- Se llama Nathan Swift, lo contraté para hacerse cargo del proyecto del Santuario - Informó el seitei - Viene de Norteamérica, así que no está familiarizado ni tiene relación con los equipos juveniles de Japón, eso me pareció un requisito fundamental para elegir al asistente que administrará las instalaciones.

- Magnífica idea - Alabó el de traje blanco, satisfecho con la explicación - Contamos con usted señor Swift, sé que juntos haremos que el fútbol sea un deporte para todos.

Kazemaru simplemente asintió, prefería medir sus palabras y mantener una imagen de empresario extremadamente formal como esos que se veían en las películas americanas, aunque para ello todavía le faltaba mucho, ya que actuar no era específicamente su más grande virtud.

Para desgracia suya, su lugar de trabajo fue ubicado en la misma oficina que Miyasaka, tendrían prácticamente que compartir un pequeño espacio, cada uno en su escritorio frente a frente, cosa realmente agobiante para Ichirouta, quien todavía no olvidaba del todo lo sucedido en el pasado.

No era ni el medio día y él ya le había colmado la paciencia, haciendo comentarios ocasionales sobre lo perfectos que eran los planes del sector, la importancia de darle a todos las mismas oportunidades mediante un sistema de distribución de resultados o lo irritante que podían ser los ex-jugadores de la selección japonesa.

- ¿Sabías que yo los conozco? - Dijo sin dejar de redactar su informe - A la gran mayoría, y déjame decirte que todos son unos idiotas que no piensan por sí mismos.

- Ahhh, ya veo...

- Nathan ¿Me estás escuchando? - Preguntó algo molesto por la falta de atención de su contrario, quien no parecía tener intenciones de despegar su mirada de la pantalla de la computadora.

- Te escucho, pero estoy ocupado.

- Que suerte tienes... ¡Te encargarás del Santuario! - Mencionó emocionado - Cierto, esta es una lista de jugadores que tienen que ser llevados allá, sea de la forma que sea - Agregó a la par que le extendía una hoja - Senguuji-san ya la revisó y estuvo de acuerdo.

Dado que Kazemaru era un fiel seguidor de los equipos juveniles, pudo reconocer con facilidad muchos de los nombres que figuraban en las anotaciones de Miyasaka, siendo todos grandes figuras de sus respectivos equipos o niños con habilidades por encima de la media que se podrían explotar con algo de esfuerzo, sin embargo también encontró lo que tanto temía.

Los cinco niños sin excepción estaban considerados como prioridades, especificando los puntos que los entrenadores del Santuario tendrían que reformar, coincidiendo todos en "ideología", lo que claramente hacia referencia a un lavado psicológico para forjar nuevos imperiales.

- Algunos quizá te den problemas... Principalmente porque son hijos de los futbolistas que te mencioné antes - Dijo el rubio, sacándolo de sus pensamientos - Tendrás que quitar del camino a sus padres para llevártelos, si sabes a lo que me refiero...

- No, explícate - Respondió con seriedad.

- No creo que quieras llegar al extremo de borrarlos completamente del mapa, pero si podrías inculparlos de algún crimen, hacerlos perder la custodia o llevarte a los niños por la fuerza, después de todo el sector tiene contactos en la fiscalía, no correrás el menor riesgo.

- Parece que estás muy bien informado sobre eso... - Agregó con algo de ironía en sus palabras, manteniendo un tono de voz ligeramente diferente al que siempre usaba para ocultar su identidad - Me refiero a lo de sacar gente del camino.

- Señor Swift, a veces tenemos que encargarnos de nuestros obstáculos de formas poco morales por un bien mayor - Respondió con suma seriedad - Las personas con las que vas a lidiar, son capaces de arruinar tu vida si se lo proponen, es por eso que te digo esto, para que cumplas con tu misión y no permitas que arruinen todo lo que el sector ha construido hasta ahora... Solo una cosa... Estos dos... - Siguió señalando un par de nombres en el listado - Son hijos de una persona muy especial para mí... Llévatelos, necesitan ser reformados, pero por favor, no le hagas nada a su padre.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Where stories live. Discover now