Capítulo 22: «Las hermanas se reencuentran» 🦋

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Mis pies se movían en señal de nerviosismo, había dejado que Gayle se fuera a casa y yo opté por ir a la escuela de mi hermana pequeña. Tenía la esperanza de que aún viviese aquí y que solo estaba en un lugar que yo desconocía. Esperaba con todas mis fuerzas que ella saliera por la puerta de la escuela.

No podía llamarla porque había estrellado mi teléfono contra una jodida pared. No me arrepentía, eso me relajó toda la noche y pude descansar en paz.

Pasé de pensar a que Melody era la peor persona del mundo a que, Nataly se había vuelto la arpía más grande, y nadie puede culparme, sentía que me había traicionado, aunque muy en el fondo sabía que solo estaba enojada y lo que nos hacía falta era hablar y arreglar las cosas.

Pero, ¿sería mala persona si quisiera dejar las cosas así?

Yo no era de las personas que pensaba que no tenía nada y que si alguien se acercaba a mi debía agradecérselo al mundo, no. Realmente no.

—Acosar es ilegal —la voz tras mi espalda heló toda mi sangre.

—No si es mi hermana —mi sonrisa recibió otra en respuesta al voltear —¿Cómo estás, Howell?

—Igual que tú. He estado tratando de comunicarme con ella, pero no me responde los mensajes.

Mis ojos se entrecerraron viéndolo con curiosidad, sabía que podría haber algo, pero no que iba a suceder tan rápido, no habían pasado siquiera dos semanas y ya él estaba extrañándola.

Sin poder evitarlo mi expresión cambió a una preocupada, no quería que ella se sintiera ofuscada por lo que le había pasado, a mi entender solo tenía cercanía a ese chico llamado Enzo y no sabía si agregar a otra persona a su vida le sería fácil.

—Vete, por favor.

No sé por qué esas palabras salieron de mis labios, pero solo pensaba en su bienestar y lo que menos quería era que mi hermana pequeña se viera envuelta en un triángulo amoroso y también verse envuelta en elegir entre dos chicos.

—No puedes pedirme eso, Maddox.

Mi nombre se escuchó familiar en sus labios, y lo sentí como una reprensión.

—Si puedo, te pido que te vayas y... no te acerques más a ella —¿Será eso lo que ella quería?

—Creo que no sabes con quién estás hablando, por lo que, te pido que no pidas cosas que no puedo darte. Madison es mía, Maddox —su cuerpo se acercó al mío de forma intimidante, pero no me asustó, al contrario, mi curiosidad se elevó y examiné con atención su mirada y el color de sus ojos.

—No me jodas, Howell —maldije internamente —¡Eres un jodido Ayers!

—Mierda —ahora su expresión era el de una persona asustada —por favor no les digas que sabes quién soy, maldición Maddox —su cuerpo se arrodilló frente al mío y tomó mis manos entre las suyas sorprendiéndome.

—Pero, ¿qué carajos te pasa?

Solté sin más, su actitud no me molestaba, me daba mucha risa en realidad.

—Enzo y yo no le haremos ningún daño, ella nos gusta. Mucho —mis labios formaron una gran o en sorpresa, no podía creerlo, ella... Madison, estaba entre dos tentaciones igual que yo.

—¡Enzo también es un Ayers!

—¿No lo sabía? —su rostro atemorizado me causó aún más risa —Dios mío llévame contigo y no a las manos de mis primos.

Mis cejas se elevaron hasta más no poder. Esto tenía que ser una jodida pesadilla.

—¿Ustedes usan la poligamia? —asintió —¿La quieren para ustedes? —asintió de nuevo.

Entre dos tentaciones prohibidas: Sintiéndolos. [+18]Where stories live. Discover now