Capítulo 35

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Afuera la lluvia azotaba con una fuerza arrolladora y los relámpagos sonaban como una sinfonía furiosa desplegando destellos azules a lo ancho del cielo. Mientras, dentro en el templo, se escurrían vientos tensos. El Shinigami de Alas Plateadas, Kakashi, cubría a los tres jóvenes que observaban la pelea con detenimiento y ansiedad. Karasu mantenía su objetivo en aquellas pupilas que todo lo veían, en cambio Orochimaru se mostraba despreocupado, casi aburrido.

-          ¿Estás ansioso, Karasu, el legendario Shinigami de Alas Negras? – cuestionó burlesco el demonio.

-          Muy ansioso de cobrar venganza.

Dicho esto se abalanzó contra él, pero el intento de ataque fue en vano, Orochimaru había sido más rápido y había desaparecido; a pesar del poder de sus ojos, aquel fugaz movimiento se escapó de sus pupilas, que ahora buscaban desesperadas a su enemigo. También para Kakashi había sido todo muy fugaz. De pronto, algo se había aferrado a la pierna de Karasu y dos profundas punzadas arrancaron un grito de dolor en este; era una serpiente. El shinigami se la arrancó de la pierna y alzó vuelo mientras la herida sangraba intensamente. Entonces, el demonio volvió a aparecer detrás del shinigami, y de un zarpazo destrozó una de sus alas ébano, y este se precipitó al suelo.

-          ¡¡¡KARASU!!! – gritó Sakura, quien aguardaba desde una esquina de la habitación.

Karasu lucía tendido en el suelo, sin casi fuerzas para moverse, no importa cuan veloces pudiesen llegar a ser sus ojos si su cuerpo no respondía. Orochimaru se agachó para mirarlo de cerca.

-          ¡Que aspecto más miserable tienes, Karasu! ¿Dónde está ese shinigami que se jactaba de poseer un poder inigualable y que cobraría venganza? Mírate ahí tumbado, con heridas que sangran intensamente, con el pensamiento nublado y el cansancio haciendo mella hasta el tuétano.

-          Calla demonio… - mientras un hilo de sangre le manaba de la boca.

El demonio retrocedió un par de pasos para tener una mejor vista del shinigami.

-          A este paso va a morir. – dijo Sakura entre sollozos.

-          No lo hará Sakura-chan, debes confiar  en él. – dijo Naruto con una resplandeciente sonrisa, para infundirle ánimo a su amiga.

Con mucho esfuerzo el shinigami se puso de pie, aunque un poco tambaleante y se giró hacia Sakura.

-          Cuida de él por favor.

La joven no comprendió aquellas palabras, mientras que el shinigami de Alas Plateadas se preparaba para el siguiente movimiento que haría Karasu.

Entonces aquel cuerpo pesado y herido cayó sin vida entre los brazos de Kakashi.

-          Desprendió su alma del cuerpo de Sasuke… Estará bien, no te preocupes. – anye la mirada alarmada de Sakura.

-          Está gravemente herido. – dijo Hinata, mientras sus ojos examinaban todas las lesiones.

-          Resiste Sasuke, resiste. ¿Por qué no responde? – preguntó Sakura.

-          Ahora está inconsciente. – mintió Kakashi. Él sabía perfectamente que Karasu había arrastrado el alma de Sasuke junto a la suya puesto que conformaban una misma esencia. – por ahora puedo aplicar los primeros auxilios, pero solo será un paliativo por algunas horas.

Mientras, Karasu, se erguía frente a su enemigo que lo miraba con ojos excitados.

-          ¡Así que abandonaste tu cuerpo para luchar libremente! No creí que llegarías hasta esos extremos.

-          Haría esto y mucho más, Orochimaru.

Ambas energías comenzaban a manar del uno y del otro con tal intensidad que casi podían verse como ráfagas de viento. El shinigami desapareció a los ojos de su enemigo y reapareció justo sobre este, y aquellos ojos carmesí dibujaron el sol Amaterasu que abrasó a su enemigo en segundos; este chillaba de dolor mientras se carbonizaba. Entonces lanzó un puño contra el demonio que se quemaba, pero solo logró darle a una cáscara vacía de cenizas. El impacto lo paralizó por unos segundos, creía haber acertado y sin embargo aquello solo era ceniza.

-          ¿Pensabas que con el fuego acabarías conmigo? Soy una serpiente que cambia de piel al enfrentarse con las llamas.

Karasu se limitó a guardar silencio mientras estudiaba su próxima movida.

-          No hay mucho tiempo para pensar, shinigami. – aventando contra él un puño que acertó de lleno en el rostro de este. Pero al shinigami pareció importarle poco aquel golpe.

Se levantó y con un ágil movimiento de manos trazó una perfecta estrella de ocho puntas. Mientras Orochimaru arrojaba contra el shinigami, una serpiente que mostraba feroz sus afilados colmillos goteantes de veneno, pero este, fue más rápido que el animal, incinerándolo en cuestión de segundos, impidiéndole oportunidad alguna de regenerarse. Corrió hacia el extremo derecho de la habitación  y justo en la pared trazó otra estrella de ocho puntas.

“No debo dejar que ese maldito trace otra estrella más, de seguro se trata de algún conjuro” dijo para sí mismo el demonio que comenzaba a flaquear. Con la velocidad del reptil venenoso se escurrió hasta Karasu y lo envolvió como una víbora constrictora.

-          Destrozaré esa esencia justiciera que tienes y te condenaré al infierno en el que debiste caer hace ya mucho tiempo.

-          ¿Por qué me guardas tanto rencor, Orochimaru? Dime, que hice.

-          ¿Aún lo preguntas? Robaste al único tesoro que llegué a poseer. Había coleccionado miles de joyas y piedras preciosas pero ninguna como ella. Nadie ni nada era más hermoso que mi amado tesoro.

-          Hablas de ella como si fuese un objeto cuyo brillo te obsesionó al punto de privarla de su libertad.

El demonio mostró en sus ojos una ira que brillaba intensamente, casi como llamas enardecientes.

-          Me gusta ver ese fuego en tus ojos.

-          Calla shinigami.

Karasu apenas podía moverse, pero fue suficiente para lanzar una mirada de complicidad al Shinigami de Alas Plateadas, que comprendió enseguida.

Mientras el Amaterasu volvía a arder sobre la serpiente que lo inmovilizaba, Kakashi aprovechó el momento de trazar la tercera y última estrella. Karasu aferró aquel cuerpo que comenzaba a deshacerse en cenizas y lo arrastró hasta el centro de la habitación, donde el demonio comenzaba a regenerarse.

-          Te dije que es inútil que intentes prenderme en llamas, eso no acabará conmigo. – dijo soberbio.

-          Ya veremos…

El demonio serpiente se disponía atacar nuevamente cuando el Sharingan inmovilizo su cuerpo y las ocho estrellas brillaron con una intensa luz plateada.

-          ¡¡¡¿Q…Qué?!!! – asombrado.

-          Te he inmovilizado.

-          ¿Cómo? – preguntó indignado. – te detuve para que no hicieras esa tercera estrella ¿Cómo demo…?

-          No la hice yo…

-          La hice yo. – respondió Kakashi mostrando una de sus garras.

-          Aún tengo el As bajo la manga. – rió jactancioso.

El cuerpo de Sasuke lucía pálido y demacrado sobre las piernas de Sakura, quien comenzaba a moverse de forma extraña, los ojos se giraban hacia atrás dejándolos en blanco mientras lo labios entreabiertos trataban de modular algo que resultaba inteligible. Naruto y Hinata trataban de entender que le sucedía, cuando la sacerdotisa comprendió que Sakura aún estaba bajo el control de Orochimaru. Cuando ambos trataron de detenerla, esta los apartó con una fuerza brutal haciéndolo chocar contra la pared, dejando a ambos inconscientes.

La joven tomó uno de los trozos de vidrios que estaban regados por todo el suelo y apuntó al cuello del moribundo doctor.

-          ¡¡¡Hazlo Sakura, mátalo!!!

De ninguna forma el cuerpo de Sasuke podía llegar a morir, si este lo hacia, su alma ya no podría regresar y vagaría por la eternidad.

-          ¡¡SAKURA ESCÚCHAME; NO LO HAGAS!!

Pero aquel poder era más fuerte que su frágil cuerpo. Aunque dentro de ella, su alma luchaba contra la maligna voluntad de quien la controlaba. Bajo las mejillas demacradas rodaron lágrimas de dolor y con esfuerzo logró hablar.

-          No dejaré que mueras.

Ambas energías chocaban tratando de sobreponerse; cuando aquel filoso cristal comenzaba a rozar la piel de Sasuke. Pero la voluntad de Sakura comenzó a ser más fuerte que la fuerza que tomaba poder de su cuerpo.

-          ¡¡NO!! ¡¡¡NUNCA MÁS ALGUIEN TOMARÁ POSESIÓN DE MI CUERPO!!! – su mano aferraba al trozo de vidrio que comenzaba a cortar su delicada piel mientras la sangre comenzaba a caer en hilillos por su brazo. Pero ni el dolor pudo detener su deseo de proteger al ser al que más amaba. Y con determinación arrojó certeramente el trozo de cristal en dirección al rostro de Orochimaru.

Aquella fracción de segundo fue suficiente para distraer al demonio.

-          ¡¡¡¡JŌKA TORI!!!!- vociferó con fuerza el Shinigami, mientras se alzaba en su mano derecha el arma sagrada.

-          ¿¿Q…Que?? – los ojos del demonio lucían exorbitados, incrédulos.

-          Ha llegado mi venganza, esta vez no hay escapatoria para tu alma corrupta, irás al lugar al que perteneces.

Y de un golpe limpio atravesó a Orochimaru, quien exhaló un alarido de dolor. Aquella esencia oscura se concentró bajo el poder del Joka Tori convirtiéndose en una piedra negra, que era la forma que otorgaba toda arma sagrada al sellar un poder maligno. Karasu la tomo entre sus manos y la entregó a Kakashi, cuya misión era llevarla al inframundo.

-          Ya todo acabó. – acercándose a Sakura.

-          Si. – sonrió esta débilmente.

-          Es hora de comiences un nuevo camino…

-          Mis temores quedaron atrás, junto a Sasuke solo deseo mirar al frente.

Karasu bajó la mirada ante esto.

-          Karasu debe venir conmigo. – intervino Kakashi.

-          ¿Qué … quieres decir? – dijo Sakura desconcertada mientras miraba al shinigami de cabellos plateados.

-          Desde que Sasuke nació, ambos compartimos la misma esencia y el mismo cuerpo, ahora ambos estamos fuera de…

-          Mientes. – interrumpió Sakura. - ¿Entonces este… cuerpo… está…?

-          Vacio, sí. Solo cumple las funciones de un cuerpo humano, pero sin conciencia, es como si… estuviese en coma.

-          No… no te puedes ir… No puedes…

-          Sakura, ambos debemos partir a nuestro lugar, Karasu… no es humano.

-          ¿Quieres decir que la vida de Sasuke es una farsa? ¿Qué la muerte de toda su familia fue una farsa? ¿Qué todo lo que viví fue una farsa?

-          Calma Sakura… te juro, que Sasuke volverá… hace muchos años tu hiciste un juramento ¿lo recuerdas? – llevando una mano a la marca que se dibujaba en medio del pecho de ella. – ahora yo te juro que volverá.

Dicho esto el Shinigami de Alas Plateadas dibujó un enorme sello en el aire en forma de rectángulos y estrellas superpuestas y un gran portal se abrió dando paso a dos Shinigami de Alas Carmesí. Karasu dio una última caricia al rostro de Sakura, mientras los Alas Carmesí lo esperaban para escoltarlo. Naruto y Hinata que comenzaban a despertar apenas pudieron ver entre la cegadora luz a los cuatro shinigami desvanecerse y luego el portal se cerró y desapareció.

-          ¿Sakura- chan, estás bien? – preguntó de golpe Naruto.

-          Si, lo estoy. – respondió seria. – debemos llevar a Sasuke al hospital, debe ser atendido lo más pronto posible.

-          ¡Si!

Naruto ayudó a Hinata a ponerse de pie mientras llamaba al hospital pidiendo una ambulancia.

No pasó mucho tiempo que la sirena comenzó a oírse a la distancia, mientras Hinata envolvía en un pañuelo la mano ensangrentada de Sakura. Los enfermeros entraron a la casa en ruinas y trasladaron a Sasuke hasta la ambulancia. Afuera aún llovía pero con menos fuerza.

-          ¿Sakura que sucedió? Juraste que volverías bien… - dijo Sai, dejando caer un abrigo sobre los hombros de la chica.

-          Perdóname… - fue lo único que aquellos labios pronunciaron.

Todos salieron del templo en ruinas mientras las frías gotas de lluvia mojaban sus rostros. Sakura alzó la mirada al cielo grisáceo, tomó aire para darse fuerzas y continuar.

El camino al hospital parecía interminable. Mientras, Sasuke era atendido dentro de la ambulancia, y aunque Sai y los demás hicieron un gran esfuerzo por despertarlo, Sakura sabía perfectamente que él no abriría los ojos.

Cuando llegaron, el doctor Uchiha fuer rápidamente trasladado a la sala de urgencias para ser atendido con más experticia. Naruto y Hinata habían sido atendidos en la ambulancia y ahora iban de regreso a casa a petición de Sakura.



-          Te estaba esperando. – dijo una voz familiar.

-          Sui…getsu…

-          Si. – mostrando esa sonrisa pícara. El rostro de Sakura se comprimió para aguantar el llanto, pero en cuento abrazó al chico no pudo contener las lágrimas y echó a llorar. – Él me dejó algo para ti. – susurró a su oído.

Y la lluvia dejó de caer…

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