23

55.9K 3.8K 256
                                    

Y esa noche no pude dormir. No podía estar tranquila sabiendo que Caleb estaba allí afuera, Dios sabe haciendo que y en que estado. Intente llamarlo, pero obviamente no respondió. Ya perdí la cuenta de cuantas veces lo llame, y mi llamada termino en su buzón de voz.

Era de madrugada y aun seguía sin poder conciliar el sueño. Mis ojos se encontraban hinchados de tanto llorar, y mi mente se encontraba sumergida en malos pensamientos.

Me recuesto en la cama observando el techo de mi habitación, intentando tranquilizarme. Aunque eso sea absolutamente imposible. Cierro los ojos y ruego una y otra, y otra vez que él se encuentre bien.

Mi celular comienza a vibrar en mi mesa de noche, y de forma inmediata me estiro para alcanzarlo. El nombre de Caleb se aparece en la pantalla. 

Por favor que sea él y no alguien para informarme que se accidento.

–¿Caleb? –contesto con miedo.

–Estoy... afuera –arrastra sus palabras. Esta ebrio.

–¿Has bebido?

–Donovan, quie... quiero verte. Sal por favor.

Me corta, y suspiro profundamente para prepararme a enfrentarlo. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras tratando de hacer el menos ruido posible.

Cuando salgo de mi casa lo veo, sentado en el umbral de la puerta. Sus ojos inyectados de sangre me observan, y me siento furiosa por el estado en el que se encuentra. Furiosa al saber que manejo en este estado. Furiosa porque siento que vamos a pelear, otra vez.

Tranquila, Isis.

–Has llorado –aparta los ojos de mi, y me siento a su lado.

–Has bebido.

–¿Importa?

–¿Importa que haya estado llorando?

–A mi si.

–Y a mi me importa que conduzcas en este estado.

Me mira a los ojos unos segundos, pero luego deja de hacerlo para suspirar pesadamente.

–Uno bebe cuando se siente fatal.

Niego con la cabeza.

–Como si el alcohol acabara con lo que sientes –me mira.

–Estas enojada conmigo.

–Me echaste.

–Necesitaba estar solo.

–Me lo pediste de la manera más cruel.

–Tú no me entiendes.

Y nuevamente me siento furiosa.

–¡Tienes razon, no te entiendo! No vivi lo que tú viviste, pero quiero acompañarte en esto, que sepas que no estas solo ¡Pense que venias a disculparte!

–¡Deja de gritar! –se pone de pie y se para frente a mi. Yo aun sigo sentada– No entiendes que no estoy acostumbrado a la compañia desde que Amelie se fue.

–Y por eso me apartas.

–¡No te aparte, maldición! Solo necesitaba un tiempo conmigo. Entiéndelo, Isis. Por favor...

–Lo entiendo. Pero tú tienes que entender lo mucho que me duele saber que estoy contigo, y aun así no ser útil para ti.

–¿Qué?

Me pongo de pie, y me cruzo de brazos observándolo.

–Olvidalo.

–No ¿qué has dicho?

Tal vez (EDITANDO)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang