|D O S|

3.1K 228 76
                                    

CAPÍTULO 02: La melancolía de tu partida.

—Te hice una pregunta, Kara.

La serena voz de la doctora Acosta me sacó de mis pensamientos, trayéndome bruscamente devuelta a la realidad.

Parpadeé aturdida, posando mi mirada en ella y relamiendo mis labios, los cuales se encontraban ligeramente secos.

—Disculpe, ¿Cuál fue?

Ella se tomó unos segundos para observarme antes de soltar un ligero suspiro y hacer anotaciones en su cuaderno.

—¿Has estado durmiendo bien? —repitió la pregunta sin hacer contacto visual conmigo, concentrada en sus escritos.

Rasqué mi nuca de manera nerviosa.

—¿Por qué la pregunta? —cuestioné a la defensiva.

—Te ves cansada —comentó preocupada.

Sonreí de lado, de manera fingidamente despreocupada.

—Estoy bien —aseguré.

—Sabes que mentirme es contraproducente, Kara —recordó al mismo tiempo que su mirada se encontraba con la mía.

Ladeé la cabeza sin despegar mi mirada de la suya.

—Es la verdad —afirmé—. No siento la necesidad de dormir.

Ella asintió sin creerme en lo absoluto.

—¿Qué es lo que ha estado quitándote el sueño? —cuestionó volviendo a intentar.

Intenté mantener mi mirada y rostro inexpresivos mientras ambas hacíamos contacto visual, pero terminé apartando la mirada al sentir como podía ver a través de mí.

—Melissa —respondí en un hilo de voz.

Sentí un fuerte nudo en mi garganta e instintivamente tragué saliva intentando que aquella sensación desapareciera, pero no lo hizo.

—Sé más específica, por favor.

Asintió en una silenciosa invitación a que continuase.

Cerré los ojos y tomé una gran bocanada de aire.

—Cada noche, al cerrar los ojos, lo único que puedo ver es a ella. Cada vez que cierro los ojos, el recuerdo de sus ojos brillantes, su sonrisa tímida y risa contagiosa vuelven a mi mente sin yo poder impedirlo —confesé comenzando a juguetear con mis manos sobre mi regazo.

—¿Su recuerdo es el que te atormenta? —Asentí—. ¿Por qué?

Mi labio inferior tembló al mismo tiempo que mis manos se cerraban en puños a mis costados y sobre el sofá.

—Porque cada vez que la recuerdo siento enojo. —Alcé mi mirada en su dirección. Mi voz se endureció y las palabras comenzaron a salir con amargura—. Estoy molesta conmigo misma por no haberme dado cuenta antes de todo por lo que ella estaba pasando, por haberla hecho a un lado mientras yo disfrutaba de mi relación a escondidas con Alexandra, por no haber sido capaz de protegerla de los horrendos comentarios y malos pensamientos como me prometí a mí misma hacerlo cuando la conocí. Pero sobre todo estoy molesta con ella por haberse matado, por habernos abandonado, por romper su promesa de siempre mantenernos unidos sin importar que pasara.

Golpeé mi puño contra el sofá en un impulso por desahogarme.

Cerré los ojos, sintiendo las lágrimas comenzar a brotar por mis ojos y llevé mis manos hasta ellos, intentando ocultar mi dolor.

—Lo principalmente importante es que entiendas que tú no tienes la culpa de que Melissa se haya suicidado, Kara —comentó mi terapeuta.

Levanté el rostro de entre mis manos y la miré ofendida.

The Forever IMPERFECTS [#2]Where stories live. Discover now