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Cuando una persona te confía sus secretos, su pasado, y su mas profundo dolor, te une aun mas al sentimiento que la misma provoca.

Caleb me compartió sus secretos, su pasado, y su mas profundo dolor, y hoy me siento mas cerca de él. No me siento rechazada, ni apartada. Lo conozco mas. Y puedo entender con mas profundidad sus cambios de humor, puedo entender el por que hay veces que ante mis muestras de cariño se muestra duro, frío y distante, para luego regalarme la sonrisa mas sincera, y hermosa de todas. Sus cambios de humor tienen un por que, y por mas que me cueste, logro entenderlo aun mas. 

Todo dolor viene acompañado de un por que, todo comportamiento viene de la misma mano. Caleb perdió a su mejor amiga, perdió el cariño de su madre, y perdió la confianza con su padre. De alguna manera, quiero llenar cada vacío. Solo que a veces él no me deja.

Como en estos momentos, que esta molesto conmigo por aparecerme en su casa así como así. Si, quizás fue malo de mi parte no haberle mandado un mensaje antes. Pero me sentía preocupada, hace dos días no va al instituto, dos días que no se nada de él.

–Caleb, lo siento. Pero me sentía preocupada por ti. Si hubieras respondido a mis llamados, no estaría aquí.

Su semblante se suaviza, y deja de fruncirme el ceño. Deja de mirarme de mala manera.

–Me siento invadido al tenerte aquí.

–No es mi intención hacerte sentir así, solo quiero ayudarte. Quiero saber que te pasa.

Me detengo a observar sus ojos cansados, hundidos por unas horribles ojeras.

–Vete, Donovan. Iré a tu casa mas tarde –una voz masculina lo llama desde el interior de la casa, Caleb se tensa y me observa fijamente– Vete, por favor.

Un hombre alto y delgado se aparece en el umbral de la puerta. Lucia exactamente igual que Caleb, solo que su apariencia estaba totalmente descuidada, y sos ojos estaban inyectados de sangre. Llevaba una barba de días, y su cabello castaño estaba revuelto, y parecía no ser lavado. Su camisa azul arrugada sobresalía de su pantalón negro.  

–Caleb, ¿por qué no haces pasar a esta jovencita? –me sonríe, y noto amabilidad allí. Una amabilidad que se oculta.

–Hola, soy Isis –me presento con una sonrisa, y Caleb me fulmina con la mirada.

–Que bonito nombre –me sonríe y sale desde el umbral– Soy Jake.

Me extiende la mano, así que yo hago lo mismo con la mía y nos saludamos. 

–Ella ya se iba –dice Caleb entre dientes.

–¿Por qué? Puede pasar por una taza de té o algo –Jake me sonríe y le devuelvo la sonrisa.

Cuando escuchamos una risa, ambos nos giramos a ver a Caleb. Riéndose al punto de las lágrimas, pero siendo una risa horriblemente forzada.

–¿Tu beber té? 

–Caleb... –lo miro de mala manera.

–¿Caleb, qué? –se sigue riendo y puedo ver el dolor en los ojos de Jake– ¿Por qué no le ofreces un vaso de vodka? ¡Vamos, no quieras impresionarla!

Jake observa el suelo con desilución, y me siento mal por él.

–Luego te llamo, Donovan.

–No –me vuelve a fulminar con la mirada, y Jake me mira– Me encantaría aceptar esa taza de té.

Los ojos de Jake se iluminan, mientras que los de Caleb se oscurecen de enojo.

Jake me deja pasar, y lo hago, ignorando el enojo de los ojos de Caleb cuando paso. 

Tal vez (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora