Capítulo 28

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Esa noche Sakura puso al corriente al doctor Hatake de todo lo que había descubierto respecto al shinigami, no obstante sus bases solo estaban fundamentadas en sueños, ambos pensaban que podía significar un avance muy importante.
Al día siguiente Sakura despertó un poco alterada por una serie de sueños nuevos que había sufrido en la noche; sueños que parecían revelar cosas nuevas o tal vez nada. Se frotó los ojos y luego se lavó la cara con agua muy fría para relajarse. Bajó rápidamente las escaleras para desayunar. Necesitaba distraerse y alejarse un poco de sus preocupaciones. Cuando llegó al comedor encontró a Suigetsu sentado en la última mesa mirando hacia la ventana mientras sostenía una rebanada de pan en la boca.
- Espero no molestar. – sentándose frente a él.
- No… - farfulló este.
- ¿Cómo has estado? Digo… ¿Has tenido problemas aquí en el hospital?
- No, ninguno… - masculló.
- Ya veo… Si deseas puedes contarme tu historia. – tratando de indagar en él.
- No me gusta hablar de mí… No tengo nada interesante que contar.
- Estoy segura de que es  muy interesante.
- Ya que insistes…- percibiendo que no se saldría con la suya y menos ante esos ojos inquisidores.
Cuando terminaron de desayunar ambos se fueron a pasear al jardín para así conversar más tranquilamente.
- ¿Qué quieres saber? – interrogó Suigetsu mientras miraba el revoloteo de una mariposa.
- Todo. – exigió Sakura.
- Bueno no sé si sea todo pero te contaré lo más importante… Mis padres murieron cuando era niño, casi no los recuerdo, de hecho no lo recuerdo… crecí en un orfanato donde viví hasta los catorce años. No hice amigos… Luego me vendieron a un laboratorio donde pasé cinco años siendo un conejillo de indias. Después explotó el escándalo de que ese laboratorio usaba humanos para sus investigaciones y que el orfanato, donde yo había estado,  había vendido varios de los niños más grandes para no tener que mantenerlos. Luego todos los pacientes fueron llevados a hospitales psiquiátricos para recuperarse del trauma, entre esos yo, que fui a parar aquí. Eso es todo. – sus palabras sonaban sin nota alguna de resentimiento o tristeza, más bien como si todo aquello fuera ajeno a él.
- ¿Nunca te enamoraste de alguien? ¿O te gustó alguien?
- Nunca tuve tiempo para eso – se detuvo pensativo y un recuerdo fugaz nubló su mente. – Mejor dicho nunca me dieron tiempo… Pero sabes, no todo fue para mal.
- ¿Por qué lo dices? Creo que has tenido una vida muy dura y llena de sufrimiento.
- Yo no sufrí tanto como crees… simplemente creé una coraza impenetrable, lo que le pasaba a mi cuerpo me dejaba sin cuidado. Llegas a ser inmune al dolor.
- Pero no al de aquí. – posando su mano sobre el pecho. – A veces creemos que somos muy fuertes pero dejamos al descubierto lo más vulnerable.
- Te equivocas, yo me olvidé de su existencia… hasta ahora. – acercándose a Sakura.
- ¿Por qué hasta ahora? – Sakura comenzaba a ponerse nerviosa, aquella cercanía le incomodaba.
Suigetsu estrechaba cada vez más la distancia pero el sonido de pasos en la hierba húmeda lo hizo apartarse súbitamente, era Sai.
- Sabía que estabas aquí. Es hora de tu terapia Suigetsu, la doctora Tsunade te espera.
- Ya voy. – frunciendo el labio inferior.
Suigetsu se encaminaba a la entrada del hospital al tiempo que Sai se acercaba a Sakura.
- ¿Todo está bien?
- Si… No hay problema. – sonriendo nerviosamente.
- Estas muy roja.
- ¿De verdad? Es que hace unas preguntas. – ríe.
- Ya veo. – dudoso. – Bien, debo irme.
- Adiós. - Sentándose en el banquillo bajo el cerezo. Meditabunda y confundida.

Los días no dejaban de correr; la nieve era ya casi inexistente y los primeros retoños comenzaban a brotar. Sasuke y Karin se preparaban para abordar el vuelo de regreso a Tokio. La conferencia había sido un éxito y ambos habían expuesto una excelente tesis. Karin estaba un poco nostálgica de dejar la capital italiana que había sido su hogar durante su estadía. Por otro lado Sasuke se encontraba angustiado con el regreso a Japón, pues significaba enfrentar a Sakura nuevamente y peor aún no poder mantenerse firme ante ella. Desde el primer día que pasó lejos de ella sus recuerdos lo atormentaban en cada momento; sabía que se había equivocado, que había hecho todo mal y además las últimas palabras que se dijeron se habían grabado en su mente como una inscripción en metal. Ella lo odiaba, no cabía duda, pero aun así deseaba cumplir su promesa.
Estaba encerrado en sus pensamientos cuando Karin lo besó en la mejilla, este le sonrió débilmente y volvió a ensimismarse. Karin suspiró insatisfecha. No importaba cuanto hiciera, Sasuke nunca le prestaba la suficiente atención, siempre estaba encerrado en sí mismo y no intercambiaba más de dos palabras con ella.
En el hospital, Sakura caminaba de un lado a otro del pasillo. Había escuchado que el doctor Uchiha volvería ese mismo día, y estaba muy nerviosa; entonces a su mente vino el recuerdo de aquellas palabras llenas de odio y resentimiento, y la amargura se colmó en su corazón, sin embargo había algo que no la dejaba odiarlo por completo. Por otro lado estaba Suigetsu quien parecía mostrar un fuerte interés por ella.
El doctor Hatake que pasaba por allí se detuvo al encontrar a su paciente sumida en un estado de nerviosismo; la tomó por los hombros para atraer su atención.
- ¿Quieres que hablemos?
- Si. – movió la cabeza afirmativamente.
- Bien… vamos a mi consultorio. – una vez allí. – Cuéntame que sucede.
- Supe… que Sasuke va a volver y estoy tan confundida. – hizo una larga pausa. – Suigetsu… me atrae, pero Sasuke está aquí dentro de mí y no puedo apartarlo, pero también estoy furiosa con él por dejarme, por decirme aquellas horribles palabras, en cambio Suigetsu, a pesar de conocerme tan poco se ha mostrado amable conmigo y no solo eso sino que casi… de no ser por Sai él me habría besado. Siento que la cabeza me va a estallar y no me siento capaz de controlar todo lo que siento.
Después de escuchar atentamente a su paciente, Kakashi habló.
- En primer lugar debes calmarte… Entiendo perfectamente todo lo que sientes y es normal, todos pasamos por una etapa parecida a esta. Pero no debes dejarte influenciar demasiado por las emociones. Velo de este modo, tú y Suigetsu están heridos por los miles de sucesos que han atravesado. Cuando estamos heridos solemos buscar atención en otros. Por ejemplo, cuando un pequeño gatito vive en la calle y tiene frio busca cobijo, luego va pasando una jovencita y ve al gato, lo acaricia y le da de comer ¿Qué sucederá con el gato?
- Buscará abrigo en ella.
- ¡Exacto! Eso mismo están haciendo tú y Suigetsu, ambos están dolidos, pero en verdad no se aman como creen. Por eso te aconsejo que no establezcas una relación si tu mente no está clara. Las grandes decisiones deben tomarse con la mente serena y serás exitosa de lo contrario solo caerás en el fracaso. En este momento son muchos los problemas que enfrentas no formes uno más. Recuerda que solo tenemos dos manos y con dos manos solo podemos sostener un número de cosas, no las sobrecargues o acabarás lastimándote. ¿Me expliqué?
- Si, gracias… Ha sido la primera persona que me ha dado una respuesta clara sobre cómo me siento.
- Para eso estoy aquí. Toma las cosas con calma y todo saldrá bien.
- Creí que los Shinigami era criaturas despiadadas que se llevaban las almas sin contemplación.
- Y así son, pero esa no es mi misión.
El reloj marcaba las seis de la tarde cuando Sasuke iba camino al hospital; Karin había preferido quedarse en el apartamento de él. Cada vez aumentaba la velocidad del auto con el afán de llegar pronto al hospital. No sabía que sucedería, pero esta vez estaba seguro de lo que hacía y de lo arrepentido que estaba de haberla dejado, a pesar de lo que ella había hecho no merecía el trato que recibió por parte de él, además de haber dejado de lado su profesionalismo y haber actuado pávidamente. Estaba nervioso sí, al no saber cómo sería su reacción, al no saber si quiera lo que ella podía decirle. Cuando se detenía frente a los semáforos tamborileaba nervioso sobre el volante. Deseaba saber cómo estaba ella, si estaba bien, si aquel demonio había seguido disturbándola. Se mordió el labio para tratar de disipar aquellos pensamientos.
Mientras manejaba de pronto un ave de espeso plumaje negro, al parecer un cuervo, se atravesó a vuelo en su camino y Sasuke dio un brusco frenazo que hizo chirriar los neumáticos contra el pavimento. El ave se alzó en vuelo hacia un árbol cercano y Sasuke lanzó una maldición entre dientes por el susto que le había dado; respiró hondo y siguió su camino al hospital que poco le faltaba para llegar.
Sakura estaba en su habitación y no dejaba de caminar de un lado a otro, salió corriendo a la ventana cuando sintió acercarse un auto, pero fue una falsa alarma. Se obligó a calmarse, pero entonces aquel torbellino de sentimientos se aglomeraba dentro de ella. Media hora más tarde se escuchaba el sonido de un auto acercarse y nuevamente Sakura corrió a la ventana. Sintió un vacío en el estómago cuando reconoció el auto, era él. De pronto su cuerpo empezó a temblar mientras sus manos se entrelazaban una y otra vez. Sasuke bajaba del auto, deseó volver la mirada hacia la ventana de arriba, pero no tuvo el valor de hacerlo.

Subió las escaleras despacio mientras respiraba profundamente para calmar los nervios, tenía tantas cosas que decirle. Apenas saludó a sus colegas cuando se los encontraba en el pasillo. En la habitación, Sakura rememoraba todo aquello que deseaba decirle, todos los reclamos que tenía contra él. Cuando Sasuke estuvo frente a la puerta dio un último respiro para darse valor y giró el pomo; Sakura dio un ligero respingo al escuchar la puerta abrirse, mientras con ambas manos se sostenía firmemente al alfeizar de la ventana. Cuando él dio los primeros pasos Sakura se giró y sus miradas quedaron una frente a la otra y a pesar de que unos cuantos metros los separaban podían sentirse el uno al otro. De pronto sus mentes quedaron en blanco, todas aquellas palabras que deseaban decirse se esfumaron como hojas al viento, solo se miraban fijamente, ninguno de los dos dio un paso más. De pronto, algo habló más fuerte dentro de ellos, algo que ardía como el fuego, algo que se movía dentro de ellos con una furia incontrolable, entonces, sin darse cuenta avanzaron y sus labios, con una voz inaudible que habló por encima de la razón, se encontraron con un deseo que ninguno de los dos había sentido jamás. Las palabras sobraban pero el lenguaje de sus cuerpos hablaba más alto. Se besaban porque sabían que ambos se habían faltado el uno al otro, estaban iguales, ambos debían perdonarse. Sus manos buscaban abrazarse el uno al otro como si trataran de fusionarse. Mientras, más allá de aquella pasión alguien sufría en silencio, y un dolor que no conocía se apoderaba de su ser.
- Perdóname…Sakura… - murmuró.
- Es momento de seguir adelante… Han pasado muchas cosas en tu ausencia… - dijo con un hilo de voz.
- ¿Estás bien? ¿Has sufrido?
- No te preocupes… estoy bien…
- Sakura, aquellas palabras que te dije ese día…
- Ya no importa, yo también dije cosas horribles e hice cosas horribles, pero nunca cambiará lo que sentimos el uno por el otro.
- Pase lo que pase, no volveré a dejarte. – abrazándola. – Nunca más.

EL Diario del Dr. UchihaWhere stories live. Discover now