Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₃₆﹕ Dᴇsᴄᴏɴᴛʀᴏʟ ᴇɴ ᴇʟ Tʀᴇɴ

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Agosto se fue titular de una luz, tan rápido que no se ve a simple vista. Faltaban 3 días para el inicio de curso en Hogwarts cuando una lechuza marrón entro al despacho de cierta Black quien se encontraba leyendo y firmando documentos sobre sus negocios.

La mujer con rapidez tomo la carta que se le ofreció por parte de la lechuza quien recibió un pequeño dulce por parte de la mujer mientras está observaba el escudo de cera que representaba al ministerio.

La black rápidamente rasgo el sobre sacando la carta del interior del mismo, su rostro paso de una ceja alzada a una mirada sería para finalizar con un rostro frío lleno de ira.

El ruido fuerte de las silla correr se escucho por todo el estudio y enseguida la mujer a paso firme y serio camino hacia la chimenea de su estudio, tomo los polvos flu en su mano antes de entrar a la chimenea.

–Oye mamá – fueron las palabras de cierto azabache que entraba a la oficina y al ver el rostro de su madre se dio una vuelta completa en su lugar y salió casi que corriendo del estudio.

–Ministerio de magia– gruñó la black entre dientes para después lanzar los polvos flu al fuego de la chimenea.

La mujer fue envuelta en llamas verdes para después desaparecer en la chimenea. La sensación de pasar por un estrechó tubo sumado a la irritación anterior de la mujer generaba más ira en esta.

Al salir segundos después de su chimenea privada del ministerio la Black a paso firme y elegante con un rostro serio y frío mientras sus pasos producían el típico sonido del taconeo al caminar.

Los magos y brujas que de cruzaban con ella en su camino muy sabiamente se hacían a un lado como si un mar se abriera en su presencia.

Rápidamente la mujer fue a los ascensores, la black no tuvo que pasar por la inspección debido al temor que sentía el auror novato al ver a la mujer.

La black entró al ascensor que curiosamente se vació al instante que ella entró. La mujer oprimió el botón que la llevaba a la oficina del ministro y en cuestión de segundos el ascensor se colocó en marcha.

Dies segundos después la mujer llegó a su destino, al abrirse las puertas la black salió del ascensor y fue directo a la puerta de la oficina del ministro, ignorando a la secretaria la black entró con fuerza a la oficina sobresaltando al ministro quien al ver a la mujer comenzó a sudar frío.

– Alya, querida – Hablo el ministro con nerviosismo en su voz – ¿Que te trae por aquí? – pregunta con una sonrisa que pretendía ser amable pero era una completa mueca de temor.

– Sabes perfectamente mi razón, Cornelius – Hablo la black con un tono frío y venenoso, sus ojos irradiaban ira pura y parecían brillar con intensidad en un color esmeralda.

– Supongo que es por mi orden ¿No? – afirmó el ministro con más temor que antes – Así es – dijo la mujer con un tono de voz más frío que antes.

–Pero Alya. es necesario, por la seguridad de nuestros muchachos – Informo el ministro tratando de mostrarse firme con su desición.

– Créeme Cornelius, si algo sale mal pediré tu cabeza en bandeja de oro y joyas. Tienes suerte de que tu orden sea decreto del ministro pero donde no lo fuera te acabaría en menos de lo que canta un gallo – Dijo la black con veneno y un sicseo muy semejante al de una serpiente.

El ministro trago seco ante el tono de la mujer, si había algo que el hombre más temía era a esa mujer. Por eso siempre prefirió estar en su ojo bueno pero tal vez se estaba acercando más a su lista negra de lo que le gustaría.

– Te lo aseguro mi querida Alya que nada malo va a suceder – Dijo el ministro tratando de sonar convincente lo cual fue un total fracaso – Más te vale Cornelius o yo misma me encargaré de verte en la ruina – sentenció la mujer para luego girar en sus talones y desaparecer por la chimenea del hombre.

Lᴇɪᴅʏ Bʟᴀᴄᴋ, Lᴀ Rᴇɪɴᴀ Dᴇ Sʟʏᴛʜᴇʀɪɴ Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ