Capítulo 28: Gezelligheid

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Maito Gai tomó asiento en la silla junto a Tenten, tomando su mano que estaba sobre la mesa y acariciándola ligeramente con el pulgar.

― ¿Estas bien?

Tenten simplemente asintió aunque se le veía su apariencia demacrada, las bolsas debajo de los ojos y una sonrisa débil escapar de entre sus labios. Gai ante esa respuesta simplemente apretó fuertemente la mano de su alumna, dispuesto a atrapar a aquel que se había atrevido a tocar a su pequeña flor de primavera.

Porque había estado escuchando parte del relato que había contado la Kunoichi y sabía que Neji tenía la misma línea de pensamiento. Encargarse de aquellos que habían ocasionado eso a un miembro valioso de su equipo.

―La misión de Tenten era encontrarme. ― Habló Maito con la expresión más seria que se le hubiera visto. ― O al menos obtener algo que estaba en mi posesión y que no pensé que tendría que resguardar en algún momento.

― ¿Un objeto, de que estas hablando? ― Ibiki habló intrigado por lo que había motivado esa puesta en escena.

Maito se movió en su lugar mientras pensaba en las palabras adecuadas. El hecho de que Tenten confirmara su teoría hacía las cosas tan reales que aún no terminaba de creérselo.

―Mi padre murió a manos de los espadachines de la niebla cuando yo aún era muy pequeño. Él había usado las ocho puertas internas, aquella técnica peligrosa que le había costado la vida.

Sabía que todos conocían las ocho puertas internas, no era ningún secreto y que estaban enterados del descenso de su padre tiempo atrás. Su forma de pelear de él y Lee, además de varios ninjas de otras aldeas, se basaba en el Taijutsu. La teoría general estaba ahí, solo que cada quien la desarrollaba a su manera, aunque nunca nadie había logrado dominarla, era algo que se pensaba era imposible.

Por eso el estar diciendo todo eso era una forma introductora de contar su teoría sobre todo este asunto.

―Cuando Maito Día murió apenas me había empezado a enseñar sobre el uso de las puertas. A partir de su muerte yo aprendí aquella habilidad por mi cuenta, sin ninguna ayuda o supervisión que me dijera que estaba haciendo mal o bien. Fue bastante duro. ― Frunció los labios recordando sus duros entrenamientos cuando joven, ―Es una técnica que usada de la forma correcta maximiza tu poder que permitiría que acabaras con el enemigo más peligroso. Pero sin la correcta dirección solo terminarías dañando tu propio cuerpo.

Todos los miembros que utilizaban el taijutsu tenían un maestro que les enseñaba todo lo que sabían. Él desgraciadamente no había corrido con esa suerte y había puesto cada gramo de empeño para seguir con las enseñanzas de su padre por su propia cuenta.

―Ciertamente debo admitir, que si recibí una ayuda. ― Se quedó en silencio uno segundos, como si recordara algo en concreto. ― Mi padre me dejó un pergamino con todo lo que sabía sobre las puertas internas, la forma de utilizarlas. Aunque estaba incompleto y con varias anotaciones al aire que tuve que descifrar. ― Hablaba por inercia, mientras explicaba parte de su infancia. ― Por eso yo mismo terminé aquel pergamino incompleto con observaciones, tips, notas y formas más eficientes para la utilización de esta técnica. Es decir, terminé el trabajo que mi padre había iniciado.

El cuarto estaba en completo silencio mientras todos escuchaban a Gai hablar sobre todo eso. Algo que posiblemente solo había platicado con el propio Lee, por eso para el resto del equipo Gai les resultaba algo nuevo y complicado. Era cierto que Lee había tenido la guía incondicional de su sensei, por eso realizar ese mismo entrenamiento sin ayuda debió ser todo un reto.

Neji mismo podía entenderlo, el hecho de tener que aprender técnicas, intuirlas sin tener la posibilidad de que alguien más te la enseñe. Obviamente las razones de su sensei y las suyas eran diferentes, pero podía comprenderlo mejor que nadie.

Gazes to the soul [Nejiten]Where stories live. Discover now