01. "Tenshi, doce años después".

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3 de agosto, año 2005

Tenshi observaba la sangre que caía de sus manos sin siquiera poder emitir algún sonido. Su cuerpo no respondía, estaba viendo a su hermano morir frente a ella y no era capaz de pedir ayuda. Quería gritar, pero su voz parecía haberse apagado al igual que su cuerpo. Necesitaba que alguien la mirara con atención y que la ayudase, pero cada uno de los miembros se encargaba de no perder su propia batalla personal, y no los culpaba, ella también estaba en la misma hasta que oyó a Kiyomasa festejar por haber apuñalado, por fin, a Draken.

Cayó al suelo, rendida al ya no sentir la respiración de su gemelo, y entonces por fin gritó. Gritó con todas sus fuerzas llamando la atención de todos, pero el que más preocupado se encontraba de oír como el amor de su vida se quebraba, fue Mikey, quien ni siquiera pudo llegar al cuerpo de su mejor amigo porque Hanma se lo impidió con ese mismo propósito.

—Draken... —comenzó a moverlo, apenas podía ver por las lágrimas—. Kenchin ya, levántate, no es gracioso esto.

Pero la fémina no recibía ninguna respuesta por parte de su gemelo.

—¡Imbécil! Dijiste que íbamos a vivir vidas muy largas, que te le declararías a Emma y yo a Mikey y que juntos haríamos un equipo de fútbol con todos los bebés que tendríamos.

Nada.

—¡Mierda, Kenchin! ¡Levántate!

Sintió como unos brazos la levantaron y la envolvieron en ellos. Era Mitsuya, dándole el pésame y, a su vez, diciéndole que no estaba sola, que la pandilla estaba junto a ella, para apoyarla y cuidarla a partir de aquellos momentos.

Draken había muerto y con su pérdida, también se fueron las mitades de Tenshi y de Mikey.

5 de julio, año 2017

Un silencio invadió por completo la sala cuando Mikey, acompañado de su magnífica reina, entraron por la puerta principal. Ninguno se atrevía a siquiera respirar de más por miedo a como éstos pudiesen reaccionar. Si bien juntos eran una pareja sumamente alegre y feliz, delante de terceros, eran crueles y hasta unos psicópatas sin corazón a los que no les importaba torturarte hasta la muerte.

Eran los reyes de Japón y sabían muy bien que no podrían haber logrado ni la mitad de lo que habían conseguido si no hubiesen tenido a su lado al magnífico e inteligente Tetta Kisaki, fiel amigo y padrino de toda su fortuna.

Kisaki era el único que podía tomar decisiones cruciales cuando alguno de ellos no se encontraba en el país o en su edificio. Sabían que la mayor parte de las personas que los acompañaban eran unos Judas de mierda por lo que no podían confiar en nadie más que en él y, en muy pocos casos, en Hanma.

—¡Buenas noches, jefe y jefa! —saludaron todos los presentes junto a una reverencia de noventa grados.

Tenshi sonrió. Amaba a Mikey, pero más amaba el poder.

—¡La reunión de hoy comenzará! —indicó Hanma mientras todos se acomodaban en sus respectivos lugares en la mesa.

En ambas cabecillas se encontraban Mikey y Tenshi, demostrando que ellos eran los verdaderos jefes. Del lado izquierdo de Mikey se encontraba Sanzu, un drogadicto bastante desquiciado, capaz de matar a quien Mikey le indicara; en el medio se encontraban Hanma, el seguidor de Kisaki, e Inupi, que solo estaba allí por su amor, no correspondido, hacia Koko; y a su lado, y sentado en la parte derecha con respecto a Tenshi, se encontraba Koko, confidente de ésta y la máquina de hacer dinero en Toman. Por el lado izquierdo a Tenshi se encontraba Rindo Haitani, su más fiel enamorado; en el medio se encontraban Ran Haitani, el mayor de ambos y Takeomi Akashi, un viejo amigo de Shinichiro; mientras que, por último, y al lado del jefe, se encontraba Kisaki.

—Muy bien, estamos aquí para celebrar algunas cosas—comenzó hablando Kisaki—. Primero, el incidente en el festival fue todo un éxito, pues pudimos matar a Naoto Tachibana, policía que no dejaba de entrometerse en nuestro camino. Es una lástima que su hermana también haya muerto, pero son los gajes del oficio, ¿o no? —Todos rieron en forma de aprobación—. En segundo lugar, como el hecho más importante de todos, debo mencionar que Toman es, oficialmente la pandilla más poderosa de Japón y, muy próximamente, de Asia.

Todos comenzaron a festejar. Algunos de los presentes hasta gritaban de la emoción. Desde la adolescencia sabían que el estar del lado de Mikey y de Tenshi sería igual que apostar al caballo ganador y eso les gustaba. Les emocionaba ganar y tener cada vez más poder del que ya tenían. Poco a poco comenzaban a ser intocables e inalcanzables y la esa idea de liderar el mundo los cegaba por completo. Confiaban lo suficiente en sus jefes como para saber que aquello pasaría. Serían los reyes del mundo y pisotearían cabeza por cabeza.

—Y por último, y a pedido del público —prosiguió Kisaki con un muy notorio entusiasmo—, les traigo al último traidor que se encontraba en Toman... ¡Chifuyu Matsuno!

Chifuyu fue arrojado a la mesa principal por dos guardias de seguridad que la Toman tenía. Éste estaba amarrado de manos y pies, así como también tenía una cinta en su boca para que no hablara. Todos comenzaron a mirarse, sonriendo, sabían que lo mejor estaba por venir.

—Muy bien... ¿Quién comienza? —preguntó Tenshi.

La mirada suplicante de Chifuyu era desgarradora, todavía le costaba entender cómo aquella chica tierna y capaz de iluminar una habitación completa con su amor y generosidad, se convirtió en una de las peores delincuentes del siglo, abandonando, por completo, todo lo que alguna vez fue cuando Draken estaba a su lado. No dejaba de mirarla, quizá porque sabía que sería la última vez que vería al amor de su vida o quizá también porque, muy en el fondo, creía en que cambiaría para ser la Tenshi de la que se enamoró. Sin embargo, ésta ni siquiera lo miraba, sólo opinaba sobre cómo debían hacerlo sufrir por haberlos traicionado.

El primero en comenzar sería Hanma, los segundos, porque nunca trabajaban si no era en conjunto, serían los hermanos Haitani, el tercero Sanzu y el cuarto, y último, sería Kisaki. Mikey y Tenshi nunca se metían en aquellos asuntos, preferían que otros se ensuciaran las manos por ellos. Tampoco dejaban que Inupi y Koko se entrometan en esas cosas, ya que su labor era otro.

—Antes de comenzar, quítenle la cinta.

Hanma le hizo caso a su jefa y le quitó la cinta de la boca a Chifuyu quien no dudó en escupirlo apenas tuvo la oportunidad.

Y por aquello, y sin piedad, Hanma le cortó, de una, cuatro dedos de su mano derecha. El grito de dolor de Chifuyu inundó la sala. Tenshi y Mikey sonrieron mientras ambos se miraban. Aquello ya les estaba aburriendo. Solo querían tener sexo.

Los hermanos Haitani no se lucieron como las veces anteriores, sin embargo, Ran le rompió el cráneo con su vara de metal y Rindo le rompió las piernas.

Sanzu le cortó la boca, dejándole una cicatriz igual a la de él.

Kisaki se acercó a Chifuyu sonriendo ante las súplicas que éste hacía para que le perdonaran la vida y lo dejen huir. Pidió querer hacer de sus necesidades, pero todos prefirieron que lo haga encima de la mesa para poder burlarse un poco más de él. El rubio miró a Tenshi por última vez, sonriendo, mientras ésta lo observaba con desprecio y odio. Antes de que le quiten los ojos, pudo volver a presenciar a la niña de quince años de la que se enamoró cuando apenas tenía trece.

—Yo solo... quería salvarte, Ten.

Y con esas últimas palabras, Chifuyu dejó de respirar.

Ryuguji Tenshi (Sano Manjiro/Mikey) Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora