienes que mirarte, siempre vas con jeans ajustados, botas y una chupa de cuero.

Vanesa sonrió a su compañero resignada. Sería verdad que eran muy diferentes. Y aunque la mujer sí le había gustado, intentaría mantenerse lejos de ella.

Malasaña I. (5° Historia)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora