60. Una triste noticia.

600 46 11
                                    

Narra Narradora

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Narra Narradora

Sydney se sorprendió, no esperaba verlo ese día. Sabía que tenía una amistad con su padre pero no se esperaba que estuviera en la casa de la playa.

—¿En verdad? —Lizzy asintió, acercándose con su hermana y ver desde lejos como todos hablan con el oficial.

—Es guapo. Claro, para ti digo. —Ambas ríen, negando.

—Primero... Lizzy, no quiero enamorarme, vengo de Nueva York con el corazón roto. —Suspira, viendo como este se iba alejando.

—¿Por que no vas con el? Creo que te haría bien caminar un poco.

Sydney lo pensó, no estaba segura pero al ver a su hermana asintió. No sin antes ir por su bolsa y sacar el regalo que le había dejado Love.

—No se como te tomarás esto, pero sinceramente creo que esto es como una despedida, entonces por esto te lo estoy entregando.

Lizzy observó la caja, solo le tomó un minuto para saber de quien se estaba refiriendo su hermana.

—Gracias... Por confiar en mi.

—Nunca he dejado de hacerlo. —Le dio un pequeño beso en la mejilla, alejándose e ir donde estaba Leonard.

Este en cambio venía silbando, con sus zapatos en manos mientras que en la otra llevaba sus llaves. Le habían encargado de estar patrullando cerca de la casa, a petición del señor Mark que quería proteger a sus hijas. Su superior gustoso aceptó, ya que Harper siempre a sido generoso y amable con esa estación de policía. Entonces no dudaron en mandar a Leonard para que fuera el encargado de vigilar.

Además que Mark confiaba en el.

Y bueno, eso era difícil ya después de lo qué pasó con Ethan, Mark ahora era más cuidadoso con los que se relacionaba. Sabía que no todo el mundo era como Ethan Moore, pero tenía sus precauciones.

—¡Leonard! —Llamó Sydney, estando a unos pasos de él.

—Sydney, pensé que estabas dormida. —Sonríe, deteniéndose y esperar que llegara la castaña.

—Iba a hacerlo, pero ya sabes, se me fue el sueño y después te vi irte.

—¿En serio? Pues, creo que ya lo sabrás pero tu padre me encargó cuidar de ustedes. Bueno, en general de donde están ustedes para que no sea peligroso.

—Dudo que alguien quiera atacarnos, lo más seguro que esté cerca sea un paparazzi.

—No seas tan confiada, hay muchos locos en este planeta. —Sydney se quedó callada, viendo a la nada.

Preocupando a Leonard.

—Pero para eso estoy yo, ya sabes... Para protegerlos. Así que si me necesitas, aquí está mi número. —De su bolsillo sacó una tarjeta, donde ya estaba escrito su número.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Where stories live. Discover now