|D I E C I O C H O|

2K 148 106
                                    

CAPITULO 18: Todo lo que siempre quise.

L A R I S S A

—¿Puedes tranquilizarte? —pedí con un poco de irritación, comenzando a hartarme. Hice una pausa, cerré brevemente los ojos y llevé mis dedos hasta mi sien para masajearla, intentando que así desapareciera el malestar que la situación me generaba—. Sabes que tu actitud me pone aún más los nervios de punta y eso no ayuda en nada a nuestra situación...

Abrí nuevamente los ojos, observando a Dante detener su inquieto andar de un extremo de la habitación al otro para mirarme con ojos cristalinos, llenos de preocupación, luciendo verdaderamente afligido. Esa visión de él provocó que mi corazón se estrujara dolorosamente dentro de mi pecho.

—Lo siento —se disculpó cabizbajo, llevando una de sus manos hasta su nuca para acariciarla de manera nerviosa—. Es solo que tengo que decírselo, Issa...

Me petrifiqué por completo al volver a escucharlo decirlo, tensé todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo, mirándolo totalmente alarmada ante el tono de decisión en su voz.

—No —me negué rotundamente, intentando que no se notara el temblor en mi voz y haciendo que él me mirara suplicante.

Me crucé de brazos y me giré dándole la espalda. Sentí sus pasos inseguros acercarse por detrás, su mano alcanzó una de las mías, acariciándola suavemente antes de entrelazar nuestros dedos.

—¿Por qué? —cuestionó en un susurro sobre mi hombro, su aliento rozó mi oído.

Suspiré exasperada y giré mi rostro para mirarlo de manera obvia.

—Tú sabes por qué —respondí con algo de nervios, él me miró en espera de una respuesta, así que me relamí el labio inferior antes de preguntar—: ¿Acaso quieres que Kara te odie?

Sentí un malestar en la boca del estómago al observarlo mirarme aturdido, sabía que lo que dije realmente le afectó, pero no tenía otra carta para jugar a mi favor.

Noté como su mirada se opacó con tristeza absoluta ante la idea de que Kara lo odiase, algo que me provocó un nudo en la garganta y un dolor en el pecho. Suspiré resignada, sintiéndome culpable por su tristeza y me giré por completo para atraerlo a mi cuerpo en un abrazo, el cual sabía necesitaba después de lo que le dije. Llevé mi mano hasta su nuca e hice que ocultara su rostro en mi cuello, un vago intento de reconfortarlo.

Sabía que el hecho de que Kara pudiera llegar a odiarlo por mentirle era algo que realmente le dolía y preocupaba a partes iguales. De verdad que odiaba tener que decírselo, incluso repetírselo en varias ocasiones durante los últimos días, pero realmente aquel era mi único argumento con el cual podía hacer que Dan dejara de insistir con contar sobre lo nuestro a Kara, porque contárselo a ella significaba tener que contárselo a todos, y aún no era el momento para hacerlo.

Todo había estado marchando increíblemente bien en mi vida, con Dante y conmigo teniendo citas, preciosos momentos íntimos que siempre había atesorado vivir con la persona indicada, besos robados en cada ocasión que se presentaba, con ambos enamorándonos poco a poco el uno del otro.

Pero todos aquellos momentos felices se habían visto interrumpidos por Max Clarke, quien nos había descubierto besándonos a escondidas en el cinema, atrayéndonos de golpe a la que era nuestra cruel realidad.

Los nervios se habían apoderado de mí al creer por tan solo un milisegundo que la persona que nos había encontrado había sido cualquiera de mis conocidos, pero, afortunadamente, solo se había tratado de uno se los mejores amigos de Dan, lo cual me tranquilizó tan solo un poco, pues sabía que no diría nada a nadie, a nadie que no fuera Kara.

The Forever IMPERFECTS [#2]Where stories live. Discover now