Capítulo 74.- Un mejor futuro.

Start from the beginning
                                    


     El trayecto a casa fue muy corto, claro, en el auto de Evan todo era así, tengo mucho tiempo sin tener que ir a todos lados caminando, a menos de que sea para pasear con Bob. Entré, todo olía de maravilla, mamá había preparado algunas botanas y un poco de su asado, Uno se había encargado de las bebidas, eso podía notarlo, ya que había un brebaje de color azul sobre la mesa y Candy no se separaba de ella.


-¿Desde cuándo tienes la meta de ser la más alcohólica de todo el condado?- Le pregunté a la rubia mientras pasaba todo mi peso a mi pierna derecha.

-Desde que JJ se fue de viaje por su trabajo y no lo veré por todo un mes- Ella bebió los últimos tragos de una, sin hacer alguna mueca por el sabor.- ¿¡Cómo se supone que viva sin mi novio por un maldito mes!?-

-Fácil, te aguantas como la mejor novia que eres y, cuando él regrese, le haces su cena favorita, lo consientes mucho y le haces mimos hasta que se de cuenta que ese trabajo no es el indicado para él- Contestó Evan sin chistar.

-No fue tan buena idea irte a vivir con él tan pronto, tampoco debes de depender tan emocionalmente. Estarás bien Candy, es más, te daré trabajo conmigo para que me ayudes a terminar el mural; así no tendrás tiempo de pensar en JJ hasta que regrese.- Intenté animar la situación de mi amiga.

-¡ES FÁCIL PARA TI DECIRLO PORQUE TU NOVIO NO TE DEJA NI UN MINUTO!, ¡ÉL NO TRABAJA EN UNA OFICINA 8 HORAS, 5 DÍAS!, ¡ÉL SÓLO SE DEDICA A IR A SUS CURSOS, FIRMAR CONTRATOS DE ARRENDAMIENTO Y... Y...Y... Y A ABRAZARTE!- Se tumbó sobre la mesa, sorbiendo sus mocos exageradamente.

-Yo mejor me voy con los chicos, no creo que sea adecuado para mi estar aquí, ésto es charla de mujeres hormonales.- Evan salió rápidamente mientras agarraba una lata de cerveza.-

-Me alegro tanto por ti, Al, encontraste al hombre perfecto.-

-No es "perfecto", Candy, sólo que... Él es...-¿Cómo podía ponerlo en palabras?- Evan simplemente supo quererme después de todo y yo... Aprendí a diferenciar un buen amor.-


     Porque era verdad. Estuvo conmigo en las buenas y en las malas. Cuando sufría mis ataques de ansiedad, cuando me estresaba por la universidad, cuando más necesité apoyo él estaba ahí. No importaba si él estaba ocupado o a horas de casa, dejaba todo para ir a verme y asegurarse de que estuviera bien... Se quedaba dormido en el sillón de la sala, abrazándome hasta que yo me calmara o sintiera mejor, Evan nunca dejó mi lado. Cuando íbamos a bares jamás dejó mi lado, tomaba mi mano y me protegía del resto de los chicos.


-Oye, JJ es tu hombre, él daría la vida por ti... No seas tan dura contigo misma. JJ jamás te engañaría, de seguro está sufriendo ahora mismo porque no está aquí contigo.- Me acerqué a la rubia y la abracé para intentar calmarla un poco más- Ningún hombre es perfecto, tampoco somos perfectas... Pero oye... es un mejor futuro el que tenemos y tendremos.


     Las horas pasaron, habíamos comido un montón, en un asiento para dos personas estábamos Evan y yo, con nuestras bebidas, riendo con mi hermano y Uno, mientras que Candace estaba tumbada en una silla, en medio de una crisis por haber bebido tanto sin decirle nada a JJ, Ben y Steve sólo le decían que estaba bien, que era un festejo y que podía beber, JJ no se enojaría por eso. Los "adultos" estaban dentro de casa, en su charla seria sobre la vida y los gastos. Todo se volvió un tanto confuso para mi y no por el alcohol, sino por una familiar cara que, en estos pocos años no había vuelto a ver, o al menos no en persona.


-Feliz cumpleaños Raphael, te traje ésto- Señaló a una bolsa- Mi madre me dijo que habías estado buscando un chaleco así desde hace tiempo, así que aproveché éste día.-

-Gr-gracias Cameron, no tenías por qué darme nada, qué... Qué considerado de tu parte.- Mi hermano se paró de su lugar y recibió la caja- No sabíamos que estabas en la ciudad ni nada, ¿cuándo volviste?.- Intentó ser educado.

-Hace unas horas, tengo una semana de vacaciones y vine a visitar a mi madre.- Desvió su mirada para saludarnos "en general"- Hola chicos, tanto tiempo sin verlos, es un gusto... Bueno Raphael -volvió sus verdes ojos a mi hermano- Paso a retirarme, no quiero ser una incomodidad. Felices treinta y tantos.-

El silencio incómodo invadió la fiesta, sólo sonaba la música de fondo ligeramente, hasta que Uno decidió fingir que tosía para distraernos.- Bueno, creo que es hora del pastel, ¿no?, la señora Allen hizo un pastel de helado con galletas.- Se puso de pie y luego me miró.- ¿Me acompañas, Al?, tú debes de saber dónde están los platos pequeños, esos que a tu madre le encantan.-


     Caminé hasta dentro de la casa detrás de Uno, no sin antes mirar a Evan que, sólo se encogió de hombros. Él nunca se ha sentido celoso o atacado, confiaba en nuestra relación, pero lo que sí sabía es que yo me sentía incómoda y dudosa en ese momento.


-Bueno, agarra la cantidad de platos y cubiertos necesarios, enana-

-No debes de intentar ayudarme ni distraerme, estoy bien, gracias Uno.-

-Sé que tu cerebro aún no lo termina de procesar, y está bien, sólo quiero que tu salud mental no se desmorone en éste momento.-

-No sucederá, estoy con la gente que quiero en un día especial.- Me tambaleaba de aquí para allá mientras Uno cortaba y servía el pastel- Sabes que no siento absolutamente nada por él, Que no me afecta, ya no.

-Fue tu mejor amigo, tu vida.-

-Ahora es un simple conocido, alguien que solía estar a mi lado, alguien en quién confiaba... Ahora es sólo alguien que conozco y sale en la televisión.-


     Uno suspiró pesadamente y me dio la razón, sabía que ya nada de la vida de Cameron me afectaba, ni con cuántas chicas hubiera salido ya en los últimos años, Acepté el destino, perdí a alguien que quería mucho y, en ese tiempo, gané a alguien que me supo valorar.

     La noche siguió como si nada hubiera sucedido momentos atrás... Evan me preguntaba si estaba bien, no soltaba mi mano o dejaba de rodear con su brazo tatuado que, por cierto, agregó la letra "A" con tinta en su muñeca. A Candace se le había bajado el alcohol y el resto de la noche se dedicó a sólo beber agua, los chicos, bueno... Ellos sí estaban muy, muy mal. Uno le bailó sensualmente a mi hermano mientras que Ben y Steve le aventaban billetes; así se nos fueron horas y horas hasta que por obra del espíritu santo, terminamos todos en la sala, unos en el suelo, otros en los sillones... Evan nunca dejó de abrazarme, ni un sólo segundo, se sentía cálido, se sentía seguro.

My little best friend, "the famous"Where stories live. Discover now