TEMP 4: UNO

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Después de clases, Lucifer fue a recogerla como de costumbre.

— papá...

— ¿sí?

— ¿por qué me pusiste Samara?

— me gusta ese nombre.

— sé que significa "la protegida de Dios" y tú siempre te estás quejando del abuelo, ¿por qué me pondrías ese nombre? ¿Por qué te gusta?

— andas muy preguntona.

— es que hoy en la clase de español nos encargaron investigar sobre el origen de nuestros nombres, ya sé el significado... — mintió. — pero también necesito la razón porque me pusiste ese nombre, es parte de la tarea.

— me gusta... eso es todo, no hay un trasfondo, es lindo y se parece a un nombre que conozco.

— ¿a cuál?

— no puedo decirte.

— Samael.

— no vuelvas a repetir ese nombre.

— es tu nombre.

— no importa, no quiero volver a escuchar que lo repitas.

— ¿entonces por qué me pusiste Samara? Lo único que cambia son las últimas dos letras.

— bien, sí te puse ese nombre porque me recuerda a mi nombre de ángel pero porque tú eres más ángel que yo.

— ni siquiera soy mitad ángel. — musitó la niña triste, su padre no la escuchó por estar buscando en el armario de su hija. — ¿qué haces?

— tendremos cena familiar.

— ¿cena familiar?

— sí, papá la organizó.

— ¿y desde cuándo vas a algo que el abuelo organizó? — su padre la miró con una sonrisa. — oh... ya veo, bien, me vestiré decente, adiós. — lo corrió y tomó un vestido de su guardarropa.

[...]

La familia celestial se sentó en la mesa, es decir: Dios, Amenadiel y Michael. Quedaban tres sillas vacías, dos para la familia Morningstar pero Lucifer ya había dado la negativa a la invitación.

— lo siento, padre, pero no debería sorprendernos... bueno, Lucifer no es muy maduro. — para la mala suerte del gemelo, Lucifer entró con un postre en mano y su hija detrás.

— lamento llegar tarde, traje suflé. — se acercó a la mesa y lo dejó junto a su padre. — perfecto, como a ti te gusta. — vio las sillas y los cubiertos, sabía perfectamente que no se sentaría a lado de Michael pero definitivamente no dejaría a su hija sentarse junto a él.

— no te preocupes, papá. — le susurró y sutilmente le enseñó la daga que le robó a Maze, su padre sólo le sonrió y le guiñó el ojo orgulloso. — hola tío Amenadiel, hola tía Linda, hola... abuelo.

— hola cariño. — le respondieron la doctora y el ángel al unísono con una gran sonrisa. 

— ¿y yo soy invisible? — lo ignoró por completo. — Isabella Wilson. — siguió ignorandolo.

— Samara, no seas maleducada, saluda a tu tío. — le pidió su abuelo amablemente.

— hola Michael y para tu conocimiento soy Samara Morningstar-Decker. — saludó seria y sin mirarlo a los ojos como a los demás.

Una pequeña diablilla angelical [Lucifer Morningstar]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum