12. Primer día.

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Narra Narradora

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Narra Narradora

Eran las siete de la mañana y el frío estaba presente en las calles, los niños corrían junto sus madres para no llegar tarde al primer día de clases.

Y ahora Sydney estaba justamente a unos pasos para entrar a su aula y conocer a todos los niños por primera vez.

—Se que tú puedes. —Geraldine antes de entrar a su aula le sonrió, dándole ánimos.

La directora le indicó a la ojiverde que esperaba afuera, abriendo la puerta y entrar sola.

¡Muy buenos días mis alumnos! —Una señora de mayor edad sonrío al ver como todos los niños se levantaban y la saludaban—. Espero hayan disfrutado mucho sus vacaciones y que estén empezando con toda la actitud para este nuevo año escolar.

—¡Si directora!

—Muy bien, hoy les vengo a presentar a su nueva maestra. —Sonrió, dándole paso para que la pelirroja entrara a la habitación—. Se llama Sydney Harper y será su nueva maestra, espero que la traten bien y le den la bienvenida.

—Es un gusto por fin conocerlos a todos, no saben lo emocionada que estaba por conocerlos a todos.

—Bueno, yo me iré... ¡Pórtense bien con Sydney! —Todos asintieron con una sonrisa, volviéndose a sentar.

Todos se quedaron en silencio varios segundos, los niños por su parte miraban curiosos a la nueva maestra. ¿Tal vez por su ropa? ¿Por el color de su cabello? La inseguridad le estaba matando lentamente pero sacudió su cabeza.

No podía tener un ataque de pánico, ahora ella era la maestra.

Iba hablar hasta que vio como un niño levantaba la mano tímido, llamando su atención y sonrió, accediendo le la pasaba.

—Profesora, es usted muy linda. —Sintió como sus mejillas se calentaban, pero poco a poco se tranquilizó.

—Muchas gracias, tú también eres muy adorable. —Pauso—. Muy bien, haremos una actividad para conocernos todo. En fila y en orden cada una irá levantándose y diciendo las cosas que les gusten junto su nombre para poder conocernos.

Sacó un marcador y escribió lo que tenían que decir sobre sus cosas favoritas.

Al darse la vuelta, se fijo que varios niños comenzaron a hablar entre sí inseguros, no sabían que decir y nadie se atrevía a levantarse.

—Empezaré yo, así me conocerán más. —Sonrió, dándoles seguridad—. Como dijo la directora, me llamó Sydney Harper pero ustedes pueden decirme Dede, mi comida favorita es... Las hamburguesa. —Escucho como varios reían—. Mis películas favoritas son Star Wars y mi actividad favorita tal vez seria leer o diseñar ropa.

Y poco a poco los niños fueron presentándose, haciendo su primer día como maestra mejor de lo que esperaba.





































꒰ 🌊 ꒱







































Si lía, todo salió perfecto... —Sydney estaba emocionada mientras sostenía su teléfono—. Todos fueron muy lindos y me aceptaron rápidamente a como lo esperaba.

¡Felicidades nena! Y... ¿Me dirás que sucedió en tu casa en la noche?

Te habló luego, tengo... Unas cosas que hacer. —Y sin decir nada más colgó la llamada, cruzando la calle.

Estaba más que feliz, eufórica. Quería gritarle a Joe como se encontraba en esos momentos así que como estaba cerca de la librería, solo tenía que dar dos pasos y entrar.

Lo vio desde la vitrina sentado leyendo a unos niños a lo lejos, y eso hizo que su estómago se revolviera de la felicidad, realmente era apuesto.

'Solo entra.' pensó seriamente y eso le gritaba su cabeza, así que entró a paso lento. Como si algún mínimo ruido que hiciera, fuera lo peor del mundo.

Hasta que vio como se levantó y ordenaba el poncho que tenía en sus manos y antes que pudiera hablarle, noto como Beck estaba con el. Y en un rápido movimiento se escondió en una de las estanterías, escuchando su conversación.

—Haré lo que sea por mis amigas. ¿Que me escondo detrás de ellas? Si. ¿Que las usó como excusa para no escribir? La verdad, usaría cualquier excusa para no escribir porque... Temo fracasar. Y ahora estoy a una página terrible de confirmar que soy la peor escritora.

Sydney suspiró cansada, en serio no entendía por qué Joe estaba interesada en alguien como ella. Se notaba desde lejos que ni podía con ella misma, claro está. Y si no puedes coexistir contigo mismo, estás condenado y solo harás sufrir a los de tu alrededor.

Experiencia vivida y está arrepentida de haber estado en esa situación.

—Dicho eso, si yo envío señales confusas, es porque no se quien soy. ¿Como se supone que sepa que quiero? —Pauso—. Se que sueno súper tonta, milenial. No digas nada.

Y ahí estaba, la chica que Joe miraba "perfecta" era todo lo contrario. Y eso lo sabía ella y lo sabía joe más que nadie. ¿Como Beck podría amar a alguien, cuando ella no se ama así misma?

—Y sucede esto. Si tú sabes quien eres, no lo estás compartiendo. Digo, eres un tipo amable, con muchas cosas buenas, con sentimientos pero luego... —Pauso y susurro—. Trataste de hacerme sexo oral en una mueblería, cualquier otra persona pensaría que estás ocultando algo.

Y eso fue la gota que derramó el vaso, haciendo que Sydney saliera rápido de la tienda, siendo Ethan que la vio extraño al verla de esa manera.

Tan destruída.

Ella solo quería ir a contarle a su amigo su día y en un segundo fue arruinado. No quería saber nada de esa parejita y entendía a la perfección que Joe no tenía la culpa, ni Beck por sus sentimientos.

Era de ella misma.

Lo único que quería en esos momentos es en no pensar en ellos, en cómo joe habla de ella como si fuera lo mejor que haya creado el mundo y lo que él haría por ella. Y eso que aún no eran una pareja.

Con tan solo cruzar unas calles, vio como los paparazzis la seguían a todas partes.

Tal vez, solo tal vez.. Beck es todo lo que necesita Joe. Siempre hay un dicho para esto: Nunca falta un roto para un descosido.

'Tal vez Joe está roto por dentro y está tratando de sanar a Beck a su manera.' Pensó otra vez con algunas lágrimas en los ojos.

Caminaba sin rumbo alguno en las grandes calles de Nueva York, hasta que por un descuido chocó con alguien.

—Disculpa, no fue mi intención. —Sydney se limpió rápidamente las lágrimas e iba a disculparse cuando vio bien a la persona que tenía frente a frente.

—Ethan... —No podía creerse lo que estaban viendo sus ojos, su ex mejor amigo estaba de ella.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Where stories live. Discover now