—Se podría decir que sí, aunque es algo de lo que voy a contar nada —lo dice de la manera más tranquila que puede, sin embargo, se nota que le cuesta hacerlo.

Así que... en verdad quedé como un estúpido por suponer antes de tiempo, ¿Eh?

¿Será que... ambos estamos igual? No. No debería meterme más, tampoco quisiera que ella siga con esta conversación. Odio estos temas. Me levanto y llevo al perrito que tengo en las manos a una toalla.

—Entonces... ¿Le has dicho? —pregunta mientras me sigue por detrás.

—¿Qué cosa?

—Sobre que te gusta.

Me detengo y volteo a verla, estoy bastante enfado.

—No. Molestes. Con. Eso. ¿De acuerdo?

—¿Por qué? No tendrás esposa, ¿o sí?

Ese tema está fuera de volver a tocar.

Simplemente, le dedico la mirada más furiosa y "¿Qué te importa?" que tengo, luego me alejo de ella sin dirigirle la palabra más. Debo marcar más límites ahora.

Si no he dejado que la persona que me gusta pasé mi barrera, ¿Por qué tendría que permitirle a ELLA entrar?

Es algo absurdo y fuera de discusión.

. *: ☆ : * .

Ya casi es hora de la comida, cuando por fin terminamos de limpiar a los perritos. Cuando tocó lavar a Jack, me sorprendió que él decidió irse con ella para que lo bañara, también lo dócil y cariñoso que se puso con esa mujer. ¡Ni parecía mi Jack que siempre es travieso y que odia el agua! ¿Cómo lo hizo?

Tanto esa mujer como yo estamos dentro la tienda, empapados casi por completo y lo peor, oliendo a perro mojado. Necesitaré un baño cuando llegue a casa. En este momento, Julieta llega con el collie con un collar isabelino alrededor de su cuello y muy relajado en sus brazos.

—Listo, aunque pasará esta noche en una de las jaulas aquí dentro, en lo que se cura su infección de la patita.

—Muchas gracias, Julieta —contesta cortésmente esa mujer—. Lo dejaré en buenas manos por un tiempo.

—¿Por un tiempo?

—Sí, me di cuenta de que me gustaría mucho tener compañía en mi departamento, pero primero tengo que buscar empleo para cubrir sus alimentos y atención.

—¿Buscas empleo? ¿No te gustaría trabajar aquí? —Voltea a verme—. Justo se lo comentaba a Renato. Me ayudaría una mano extra que este todo el tiempo.

—¿En serio? ¡Muchas gracias! —Es mujer corre y abraza a Julieta.

A mí también gustaría abrazar a Julieta. Aunque siento lástima de que tenga que aguantar ese olor a perro mojado que estamos irradiando.

—¿No les gustaría ir a comer algo? Yo podría invitarlos a un restaurante de sushi que recién...

—Lo siento —la interrumpo—. Quisiera tomar una ducha y descansar en paz en mi casa.

Sí, ya no quiero molestarla.

—Entiendo, será en otra ocasión.

¿Es idea mía o... eso la desanimó?

Antes de que dijera algo, vimos como esa mujer se tambalea un poco. Como si estuviera a punto de desmayarse a un lado de Julieta, pero esta última la ayuda a sostenerse.

—Aurora, ¿Qué pasó? —pregunta Julieta, muy preocupada.

—Tranquila —dice Aurora, parece que esfuerza—. Me mareo fácilmente. Solo necesito tomar mi pastilla que está en casa. Lo siento, tampoco podré aceptar tu invitación al sushi.

—No te preocupes por ello, ¿Quieres que te acompañe a casa?

—No será necesario. —Se levanta rápidamente y vuelve a mostrarse alegre como siempre—. Estoy acostumbrada a esto. Solo necesito un buen descanso y estoy como siempre.

—Está bien, confiaré en tus palabras. —Se aleja un poco—. Te daré algo de agua antes de irte, ¿De acuerdo?

Yo tampoco estoy seguro de lo que ha pasado.

. *: ☆ : * .

Luego de unos minutos más, los dos nos fuimos de la veterinaria hacia nuestros departamentos. Hubiera querido que cada uno se fuera por su lado, pero vivimos en el mismo lugar. También, algo muy dentro de mí, se quedó sorprendido por lo que pasó hace rato.

—Lo siento, no debí molestarte con mis comentarios, hace rato —dice ella con mirada baja—. Yo solo quería animarte con algo como eso.

Es la primera vez que hablamos uno con el otro luego de que marqué mis límites con sus preguntas. Ahora me siento culpable por hacerlo. Cuando estoy enojado, lo único que quiero es huir y que no vean.

—No necesito que seas in...

—¿Insistente? —termina de decir antes que yo—. Lo sé. Sé que soy una pesada. Sin embargo... siempre he pensado que la vida es muy corta como para desperdiciarla en pensamientos negativos, deberíamos ir más de enfrente con las situaciones. Si me gusta algo, lo diré. Si me disgusta algo, me alejo. Es mi forma de ser.

En verdad que ambos somos muy diferentes, yo no veo todo tan optimista. Eso lo hacen las personas inconscientes del mundo y que piensa que llegaremos a un mundo sin caos y perfecto. Por otro lado... no me desagrada del todo que se imagine algo así. ¿Será que todavía tengo dentro de mí a ese chico que solía ser?

Yo también pensé que también murió ese día.

—Sí, me gusta desde hace un tiempo, pero... no tengo intenciones de invitar a salir o hacer algo más.

¿Por qué dije eso?

—¿En serio? —me pregunta sorprendida—. ¿Por qué?

—Cuando uno ya estropeó toda una vez, no quiere volver a pasar por ello. ¿Lo entiendes? Por eso prefiero estar solo y no volver a ilusionarme.

¿Por qué estoy sacando toda mi mierda con ella? ¿Qué me pasa?

—Creo que lo entiendo, pero no lo comparto. —Observa hacia el frente con una mirada esperanzadora—. Equivocarse, caer y levantarse es parte de la vida.

—¿Comiste algún libro de reflexiones barato? Suenas igual a esos —Arqueo una ceja.

—Ya te dije que así soy y no pienso cambiar de mentalidad, viejo. —Me saca la lengua.

—No me llames viejo, mi nombre es Renato. ¿Cuántas veces tengo que repetirlo? Odio escuchar mi nombre, ¿Comprendes?

De pronto, se detiene frente a mí.

—No deberías odiarlo, es un bonito nombre. —Me extiende la mano—. Te prometo ya no llamarte viejo, si tú te atreves a salir de ese caparazón de amargura que traes contigo, ¿Te aparece?

—Ese trato no me beneficia en nada, yo tengo que hacer más que tú.

—¡Claro que sí hay algo más! ¡Me volveré tu coach motivacional para ser más feliz! —Está muy entusiasmada—. Con mi apoyo, pronto serás un nuevo hombre lleno de alegría y ganas de vivirla al máximo como tu servidora.

—Ni lo sueñes.

Sigo mi camino, mientras ella me sigue por detrás y la ignoro. Creo que ahora no me queda la más mínima duda de que tendré que soportarla mucho más tiempo del que esperaba.

 Creo que ahora no me queda la más mínima duda de que tendré que soportarla mucho más tiempo del que esperaba

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El vecino del K-9Where stories live. Discover now