25. Suicidio.

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Narra Narradora

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Narra Narradora

Sydney al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se separó al instante de Joe, aún sin soltar de su camisa.

Lo lamentó tanto, no debí hacerlo. Tienes a Beck y yo... En serio no pensé, el momento me sobrepasó. —Se disculpó viendo al suelo avergonzada.

—Está bien, tranquila, entiendo.. —Joe rasco su cabeza nervioso, para nada esperaba ese beso.

Pero se preocupó al ver su camisa manchada de sangre, dándose cuenta de la situación y rápidamente ver su herida.

—¿Ella te hizo eso? —Asintió—. Te curaré la herida, podría infectarse.

—¿Me das las llaves primero? Necesito abrir esa puerta. —El castaño dudó, quería ayudarla primero.

Pero al ver como se iba y traía su billetera, negó, no aceptaría su dinero.

—No lo necesito.

—Joe, has comprado demasiada medicina y no me voy aprovechar de ti solo porque estoy en este estado. Así que, por favor. Recibe mi dinero.

Aún que este no quería, lo tuvo que recibir de mala manera. En serio quería ayudar, pero sabía que Sydney no se iba a rendir dejando así las cosas.

—Si me das las llaves, te prometo que dejaré que cures mi herida. ¿Te parece? —Dijo mientras se ponía enfrente de él, lo cual aceptó.

Era justo.

—¿Podrías... Podrías ayudarme por si las cosas se ponen feas? —Preguntó con un poco de miedo, ya que al final de cuentas Lizzy le había cortado gran parte de su brazo.

—Estoy contigo.

Sin más que hacer, abrió la puerta. Encontrándose con su hermana hecha bolita en el suelo llorando y con sangre en las muñecas.

—¡Lizzy, Lizzy! —Comenzó a moverla, haciendo que reaccionara—. Oh Dios, oh Dios, Joe trae el botiquín ahora.

Ambas se vieron fijamente, llorando y sin saber que decirse. Sydney la tomó y la abrazó, elevando sus manos y tratando de cubrir sus heridas con su blusa.

—¿Querías dejarme sola? ¿Irte sin más? —Dijo Sydney llorando para abrazar a su hermana, ambas manchándose de sangre.

—Lo.. Lo siento, no sabía lo que estaba haciendo, Sydney.. Tu, tu sabes que yo no soy así, yo no quería lastimarte. —Mientras decía eso, la ojiverde ayudaba a su hermana a levantarse y llevarla hasta el sillón para poder curar sus heridas.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Where stories live. Discover now