☕Café y bagels🍩

6 2 0
                                    

🐈‍⬛☕Ccino☕🐈‍⬛

No ha pasado mucho tiempo desde llegó a esa ciudad roida y moribunda, tal vez una semana o dos como mucho, está segura de que fue menos de un mes.

Aún recuerda los momentos antes de la tragedia, pasó todo el día atendiendo la cafetería y cocinando postres, cambiando los carteles de gatitos en adopción segura y limpiando las mesas para después barrer el piso en su café. Lulu había venido a visitarla y tomar algo después de una jornada larga de trabajo exhaustivo, compartieron anécdotas sobre trabajo y otras cosas que les habían pasado en los días previos a su visita.

Hacía tiempo que no se veían y aunque siempre se mandaban mensajes de texto y mantenían largas llamadas por horas, la presencia de tu mejor amiga siempre será más felíz físicamente. Ambas se habían conocido en los tiempos anteriores al tratado para asegurar la paz al multiverso, cuando las cosas eran mucho más oscuras en cualquiera de las dos.

Ella recién salía de una larga y horrible relación *tóxica* con _*Nightmare.*_

Lulu aún no iniciaba la terapia y sufría horribles secuelas debido a los reinicios.

Una de ellas estaba directamente unida a la privación del sueño, las pesadillas hacían que sus noches fueran infernalmente largas e impedían un buen descanso, cuando despertaba solo estaba mil veces más cansada. Así fue como con ayuda de una grieta dimensional terminó cayendo involuntariamente frente a su cafetería, eran las dos de la mañana pero seguía despierta.

_*De igual manera casi no dormía*_

Se veía perdida, tenía las cuencas vacías de toda luz y grandes bolsas moradas bajo los ojos, incluso pudo ver leves restos de lágrimas en los bordes de sus órbitas. Se acercó amablemente y le preguntó si quería algo, le pidió solo un café y como no especificó el tipo decidió colocarle un mokaccino. Recuerda que intentó pagar pero ella se negó, se veía tan dolorida y derrotada..

_*Se parecía a ella después de Night.*_

No sabe cómo pero las visitas se volvieron regulares, al principio era solo silencio, después pequeñas conversaciones y a lo último largas noches de insomnio compartido charlando sobre todo lo que podrían compartir. Convertirse en amigas fue rápido para dos Sans, sin embargo, no hubo quejas por ello.

Le dijo que se llamaba Lust, y como a ella de decía Cici, decidió ponerle Lulu. Una chica trabajadora y amigable, un poco atrevida tal vez, pero su buen corazón y las ganas tan grandes que tenía de ayudar, superarse, la hacían dudar.. si era _*realmente*_ un Sans.

Rara vez tenían ese entusiasmo por avanzar, pensando como ya nada importa cuando ven morir todo lo que aman una y otra vez. Según las palabras de la chica el niño no había reiniciado en diez años, tenía una novia y parecía haberse asentado al fin. Eso le traía esperanza.

Ese día habían vuelto a hablar hasta tarde, Lulu debió irse por trabajo dejándola sola nuevamente con sus pensamientos y los gatos rondando en el lugar. Limpió y acomodó todo para cerrar las puertas del café por última vez antes de irse a dormir esperando despertar por las pesadillas o tal vez directamente no conciliar el sueño.

Pero esa noche durmió tan plácidamente, como no lo hacía desde que era un Babybones. Fue despertada por la sensación inconfundible de patitas mullidas sobre su caja torácica y un pequeño hocico frotandose en su cara desesperadamente como queriendo llamar su atención, abrió los ojos y notó el lugar, no era ni remotamente parecido a su cuarto.

Solo hará el cuento corto para evitar traer recuerdos desagradables a su memoria, no estaba sola, había algunos monstruos lo suficientemente agradables con ella, eran Sans también, aunque al parecer no muy conocidos. Recorrieron todo y juntaron provisiones por una semana, uno de ellos había hallado una especie de gran camión que serviría para cargar si lograban repararlo, eso hicieron y colocaron todo lo recolectado dentro antes de partir.

El Vertedero De SugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora