rol#3

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La princesa se encontraba sentada en el borde del balcón, sus largas piernas colgaban al vacío mientras los ojos dorados grandes y llenos de vida se veían perdidos en la nada, la mente llena de pensamientos centrados en la gran cantidad de acontecimientos ocurridos durante el paso de los días mantenían a la muchacha en expectativa.

La expectativa de algo que aunque sabía estaba ahí, no conseguía descifrar que es.

Desde la visita para nada agradable que ambas mujeres tuvieron en el reino de la luna, Sol quedó bastante pensativa. Por un lado ya esperaba que su hermana predijera el resultado de la reunión en una de sus múltiples visiones, pero al preguntarle por qué fueron si sabía que no serviría de nada la respuesta la dejó un poco perdida

_–“Sol, mi pequeña luz de estrella brillante. Con el tiempo comprenderás el por qué de todas mis acciones, incluso si una visión me mostró que el tratado no se pactaría, yo debía ir a ese lugar. Es algo que ahora no entiendes, pero te aseguro que en algún momento lo harás”.–_

Todo era tan confuso, tan... raro. Un cosquilleo incómodo recorría cada parte de su pequeño cuerpo como muestra de una mal augurio muy obvio, pero sin pruebas de que algo malo iba a pasar no podía actuar, y mucho menos después de prometer que dejaría su impulsividad de lado para madurar de una vez por todas.

El día que la reina le dijo eso realmente se ofendió, ¿Ella inmadura? ¡Imposible! Todo lo que hacía era para preservar el honor y orgullo de la corona y la gloria de su hermana, no tenía sentido que la regañara y tratara de esa manera solo por tener el deseo de protegerla. Estuvo molesta por días hasta que al final reflexionó y se disculpó ante la mayor prometiendo que se comportaría y mantendría la calma en un futuro, contentando de esta manera a Luna.

Tiene el pensamiento de que se convirtió en una mujer madura, pero solo es una niña de quince años en un puesto muy pesado para su edad. Se mantiene en él porque en cierto modo es la única forma en la que la reina puede mantenerla vigilada, sabe que si no fuera así haría lo que quisiera y se metería en líos más seguido de lo que le gustaría admitir, por lo que mantenerla como su guardiana siempre fué la opción más segura para cualquiera de las dos.

La visita al reino del sol fue inesperada, Sol pensaba que después de abandonar los dominios del rey oscuro todo se acabaría y podrían volver a su hogar sin problemas, pero una carta con un bello sello dorado arruinó todos sus planes de descansar y ver a sus amigas otra vez. Aunque Luna no se vió sorprendida por la nota que llegó de parte de un hermoso halcón dorado..

Aquel rey extraño les había enviado una carta.

Después de preguntar por horas la reina le contó que ya había estado tratando con el otro monarca a partir de cartas, por lo que ya habían planeado una reunión con anterioridad. Sol se molestó cuando se enteró ya que no esperaba una mentira de parte de su hermana, pero nada podía hacer. Era la reina y tenía el derecho y la potestad de hacer lo que quisiera.

El viaje fue largo y aburrido, odiaba alejarse de su amado hogar, pero incluso cuando Luna le ofreció quedarse se negó rotundamente con la excusa de que podría pasarle algo malo. Cuando llegaron al reino fueron recibidas por el rey y su consejero, lo saludaron como es debido y se dirigieron al palacio en un silencio que, aunque aparentaba ser tranquilo, era realmente escalofriante.

Notó desde el primer momento que algo no estaba bien. Todo en aquel reino era brillante y hermoso, los labrados de oro en todas partes acompañados por el mármol y las finas calles empedradas daban a relucir un ambiente elegante y digno de un reino rico y próspero. La gente reía y sonreía por todas partes, a donde sea que miraba había una sonrisa, nadie era infeliz ni tenía un mal día.

El Vertedero De SugarWhere stories live. Discover now