30. Ella ganó.

1.4K 186 33
                                    

Narra Narradora

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Narra Narradora

Beck se encontraba nerviosa, estaba parada en una banqueta esperando a Roger pero nunca llegaba.

¿No le había llamado la atención? ¿Joe tendrá razón? ¿Sydney mintió?

Eran esas y más preguntas que se hacía conforme pasaba el tiempo, hasta que vio como una limosina se estacionaba enfrente de ella, sonriendo.

Tal vez ellos solo la querían ver mal, es más, fue Peach quien la conectó con unos de los escritores más famosos que estaban sonando ahora.

—¡En serio! Ame, ame y ame cada pagina con tus poemas. —Beck abrió la boca sorprendida con lo que dijo—. Los padres son un asco, ¿acaso su misión es destruirnos? Sería mejor tener dos madres ¿no? No habría guerras ni odio.

—Ya se, ¿No?

—Ok.. Sere honesto contigo. —Roger dejó los papeles en un lugar, pausó sus palabras tratando de encontrar las palabras correctas pero poniendo su mano en la pierna de Beck—. Creo que algunos de tus escritos son.. Problemáticos.

—¡Oh! Espera.. ¿Que quieres decir con eso? —Beck no era tonta, así que se movió un poco haciendo que Roger quitara su mano.

—La adicción es una enfermedad. ¿Quieres juzgar a tu padre muerto por ser una víctima?

—Yo creo que a lo que te refieres.. Habla sobre el perdón.

Roger sonrió, agachándose un poco poniendo de nuevo su mano en la pierna de Beck.

—Lo siento, me equivoque.. Es mi error. —Ríe pero esta vez da pequeños masajes por su pierna, subiendo y bajando—. ¿Y que te gusta? Algo como su papi está con su nena..

Beck lo empujó, sacando sus manos de sus piernas.

—¿¡Que mierda?!

—¿Que haces? —Habló enojada, aún sin creérselo.

—Solo relájate.. Ten, tomate una. —El castaño sacó de su pantalón unas pastillas, entregándosela.

—¡No! Yo no tomo eso.

—Cielos, ahora entiendo no haber soportado tus textos. Peach tenía razón, tienes mucho que aprender. ¿Crees que la sobriedad creo a Joyce Carol Oates?

—Tienes un problema.

—Eres una perra moralista.

—¿Podría parar? —Gritó, lo cual la limosina paró en el siguiente semáforo.

Beck en lágrimas salió de la limosina, viendo como una oportunidad que creyó que lograría, se iba de sus manos.

Peach, tenía razón, tienes mucho que aprender.

Eso se repetía una y otra vez, Sydney y Joe tenían razón. Dios, era más que claro después de lo qué pasó con Anikka. Sin más que hacer, comenzó a caminar por las calles de Nueva York sin un lugar en específico. Hasta que llegó a un bar que siempre iba con sus amigas, pidiendo un poco de ron.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Where stories live. Discover now