|C U A T R O|

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CAPÍTULO 04: Un nuevo comienzo.

K A R A

A pesar de en un principio haberme rehusado a ello, las terapias con la doctora Acosta habían resultado ser más útiles de lo que había creído, ayudándome más de lo que había imaginado.

Cuando comencé a acudir a ellas me sentía extraña, como si algo no estuviese del todo bien conmigo misma. Después de unas cuantas sesiones creyendo que estaba molesta con el mundo por haberme quitado más de lo que me había dado, la doctora Acosta me ayudó a darme cuenta de que no era enojo lo que sentía, sino que realmente estaba triste por todo lo que había ocurrido en mi vida los últimos meses e incluso antes de eso.

Aquella nueva información provocó que comenzara a examinar mis conductas y pensamientos, descubriendo así que, lamentablemente, era cierto.

La muerte de mi mejor amiga había y continuaba siendo algo que me destrozaba por completo cada vez que la recordaba. La repentina desaparición de mi novia cuando más la necesitaba me dolía como nunca antes creí algo podría llegar a dolerme tanto. Y aunque traté de engañarme a mí misma, no podía negar que Thiago también me dolía, no de la misma forma en la que Lex, pero también lo hacía. Y es que dar por finalizada una amistad de años, misma que creí podría durar para siempre, dolía, y más por la razón por la que terminó.

Además, el rechazo de mi familia era algo que también me jodía. Aunque yo no lo quisiera, era algo que no podía evitar. Puede que nunca hubiésemos tenido la mejor de las relaciones, pero aún después de todo, ellos me habían acompañado la mayor parte de mi vida, quienes se habían emocionado con mi venida al mundo y quienes me habían visto crecer. Realmente jodía que ahora ya ni siquiera repararan en mi existencia.

El sueño había sido otra cosa que simplemente se me había esfumado, haciendo que mis horas de descanso fueran casi nulas, aunque sorpresivamente no era algo que yo sintiera me afectaba. Pero, a pesar de alegar que no sentía la necesidad de dormir, la doctora Acosta afirmaba que eso era algo sumamente importante que debía hacer, así que, si no lograba poder hacerlo por mi cuenta, tendría que medicarme para lograr conciliarlo, pero ella quería esperar hasta que fuera completamente necesario hacerlo.

Miré la hora en mi teléfono, disminuyendo un poco la velocidad de mi andar al notar que aún faltaba un rato para la hora de la comida junto a mi pequeña familia, de la cual ahora Max también formaba parte.

Al habernos sumergido en un hoyo negro de tristeza, en el que la luz no parecía existir, mi madre y Ariana habían intentado de todo para lograr sacarnos de él, distrayéndonos y haciendo que ocupáramos nuestras mentes en otras cosas.

Dante fue el primero en salir, retomando poco a poco el ritmo que su vida llevaba antes de la muerte de Melissa. En cambio, Max y yo continuábamos trabajando en asimilarlo.

Mi madre había hecho todo lo posible por pasar más tiempo junto a sus hijas, estableciendo la regla de siempre comer juntas en casa.

Cuando se enteró de que los padres de Max ni siquiera habían llamado para saber cómo se encontraba después de la muerte de Melissa, mi madre terminó por acogerlo en casa y tratarlo como parte de lo que era, mi familia. Ahora él dormía algunas noches en el sofá que se encontraba en el que antes había sido el estudio de mi padre.

Inhalé profundo, frunciendo el ceño con asco al notar el aroma del césped recién podado. A pesar del no tan agradable aroma que había en el aire, me tomé mi tiempo al caminar por el único parque de la ciudad que visitaba de vez en cuando por gusto propio. El mismo parque en el que había dado mi primer beso con Alexandra y en el cual habíamos tenido un par de citas más.

The Forever IMPERFECTS [#2]Where stories live. Discover now