Ben 10 RWBY Volumen 2: Ultimate Omniverse

Capítulo 34: Cuando estés en casa, Parte 2

N/A: Oy, realmente ya estamos haciendo esto, ¿no? Feliz viernes 13 a todos . Afortunadamente, este es el ÚNICO que tenemos este año, así que con suerte en el futuro, tendremos mejor suerte. Dicho esto, no hay mucho que decir antes de entrar en este capítulo, sinceramente, aparte de que tenemos una gran escena de lucha ante nosotros, por lo que será bastante salvaje. Pero antes de entrar en materia, ¡saludos especiales de cumpleaños a 54godamora! Es un comentarista regular y ha sugerido muchas ideas para esta historia en el pasado, así que espero que tu suerte dure hoy, amigo mío. Dicho esto, ¡comencemos! Este es...

Capítulo 33: Cuando estés en casa, Parte 2

.....

"¡AAAAAAAAIIIIIIEEEEEE!"

Gritos de terror resonaron por las calles de Bellwood, sus ciudadanos corrían tan rápido como sus piernas les permitían alejarse de la amenaza familiar. Pero aunque les resultaba familiar, era uno que no habían visto en al menos dos años. Los Forever Knights no eran ajenos a Bellwood, pero desde su derrota a manos de Ben 10, no se les había visto ni la piel ni el pelo. Por supuesto, todo eso había cambiado en un solo momento después de que un avión bastante grande voló sobre la ciudad y dejó caer a varios caballeros en la ciudad de abajo para causar estragos.

En sus veloces embarcaciones venían dos caballeros cada uno, uno de los cuales descendía tan pronto como se acercaban al suelo. El otro continuaría volando hacia adelante, armado con sus lanzas de justa especializadas que disparaban rayos láser desde sus puntas. Mientras tanto, los caballeros en el suelo sacarían sus pistolas Laser Lance patentadas y comenzarían a disparar, con cuidado de no dañar a ningún civil. Más bien, buscaron intimidación, respeto, queriendo infundir miedo en las masas para que pudieran llamar su atención. Algunos incluso usaron sus espadas para comenzar a destruir cosas como farolas o buzones de correo. Si ayudó a transmitir su punto de vista, valió la pena.

Mirando la carnicería desde su propio pequeño aerodeslizador estaba el líder del asalto; un Forever Knight mucho más voluminoso que llevaba el escudo de armas del grupo en el pecho. También tenía un casco que tenía una boca expuesta y un protector que colgaba sobre sus ojos. También empuñaba una poderosa cachiporra en la espalda, una que tenía púas puntiagudas, rojas y brillantes. "¡Vamos, muchos!" gritó con un profundo acento cockney. "¡Pongan sus espaldas en esto! ¡Quiero ver a estas personas asustadas!"

" Señor Morton". Una nueva voz sonó a través del comunicador personal del caballero, mucho más refinada. "¿Cómo van las cosas?"

"Está bien, doctor". Sir Morton respondió, sonriendo con suficiencia ante todos los gritos. "Estos cabrones de hígado de lirio no tienen nada contra nosotros".

" Excelente, nuestro Rey estará complacido, hmhmhm..." El doctor se rió siniestramente del otro lado. "Ahora veamos si su corazonada es correcta y si esa ciudad subterránea realmente ESTÁ en Bellwood. Haga que los caballeros se dirijan a las coordenadas dadas, por favor".

Los labios de Sir Morton se curvaron en una sonrisa diabólica y soltó su propia risita. "Jeje... con placer." Bajó zumbando hacia la batalla y tomó su enorme cachiporra, atrayendo la atención de su seguidor. "¡Por siempre caballeros!" La carnicería se detuvo por un breve momento cuando todos inclinaron la cabeza hacia él, e incluso los aerodeslizadores se detuvieron. "¡Nos dirigimos a la ubicación que nos dio nuestro Rey! Y si encontramos esta ciudad escondida..." Frunció el ceño seriamente mientras terminaba su orden; "¡No les muestres piedad!"

Los caballeros levantaron sus lanzas, armas y espadas en un grito de guerra antes de avanzar por la calle, dirigiéndose a su destino. Sin embargo, a medida que avanzaban, no se dieron cuenta de que parte de la calle detrás de ellos había comenzado a levantarse, el asfalto se elevaba sobre una enorme placa de metal que ocultaba una entrada secreta. Y de esta entrada salió una gran cantidad de grandes vehículos blindados, cada uno con seis neumáticos y un gran cañón encima. Sin embargo, los Caballeros no tardaron mucho en darse cuenta, ya que los motores rugientes eran difíciles de pasar por alto.