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Este nuevo paso en la vida de Caleb, lo llevó a dejar de lado sus estudios y a reprobar varios exámenes. Así que aquí me encuentro, dándole clases particulares, regañándolo por sus bajas notas y él riéndose de mis retos.

—No le encuentro la parte divertida —me cruzo de brazos sintiéndome molesta con él. Ni siquiera me presto atención cuando le explique como hacer el maldito ejercicio de matemática.

Y para colmo, él se vuelve a reír y yo lo fulmino con la mirada.

—Lo siento, lo siento —eleva sus manos como si fuera un delincuente— Solo me divierte como entornas los ojos cuando estas enojada.

—Sigo sin encontrarle la parte divertida —se vuelve a reír, y suspiro.

—Lo estas haciendo —dice entre risas.

—Eres un jodido dolor de cabeza, Caleb.

Y como si no fuera suficiente reírse como un loco, estalla en una risa aun más fuerte.

Estábamos solos en mi casa, estudiando en la sala o bueno... intentando estudiar. Caleb se acerca a mi con una sonrisa picara en su rostro, como si eso acabara con mi enojo. Como si esa jodida y perfecta sonrisa... ¡Detente, Isis!

—Soy un jodido dolor de cabeza, y conozco la manera de quitarte ese dolor —posa su mano en mi espalda y la alejo.

—Entonces resuelve el ejercicio.

—O... podemos hacer algo más divertido —mueve ambas cejas y coquetea conmigo. Me río negando con la cabeza, y él sonríe— ¡Te reíste! Lo quieres tanto como yo.

Vuelve a posar su mano en mi espalda, y yo se la vuelvo a quitar.

—¡Basta! Quiero que resuelvas el ejercicio —sonríe ante el efecto que tiene en mi— Tienes que aprobar los exámenes. Sabes que esto va a rendir en tu ingreso a la universidad —se encoge de hombros—  Si iras ¿verdad?

—Falta mucho para eso.

—No mucho.

—Bueno, pero no es algo en lo que pienso ahora —me mira— ¿tú si?

—Un poco.

—Porque tú eres Isis Sabelotodo Donovan —se ríe de su propia estúpida broma.

—Eres un idiota —estalla en una risa— ¡Y haz el puto ejercicio!

Me mira a los ojos y me sonríe.

—¿Te dije que me pones loco cuando insultas?

Lanzo el lápiz a un lado, sintiéndome ya frustrada y claro, él vuelve a reír.

—¿Qué haré contigo? —me agarro la cabeza con ambas manos.

—Hazme lo que quieras.

Lo miro, y me sonríe. Sus ojos brillan esperando mi respuesta, y la misma llega a mi mente de manera veloz. 

—¿Lo que quiera? —le sonrío coqueteando, y sus ojos caen en mis labios.

—Diablos, si —cuando me mira a los ojos, trato de lucir seductora— Donovan, si me sigues mirando así, incluso aceptare que practiques conmigo todo lo que leíste en 50 Sombras de Grey.

Largo una fuerte carcajada, y le frunzo el ceño entre risas.

—¿Y qué te hace pensar que lo leí?

—¿No es lo que todas las chicas hacen últimamente?

—¿Tengo que ser como todas?

Sonríe y niega con la cabeza.

Tal vez (EDITANDO)Where stories live. Discover now