Capítulo 18: «Alguien que pasa por lo que yo»🦋

2.2K 139 8
                                    


Leroy Ayers.

Era una maldita mujer que me estaba haciendo perder la cabeza, no podía creerlo, y poco a poco me estaba haciendo perder la cordura. Sabía que tenemos la facilidad de ponerla al borde, podía ser valiente, pero ante mi mirada todos se acobardan.

Perezco el más cuerdo de los dos, pero la verdad es que puedo llegar a ser el más desquiciado si así lo quiero, y ella me estaba desesperando, sus deseos se habían vuelto una orden para mi sin yo siquiera saberlo, estoy consciente de que cuando esa boca pida estrellas, le bajaré todo el cielo.

Mucho antes de decirlo sabíamos de los malos hábitos que tenía su padre, de las adicciones al juego de su madre y del desafortunado final que podría tener toda su familia, su hermana pequeña sin saberlo fue ayudaba por un familiar nuestro y aunque ella no lo supiera tenía a dos herederos tras ella... las hermanas Harrison había encontrado a cuatro hombres dispuestas a concederles todos sus deseos, lo único que era necesario era su deseo y un sí.

Maddox lo había facilitado porque ella lo quería, y eso me ponía tan caliente, sus ganas de montarnos a ambos mientras gemía y gritaba nuestros nombres, la manera en que sus piernas se abrirían a nuestras manos, su forma tan sensual de mirarnos y decirnos a través de sus ojos lo que deseaba... era sensual y peligroso.

—Señor Leroy. —La voz de un hombre llamó mi atención, pero no lo miré de inmediato, la silla de mi hermano estaba volteada hasta mí, supe en ese momento que se había percatado de mi erección, él carraspeó conteniendo una sonrisa.

—Puede hablar, mi hermano tiene los pensamientos en algo con curvas y está teniendo problemas con ello. —Desgraciado.

—Bueno... nuestros rivales en el mercado tienen una demanda contra nosotros, nos culpan por la explosión que hubo recientemente en su empresa —carraspeó bajo nuestras miradas sin expresión

—nos citaron a juicio, en dos semanas. —Yo no pude evitar carcajearme y recostarme de forma más cómoda sobre la silla en la que estaba.

Mientras lo hacía puse mi mano derecha sobre mi erección acariciándola con discreción, en lo personal no me importaba que me vieran hacer eso, me calentaba de sobre manera ser admirado.

—¿Nos? Más bien te citaron, no tengo tiempo que perder en un maldito juicio a algo que sí hice, ¿Por qué no me culpan de matar un gatito o algo así? —Expresé con furia.

—Señ...

—Resuélvelo. —Cortó mi hermano con evidente aburrimiento, el hombre intentó especular palabra, pero nuestras cejas arqueadas lo hicieron callar.

—Se da por terminada la reunión. Fuera.

El hombre se levantó rápidamente para irse, giré la cabeza hasta donde estaba mi hermano, este negó con los brazos cruzados y yo simplemente puse los ojos en blanco.

—Perderemos la cabeza por esa mujer. —Yo lo miré con una sonrisa de cinismo.

—Yo ya la he perdido. —Declaré. No temía enamorarme de alguien, no tenía traumas estúpidos con alguna mujer, pero temía no poder controlar mis acciones con ella.

—Vivir así es morir de amor.

—Por amor tengo el alma herida. —Apreté mi erección. —Y la polla dura. —Mis pies se movieron dándole un último vistazo a mi hermano, necesitaba verla o me volvería loco si no la tenía, el oír como gemía bajo Lucien me había dado dolor de cabeza toda la noche, la deseaba como un adicto a su droga, ella era mi nueva adicción.

Mientras caminaba mis pensamientos estaban puestos solo en ella, me estaba consumiendo toda la atención, era incapaz de tener sexo sin imaginarme su cara, no sabía si era por la fuerza que tenían sus palabras, o la manera en la que nos miraba, me sentía una persona...

Entre dos tentaciones prohibidas: Sintiéndolos. [+18]Where stories live. Discover now