OCHO

4.1K 365 27
                                    

Aturdida.

Se sentía aturdida y con dolor de cabeza.

Sentía algo que impactaba contra su cabeza pero decidió no moverse, sabía que le iría mal si lo hacía.

Sólo escuchaba asustada las palabras de su padre, de su amiga y del que trató de asesinarla. Sólo escuchaba los gritos de dolor de su padre y trataba de contener las lágrimas y sus ganas de moverse para ir con él. Tenía sólo seis años pero era demasiado lista.

Escuchó como el cristal se rompía y los disparos continuaban, sentía que ya no soportaría más el estar inmóvil, hasta que todo cesó.

— no tiene sentido, la detective está a una distancia prudente.

— no, está bien. — escuchó que dejaba caer el arma al suelo. — vine preparado. — dijo sacando una daga de Maze. — según recuerdo, esto puede matarte bien muerto. — las ganas de llorar se intensificaron en la niña, perdió a su mamá, no quería perder ahora a su papá.

— pues será una lucha pareja, Caín. — se escuchó cómo comenzaron a pelear. — parece que alguien estuvo haciendo ejercicio. — siguieron peleando, logrando solamente hacerle una cortada en el brazo al Diablo. — te prometí que hallaría el modo de matarte. — le encajó la daga en el pecho y Caín cayó al suelo. — ¡soy un Diablo de palabra!

— ¿Chloe está bien? — Lucifer carcajeó.

— ella está bien. — la niña volteó y Caín lo notó pero no dijo nada. — aunque no gracias a ti.

— ahora que estoy muriendo, no entiendo de qué tenía miedo, voy al Cielo.

— ¿de verdad lo crees?

— ya te dije, Lucifer, no lamento nada de lo que hice.

— sí, pero eso fue antes de que mataras a Charlotte Richards.

¿Charlotte? ¿Muerta?

Comenzó a llorar en silencio.

— no, eso fue un accidente.

— tú jalaste el gatillo, tú acabaste con su vida, tú escogiste matarla, sabes que eres un monstruo y tu lugar está en el Infierno, donde te torturarás con esa verdad por toda la eternidad. — comenzó a decirle mientras su cara diabólica regresaba. — porque, no importa lo que te digas, no puedes escapar de lo que hiciste, lo que verdaderamente eres.

— tú tampoco. — fueron las últimas palabras de Caín o Marcus Pierce, riéndose hasta morir.

La niña se sentó y se tocó su lado izquierdo del cráneo, estaba sangrando pero no había ninguna perforación profunda, sólo estaba la bala detenida. Tomó la bala y la dejó en el suelo, levantó la mirada y miró a su padre.

Esa no era la cara de Lucifer.

Pero sí era su padre y verlo de esa manera de alguna manera le reconfortaba.

— Lucifer... — se levantó y volteó, Chloe quedó de nuevo en shock, pero también estaba espantada.

La cosa del Diablo era verdad, el sujeto del que se estaba enamorando en verdad era el Diablo.

— todo era verdad.

— ¿detective?

— todo era verdad. — el Diablo volteó hacia la niña.

— ¡papá! — se levantó y fue corriendo a abrazarlo.

— oh mi niña, no vuelvo a desprotegerte, te protegeré aunque me cueste la vida.

— ¿lo dices en serio?

— yo no puedo mentir. — dijo sonriendo.

— entonces... ¿sí eres el Diablo? — asintió. — pero...

— después te lo explicaré. — dijo volviendo a su cara humana, Chloe aún no podía creerlo, tenía al Diablo frente a ella, había trabajado con el Diablo todo este tiempo y no entendía pero a la vez sí entendía cómo a Bella no le daba miedo acercarse a él. — desde ahora eres importante para mí, pequeña diablilla angelical. — la niña sonrió y volvió a abrazarlo. — ¿detective?

— yo me iré por mi cuenta, tú disfruta el día con Bella, necesita a su padre. — respondió desviando la mirada del Diablo y de la niña mitad ángel.

— claro, ¿estás bien, detective?

— sí, estoy bien. — carraspeó para aclararse la garganta, Bella se separó de Lucifer y se acercó a abrazar a Chloe.

— gracias.

— ¿por qué?

— por ayudar a mi papá y por salvarme.

— yo no te salvé.

— sí, tuviste algo que ver. — Chloe sonrió y la abrazó devuelta.

— yo me quedaré aquí, ustedes váyanse.

— ¿segura, detective?

— muy segura. — el hombre asintió y Bella se acercó a él.

— vamos a la comisaría, le diré a la Srta. López que te cure esa herida. — asintió y tomó de la mano a su padre.

— ¿por qué no al hospital?

— ¿quién creería que sobreviviste a un disparo en la cabeza? ¿Eh?

— Chloe, tú.

— pero los demás no. — la cargó y la niña se recargó su cabeza en el hombro de Lucifer.

— no es tan grave.

— necesitas una gasa al menos, vamos. — dijo abrazandola y salieron del lugar.

Mientras iban de camino a la comisaría, Lucifer pensaba en su hija.

¿Cómo sobrevivió a un disparo a la cabeza? ¿La invulnerabilidad de él también se pasó a ella? Si es así, ¿por qué tiene una herida?

Su respuesta era que tal vez por ser mitad ángel, la herida no fue grave. Tiene parte de la invulnerabilidad de él pero como cualquier ser humano, se puede lastimar.

Ahora sólo se preguntaba si tenía alas, si ya le habían salido sus alas.

— ¡oh por Dios! ¿Qué te pasó? — preguntó la forense cuando llegaron a la comisaría, en cuanto vio a la niña, la abrazó.

— Pierce trató de matarla pero la bala sólo la rozó. — respondió Lucifer.

— gracias a Dios.

Sí, gracias a él.

— ¿por qué no la llevas al hospital?

— prefiero que tú la atiendas.

— que sea forense no significa que soy médico. — el de acento británico alzó una ceja. — bueno sí estudié medicina pero soy forense, vamos, linda. — se separó de ella, la tomó de la mano y la llevó al laboratorio. — espérame aquí, iré por el botiquín de primeros auxilios. — la niña asintió. — ¿te duele la cabeza?

— mucho.

— también te traeré una pastilla. — volvió a asentir y se quedó sentada en el laboratorio mientras esperaba a la Srta. López.

Lucifer podía verla desde afuera, con una sonrisa, después de todo, no le parece tan malo tener descendencia.

Al menos no es tan malo tener sólo a Bella.

Y deseaba que nada le pasara de ahora en adelante pero, por favor, él es el Diablo.

Una pequeña diablilla angelical [Lucifer Morningstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora